Fuente, Política Argentina
El último reporte anual de la DEA encendió alarmas sobre la situación argentina frente al tráfico y lavado vinculados al fentanilo. El organismo norteamericano, que ya había señalado las debilidades de control fronterizo en el NEA y NOA, sumó este año a Tierra del Fuego a la lista de puntos críticos.
Según el documento, las zonas francas y el área aduanera especial carecen de controles suficientes para prevenir contrabando de dinero y drogas, en un contexto donde el país enfrenta recursos limitados en su Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y bajas tasas de condenas por narcotráfico.
El informe recuerda que esta droga, cien veces más potente que la heroína, ya había sido detectada en casos como Puerta 8 (2022) y en operativos en Misiones, la Ciudad de Buenos Aires y Villa Fraga, aunque sin evidencias de grandes organizaciones operando de forma sistemática en el país.
En su evaluación, la DEA combina elogios y críticas: celebra cambios legislativos y la formación de agentes argentinos en sus cursos, pero advierte sobre la economía informal, el contrabando y la corrupción como factores que favorecen el lavado.
Además, destaca que la apertura comercial y la liquidez del sistema financiero local amplían la exposición a delitos financieros y al narcotráfico.
Mientras tanto, las autoridades provinciales y nacionales minimizan la existencia de un mercado clandestino de fentanilo a gran escala, aunque reconocen que la tendencia regional obliga a reforzar la detección.