Por Centro de Economía Política Argentina (Cepa)
A lo largo del año 2018 Argentina ha registrado datos macroeconómicos que reflejan la desmejora en variables centrales del orden productivo y financiero, entre las que se cuentan la retracción del producto bruto interno y la caída del consumo doméstico, la inversión y el empleo. Sumado a esto, el impacto financiero que causó la devaluación de la moneda local (en enero de 2018 el dólar cotizaba a $20 y para marzo de 2019 ya toca los $43, lo que representa un 115%) y la política monetaria que fijó tasas superiores al 40% a partir de mayo de 2018, y a la fecha se aproximan al 70%. Asimismo, los altos índices inflacionarios que viene acumulando la economía argentina desde el 2016 (49,3% en 2016, 25% en 2017, 47,6% en 2018 y 6,8% entre enero y febrero de 2019) ubican a la misma como hiperinflacionaria según la normativa contable internacional. Esto habilita el ajuste por inflación en los balances deteriorando los indicadores financieros de las compañías.
Informe
En su último informe sobre la realidad de la Argentina, FORBES indicó “La situación económica de Argentina se puede explicar por su nivel de endeudamiento, que aumentó 20 puntos porcentuales del PIB entre 2017 y el segundo trimestre de 2018, alcanzando una deuda pública de 77,4% del PIB, de acuerdo con la Cepal”, colocando a la Argentina en situación de “colapso económico”.
La crítica situación de la economía real pareciera no sólo afectar al tejido productivo pyme. Este universo consta de alrededor de 600 mil empresas pyme que se encuentran atravesando problemas financieros, por lo que muchas de ellas se vieron obligadas a cerrar sus puertas (como se ha reflejado en informes previos de Cepa). La coyuntura económica actual es de tal magnitud que existen alarmas que permiten inferir que también son afectadas las empresas de mayores ventas en sus rubros. Siguiendo esta hipótesis, el presente informe tiene por objetivo analizar qué tipo de impactos se identifican entre las empresas de mayor tamaño o cuyas ventas lideran los rubros de actividad en que se ubican.
Sobre un relevamiento de 63 “empresas líderes” del mercado local realizado por la Revista Mercado, y a partir de la información en los medios de comunicación y balances, se observó que entre 2018 y 2019 el 21% de los casos analizados (13 de 63 empresas) presentaron problemáticas relacionadas al sostenimiento del empleo, el 15% (9 de 63 empresas) mostraron problemáticas financieras y el 16% (10 de 63 empresas) reestructuraron planes de producción o cancelaron inversiones.
Si se analizan los rubros afectados, resalta que las empresas dedicadas al consumo fueron las más afectadas durante el período. Sin embargo, en un contexto de altas tasas e inflación elevada, se percibe que también sufrieron dificultades las empresas energéticas (en menos medida y con herramientas para cubrir mejor el riesgo), aún con tarifas dolarizadas e inviables para el desarrollo de la economía real. Se perciben casos claves de empresas que redujeron personal, perdieron ingresos, o postergaron inversiones como en el caso de Tenaris, Volskwagen o Unilever.
Mientras en 2016, el gobierno anunciaba un plan de desarrollo a través de la salida exportadora con incorporación de valor en la cadena productiva de alimentos, en 2018 las empresas más relevantes del sector se encuentran en crisis -Molinos Cañuelas- o presentaron pérdidas importantes -ARCOR, Molinos Rio de la Plata, Mastellone- por $2.680, $1.876, $2.191 y $2.346 millones respectivamente. El sector de la alimentación ostentó el uso de la capacidad instalada más bajo desde el 2001. ? Se percibe asimismo un contexto de despidos, endeudamiento y ruptura de la cadena de pago con impacto en otras empresas, que genera una ola expansiva hacia el sistema en su conjunto. Los guarismos muestran que, para las empresas analizadas, se produjeron casi 7.300 despidos sobre un total de 44.780 empleados (16,3%), más de $ 893 MM en cheques rechazados, y deuda impaga con el sistema bancario local por $ 8.600 MM. Es de destacar que también en esta dimensión, las empresas más afectadas sean de la lechería y el complejo harinero y aceitero, sectores que la gestión de gobierno considera prioritarios en su estrategia de inserción en la economía mundial.
Del análisis de los resultados de 80 estados contables surge que la industria presenta un incremento del 73% en las ganancias operativas entre 2018 y 2017, pero presenta, por efecto de la devaluación, una pérdida de 15% en los estados financieros. Estos resultados se explican principalmente por el efecto que tracciona al alza Ternium, ya que, si excluimos a esta, los resultados serían 42% de incremento en el resultado y 65% de caída en el financiero.
Con peores guarismos podemos observar el segmento Real State (incluida la construcción y la inversión inmobiliaria), donde el resultado operativo cae 61%, mientras que el financiero lo hace en 36%. Aquí, si excluimos el efecto tracción que genera Sociedad Comercial del Plata, observaremos que las caídas se acentúan con 72% y 119%.
Un caso paradójico es el del Agro, el cual presenta un avance en el mundo de los rojos financieros del 222% en dichos resultados, mientras que en sus resultados operativos había consolidado un incremento del 494%, posiblemente por efecto comparativo respecto a la sequía de la cosecha anterior. Vale decir, la devaluación afectó al agro en 2018, traccionado por Agrofina y San Miguel, quienes perdieron $ 1.862 y $ 1.404 MM respectivamente.
En la vereda opuesta, el sector bancario, aumentó sus resultados operativos 79% y netos en 76%.
El sector energético lo hizo en prácticamente 125% para ambos casos, destacando Central Puerto, Pan American Energy e YPF. Paradójicamente, Edenor presentó saldo negativo en sus resultados financieros de 2018, siendo otra de los afectadas por la devaluación.
Finalmente, el sector servicios y comercio incrementó 49% sus resultados operativos mientras que redujo un 84% los financieros, siendo Dietrich, Autopistas del Sol Clarín los que en 2018 afrontaron pérdidas.