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La “Cuestión Malvinas” y su raíz en el imaginario de la sociedad argentina

En su libro, los historiadores María Inés Tato y Luis Esteban Dalla Fontana proponen una mirada que dé carnadura y haga inteligibles las representaciones colectivas en torno a las islas y señalan la importancia de hacer un estudio social sobre la relación de los argentinos con ese territorio

Paulo Menotti / Especial para El Ciudadano

El 2 de abril de 1982 muchos argentinos y argentinas se desayunaron con la noticia de la recuperación militar de las islas Malvinas que dio inicio a la posterior guerra. También, muchos de ellos notaron la existencia de ese archipiélago del sur argentino aunque, en realidad, otra parte de la sociedad ya tenía presente a esa geografía insular de nuestro país.

De hecho, a lo largo de todo el siglo XX se fueron intentando acciones en favor de la recuperación de las mismas, incluso más allá del sector castrense, como fueron los casos  de políticos, artistas y grupos nacionalistas, entre otros. Los historiadores María Inés Tato y Luis Esteban Dalla Fontana en su libro La cuestión Malvinas en la Argentina del siglo XX. Una historia social y cultural, que intenta ir más allá del legado del conflicto bélico y propone “una mirada social, que da carnadura y hace históricamente inteligibles las experiencias y las representaciones colectivas en torno a ella y sus transformaciones a lo largo del tiempo”.

Los directores del texto señalaron por qué es importante hacer un estudio social sobre la relación de los argentinos con las Islas Malvinas, además de expresar su importancia y cómo conmovió al país la Guerra del Atlántico Sur.

Más allá de la guerra

“La «cuestión Malvinas» precede y excede al conflicto armado de 1982 y está profundamente enraizada en el imaginario de la sociedad argentina. La historia social contribuye a la comprensión de la significación profunda que tuvo –y tiene– Malvinas para los argentinos, antes, durante y después del conflicto del Atlántico Sur.

En el libro tratamos de rastrearla retrospectivamente en diferentes momentos de la historia argentina del siglo XX en los que fue gestándose un conjunto de sentidos y representaciones colectivos acerca del diferendo con Gran Bretaña sobre los que luego se sustentaría el apoyo social al conflicto”, explicó Tato frente al interrogante de por qué estudiar Malvinas desde una perspectiva social.

“El enfoque social permite mostrar además que la historia de la Guerra de Malvinas no se restringe a la historia de las operaciones militares desarrolladas en el archipiélago austral, sino que también abarca la historia de la sociedad en guerra: a los combatientes y a los civiles, a la solidaridad y al distanciamiento social respecto del conflicto, a las evaluaciones contradictorias a que dio lugar en la posguerra”, refirió la historiadora y afirmó: “El estudio de la «cuestión Malvinas» sin dudas se enriquece con una mirada social, que da carnadura y hace históricamente inteligibles las experiencias y las representaciones colectivas en torno a ella y sus transformaciones a lo largo del tiempo”.

La importancia de las islas

“Considero que las islas Malvinas tuvieron y tienen un rol geopolítico y estratégico que alcanza una dimensión mucho más extendida y comprometedora de lo que a veces se explica, se enseña y –lo que resulta aún más serio– se aprende.

Si empleamos a la geopolítica sobre la base de su conceptualización más básica, queda demostrado históricamente la influencia que tuvo el Archipiélago en las decisiones políticas de Argentina y Gran Bretaña y la proyección que ellas tuvieron sobre las relaciones internacionales entre ambos países y de estos con el resto del mundo”, expresó Dalla Fontana.

“Desde su descubrimiento, pasando por las primeras acciones y manifestaciones explícitas –incluyendo la guerra de 1982– en torno a mantener o ganar el control sobre las Islas Malvinas y su zona de influencia, hasta llegar a las últimas medidas en el marco de la política exterior, “queda claro que el asunto no se reduce a los once mil kilómetros cuadrados de su superficie sino que se proyecta hacia los cuatro puntos cardinales y gravita sobre la orientación de las relaciones exteriores”, agregó el historiador.

Su ubicación geográfica, los recursos que las rodean, las posibilidades que otorgan a la naturaleza y a los intereses políticos de Gran Bretaña, entre otras tantas cuestiones, “demuestran el impacto y la trascendencia geopolítica de las Islas Malvinas”, recalcó el ex decano de la Facultad del Ejército.

Un antes y un después

La Guerra de Malvinas marcó un antes y un después para la sociedad argentina y su relación con el Archipiélago de la que no dudan los autores.

“Sí, sin dudas es así. Y esta es una de las razones por la que iniciamos una investigación histórica de la guerra con un enfoque sociocultural. La variación de tal relación puede verse, por ejemplo, al recordar algo tan simple como que antes de la guerra, la Marcha de las Malvinas (de Carlos Obligado y José Tieri), compuesta en 1940, casi no se entonaba y que luego de abril de 1982 hasta hoy se escucha en cada conmemoración, masiva o reducida, pública o interna. Por caso, las bandas militares que yo había escuchado hasta el inicio de la guerra jamás la habían interpretado, pero, desde aquellos días hasta hoy, todos los desfiles militares rutinarios –no solamente los que se realizan en las fechas patrias– se inician con sus acordes y sus estrofas se cantan a viva voz”, explicó Dalla Fontana y agregó: “Desde ese simple hecho hasta los temas de la alta política vinculados con las Islas Malvinas forman parte del imaginario colectivo de la Argentina.

Se escribe, se lee, se estudia, se conversa sobre ellas, sobre la guerra, los combatientes y sus familiares, sobre el armamento y la tecnología de uno y otro bando, se las evoca, se hacen conmemoraciones y homenajes. Deben ser muy pocas las localidades de nuestro país en las que no exista una plaza, una calle, un monolito o memorial que se refiera a todo aquello”.

En ese sentido, tanto la guerra como el deseo de soberanía argentina sobre Malvinas, para Dalla Fontana “ha generado admiración, controversias, aprobación, rechazo, rupturas, discriminaciones; sigue siendo motivo de disputa, de angustia, de orgullo, de culpas, de exaltaciones, de asociaciones y representaciones culturales y emocionales del más diverso alcance”.

“Estoy convencido de que la ciudadanía argentina se relaciona de forma diferente con las Malvinas, completamente diferente de cómo lo hacía antes de la guerra. Los días desde abril a junio de 1982 y la posguerra fueron, son y seguirán siendo períodos en los que la sociedad argentina como tal y sus integrantes de forma individual han construido un vínculo con las Islas que tiene motivaciones y características propias y disimiles que, estoy seguro, seguirá extendiéndose y hará factibles otros estudios desde un enfoque histórico social y cultural de los hechos”, afirmó el también licenciado en Educación por la Escuela Superior de Guerra.

Una sociedad conmovida

“Como en toda guerra moderna, el gobierno argentino recurrió a la propaganda para estimular la movilización de la sociedad. Los medios masivos de comunicación –de los que la sociedad estaba más pendiente que nunca para el seguimiento del conflicto– fueron piezas claves en esa estrategia, que apeló a la “cuestión Malvinas” como principal argumento movilizador”, expresó Tato.

Al mismo tiempo, la investigadora señaló que existió un “extendido consenso social que acompañó a la guerra durante sus 74 días de duración; no reposó exclusivamente en la omnipresencia de la propaganda de guerra.

También se fundó en la activa auto-movilización de la sociedad, en la que incidió la gravitación histórica de la “cuestión Malvinas” a la que aludimos antes. Suele señalarse la icónica postal de la Plaza de Mayo desbordada por una multitud el 2 de abril de 1982 como indicio del consenso social alrededor de la guerra”.

Por último, Tato también se refirió a un respaldo social que “se canalizó también a través de variadas iniciativas más silenciosas: el alistamiento de voluntarios dispuestos a servir en la guerra, campañas de recolección de fondos para sostener el esfuerzo bélico, el envío de cartas y objetos diversos a los soldados por parte de alumnos de distintos niveles educativos de todo el país, etc.

La arraigada convicción que predominaba en la gran mayoría de la sociedad acerca de la legitimidad del reclamo argentino sobre las Islas fue fundamental para el respaldo que recibió la iniciativa oficial, contra la que sólo voces aisladas se levantaron en esa coyuntura”.

 

La cuestión Malvinas en la Argentina del siglo XX. Una historia social y cultural

Directores del libro: María Inés Tato y Luis Esteban Dalla Fontana

Prohistoria ediciones  / 2020

184 páginas

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