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La crítica situación que vive el rugby amateur argentino, el lado B que nadie quiere mirar

El Alto Rendimiento que lleva adelante la Unión Argentina con éxito se sustenta con los aportes que surgen del rugby de base, pero a este estamento vuelve muy pocos recursos. La dirigencia del interior hizo saber sobre la situación pero desde los escritorios de Martínez miran para otro lado.

Un hecho positivo para el rugby argentino fue la aparición de Pampas y Dogos XV, pero esta historia tiene un lado B que no debe ocultarse. En 2023 por primera vez se contó con dos franquicias o equipos profesionales, que participaron del Súper Rugby Américas y que protagonizaron grandes duelos. Por otro lado, los clubes continúan aportando jugadores y recursos humanos para la estructura de Alto Rendimiento de la Unión Argentina, pero no sólo no reciben nada a cambio, sino que además cada día se hace más difícil mantener planteles competitivos.

Sin lugar a dudas que el profesionalismo llegó para quedarse y pelear contra ello sería una lucha con final anunciado. Poder desarrollar jugadores fronteras adentro en dos equipos es muy positivo, pensando en que tanto Pampas como Dogos XV cuentan con jugadores en edad de vestir la camiseta de Los Pumitas, y también acortar distancia con el seleccionado mayor, aunque para poder estar en la elite de los jugadores argentinos, hay que jugar en Europa.

Nicolás Galatro, head coach de Dogos XV, tuvo en 2023 el segundo año como DT en un torneo sudamericano.
Crédito: Prensa UAR / Gonzalo Prados

Otro punto a favor, es que también se desarrollan entrenadores, como es el caso de Nicolás Galatro. El octavo surgido en Olivos, con paso importante por Duendes, es también el Director de la Academia del Litoral, ha sumado experiencia internacional con Cafeteros (Colombia) en 2022 y ni hablar con la franquicia cordobesa en 2023. Y sus colaboradores directos: Diego Ghiglione y Stefano Ambrosio, también han crecido y son recursos propios con los que cuenta la Unión Cordobesa y todo el rugby de la Docta. Otro ejemplo, es el caso de Javier Sorbera, en 2023 fue Manager de Dogos XV, realizando una gran labor, que lo llevó a ser sumado al staff de asistentes de Los Pumas en la última Copa del Mundo.

Para 2024 una de las apuesta de la UAR está en Juan Manuel Leguizamón y todo su equipo en Pampas (el rosarino Nicolás Vergallo y Rodrigo Martínez). El Alto Rendimiento no sólo necesita jugadores, también entrenadores y personas que trabajen en distintas posiciones de organización y logística.

Todo ese Mundo se sostiene con el aporte del rugby amateur: Jugadores, entrenadores, managers, etc, etc, surgen del rugby de clubes. Aunque todos asientan que esto sucede hay que aclararlo, porque parece que desde los escritorios de Martínez, o la visión está nublada o padecen memoria selectiva. Estos recursos no crecen solos, hay todo un trabajo de años, desde la captación hasta la formación.

Juan Leguizamón, head coach de Pampas junto a sus asistentes el rosarino Nicolás Vergallo y Rodrigo Martínez. Crédito: Prensa UAR

La gran mayoría de los clubes de rugby sólo cuentan con ingresos económicos, que surgen de la cuota societaria y con ello hacen malabares e incluso  milagros para poder sostener la estructura. Porque cada día el Alto Rendimiento absorbe una mayor cantidad de recursos humanos, afectando el nivel del rugby de base.

Hoy el rugby de base necesita recursos de todo tipo. La competencia Regional es aceptable, se hace un gran esfuerzo para poder mantener o subir un escalón en ese sentido.

Se necesita desde capacitaciones de todo tipo, hasta el trabajo de desarrollo de árbitros, que es una gran deuda de la UAR, que hoy se sostiene por el gran trabajo en solitario de Cristián Sánchez Ruiz. “El nivel del juego mejora, si el nivel del arbitraje sube”, es una máxima que no se discute.

Ampliar el Torneo del Interior a un nivel más, para que más equipos participen en una competencia de mejor nivel que el regional, podría ser un aporte que sume. Otro sería contar con televisación de todos los partidos en el nivel A, para poder potenciar a los clubes y que puedan mostrar por una pantalla caliente sus sponsors.

Es cierto que la UAR tiene un presupuesto austero, si se lo compara con otras Uniones, pero si la entidad Madre del Rugby albiceleste no ayuda a los clubes amateurs, y los manda a organizar rifas o a ser más ingeniosos en la búsqueda, junto con críticas, lo más probable es que la planta que da frutos, indefectiblemente se va a secar.

Algunos dicen que hay que leer la historia post 1930 del fútbol argentino, con la llegada del profesionalismo y que al rugby podría sucederle lo mismo.

Estamos a tiempo. Seguir trabajando para que profesionalismo y amateurismo puedan convivir, sin que el poder del dinero aplaste al otro. El temor o incógnita es dónde va a terminar todo esto, y que rugby amateur la Argentina va a tener en el futuro.

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