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La crisis poselectoral de EE.UU. no es la misma que la de 2000, al menos por ahora

"Al menos por ahora, no estamos frente a una reedición de la elección de 2000. Esa vez, había una diferencia de menos de un punto porcentual en un solo estado y lo que estaba en cuestión era el recuento, no la legitimidad de los votos", dijo la doctora Rachel Cobb de la Universidad de Suffolk

Estados Unidos no vivía una jornada poselectoral con tanta incertidumbre desde la debacle de 2000 en Florida pero, pese a que el presidente Donald Trump revivió el fantasma de unos comicios definidos por la Corte Suprema, el escenario aún está lejos de parecerse al de 20 años atrás, cuando todo dependía de un solo estado y el reclamo republicano era volver a contar los votos, no anularlos.

«Al menos por ahora, no estamos frente a una reedición de la elección de 2000. Esa vez, había una diferencia de menos de un punto porcentual en un solo estado y lo que estaba en cuestión era el recuento, no la legitimidad de los votos», explicó a Télam la directora del Departamento de Gobierno de la Universidad de Suffolk, en Boston, la doctora Rachel Cobb.

«Hoy aún no sabemos con exactitud si estamos frente a un margen tan pequeño. Además, quizás ni siquiera se defina en un solo estado», agregó.

Aún hay seis estados por definirse. En cinco de ellos, la diferencia es de entre uno y dos puntos porcentuales:

1. Nevada, donde el escrutinio se frenó con una ventaja a favor del candidato demócrata Joe Biden y recién se reanudará el jueves.

2. Georgia, donde aún faltaban contar 200.000 boletas y Trump mantenía una ventaja de unos 86.000 votos, la mayoría de los condados más poblados.

3. Carolina del Norte, en donde, con 94% escrutado, la ventaja a favor del mandatario era solo de unos 76.700 votos.

4. Wisconsin, en donde con casi todos los votos escrutados, la ventaja de Biden era solo de alrededor de 20.000 sufragios.

5. Michigan, un estado con una situación similar y una ventaja para el opositor de apenas unos 31.000 votos.

6. Pensilvania, el estado con menos votos escrutados hasta ahora, donde aún faltaban contar más de 1 millón de boletas emitidas por correo y un número incierto que pueden ser entregadas a lo largo de esta semana.

A Biden le alcanza con ganar Nevada y dos de los tres últimos estados -los distritos claves del antiguo cordón industrial del Noreste-, mientras que Trump puede perder Nevada, pero necesita cuatro de los cinco estados restantes.

«No sabemos cómo quedará el mapa, pero sí sabemos que no parece que todo dependerá de un estado como en 2000», concluyó Cobb.

Otra gran diferencia es la ambigüedad deliberada con que Trump anunció en la madrugada del miércoles que apelaría a la Corte Suprema.

Por un lado, denunció que el escrutinio «se detuvo» y «mágicamente» las ventajas a su favor «desaparecieron» en varios de estos estados clave.

El mandatario sostuvo que el giro fue «muy extraño», aunque analistas de todo el espectro político coincidieron en que se debió al ingreso de votos de distritos más favorables a la oposición demócrata y de votos emitidos por correo, con una tendencia similar.

En medio del escrutinio, Trump mezcló esta acusación velada con una denuncia explícita: dijo que se está cometiendo fraude, pidió no contar los votos por correo que no llegaron a ser escrutados durante la noche electoral y prometió apelar ante la Corte Suprema.

«No veo un sustento legal aún para ir a la Corte Suprema. Los estados manejan los escrutinios y tienen sus propias reglas. La única razón para apelar ante la Corte es que se hayan violado los derechos de alguien. Pero no entiendo cómo contar los votos por correo después de la noche electoral, como se hace siempre en Estados Unidos, puede ser violar los derechos de algún ciudadano», explicó el encuestador y analista electoral John Zogby.

Cobb coincidió. «A menos de que se haya violado una regla electoral, no se puede desafiar un resultado o el escrutinio en la Justicia. Por ahora, no veo violaciones de las leyes electorales, de hecho el proceso se desarrolló muy bien dado este momento de pandemia y tras tantos cambios de reglas para facilitar el voto», explicó la académica.

En 2000, la Corte Suprema terminó interviniendo para definir la legitimidad de los sucesivos recuentos en Florida; hoy todo indica que Trump intentaría que el tribunal anule votos emitidos por correo, un rol y una responsabilidad que para muchos analistas es muy distinta y podría incomodar hasta algunos jueces conservadores.

Pero Zogby sí pronostica recuentos, y en varios estados.

«En todos los estados en los que la diferencia es muy pequeña creo que ambas campañas buscarán recuentos, y eso tomará más días. Y dependiendo la contundencia de los resultados de esos recuentos, luego se podrá apelar a la Justicia. En otras palabras, potencialmente tenemos un desastre entre manos», alertó el reconocido encuestador.

Poco después del pronóstico de Zogby, el director de la campaña presidencial oficialista, Bill Stepien, anunció que pedirán un recuento «inmediato» en Wisconsin, aunque legalmente deban esperar varios días para poder hacerlo. Poco después, sumó un recurso ante la Justicia de Michigan para frenar el escrutinio hasta que se les garanticen «acceso» al proceso.

Los anuncios de Stepien generan al menos una certeza: aun si algunos o la mayoría de los seis estados finalizan su escrutinio y declaran un ganador esta semana, Trump no está listo para aceptar una eventual victoria de Biden.

La gran pregunta entonces es, ¿hasta dónde está dispuesto y tiene apoyo el mandatario para arrastrar esta crisis poselectoral?

Para Zogby, los resultados, aunque parciales, sí describen un escenario nacional que en nada ayuda en esta crisis: «Trump no fue repudiado por la sociedad y Biden, incluso si ganó, no arrasó. Estamos en el mismo lugar que estuvimos casi todos estos últimos 20 años, en un empate».

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