A pocos meses de las elecciones que consagrarán presidente, gobernador e intendente, entre otros cargos, los políticos hacen todo lo posible para preparar en silencio los diferentes armados. Como en la primera mano del truco, todos hacen señas, mienten, exageran, esperando sorprender en la última mano con una carta salvadora. Especialista en leer esas señas y proyectar posibles escenarios electorales, el consultor político y docente de la UNR, Lucio Guberman, repasó en diálogo con El Ciudadano las posibles combinaciones de cara al proceso electoral que todavía no tiene fecha cierta. Efecto Massa, frente de frentes, la postura de Perotti, los libertarios, todo fue parte del análisis.
—¿Con qué elector nos vamos a encontrar este año? ¿Cómo se percibe el ánimo de la gente después de dos frustraciones seguidas?
—Claramente hay una decepción de la gente con la política, la verdad es que eso parece ser una marca de la época que no va a ser fácil de borrar para la elección de este año. Porque hay un fracaso de un gobierno en curso, que ya se ve como un gobierno que –aunque logre en este año estabilizar un poco la economía y demás– tiene tres años de malaria para atrás. Lo pongo en términos más personalizados: que a Massa le vaya más o menos bien en su gestión no salva los tres años de Alberto Fernández. Entonces tenés tres años malos de Fernández, un signo de interrogación de lo que puede hacer Massa, si acomoda un poco esto sería una versión. Pero vos tenés un fracaso también del gobierno de Macri de 2015-2019, con lo cual, aún con la grieta y con gente de uno y otro lado diciendo que los otros son peores, ya no es tan claro que haya un grupo que diga que los propios son mejores. Entonces se atrincheran en el menos malo, o en el malo más afín por cuestiones ideológicas o de identidad partidaria, pero en un clima pesimista, de decepción de lo que obtuvieron de sus propios gobiernos, tanto amarillos como azules. En la decepción no hay grieta.
—¿Con qué escenario nos podríamos encontrar en la elección nacional? Uno puede imaginarse que el Frente de Todos se podría encolumnar detrás de Sergio Massa, si le va bien; JxC tendrá que resolver la interna, y después están los sectores de Milei, la izquierda, y Schiaretti, al menos por ahora.
—El factor Massa es el factor ordenador, porque si a Massa le va bien el Frente de Todos va a seguir unido, y le deja poco margen al experimento de Schiaretti, al peronismo de centro, porque Massa ya transitó la ancha avenida del medio. Y si ahora en lugar de ser Cristina la principal referencia del FdT es Massa, es una habilitación de ingreso para todos. Más allá de que todo lo que haga Schiaretti hay que mirarlo más desde Córdoba que desde el país. Ya había hecho un blooper en 2019 cuando los hizo esperar a todos los del peronismo de centro, con que resolvía Córdoba y les ponía el hombro, y terminó de ser electo en Córdoba y se fue de vacaciones, literal, no es una metáfora. Entonces, ahora también el tablero cordobés está movido y hay que leer todo lo que está haciendo Schiaretti más para consolidar la victoria del peronismo cordobés que para generar una alternativa nacional, con lo cual no le doy tanta relevancia al factor Schiaretti, por ahí me equivoco, pero creo que tiene que ver más con Córdoba que con el país. Y después lo que sí hay que seguir es la hipótesis de que a Massa el vaso se le siga llenando. No va a estar lleno para las elecciones, pero por lo menos va a poder discutir a partir de que algo de agua volvió a tener. Hay que ver cómo impacta eso en JxC, por un lado en Larreta, esta idea de que Massa y él son parecidos en lo que pueden hacer como política pública, como dirigentes muy establishment y muy pocos disruptivos, hay que ver cómo lo trata electoralmente esa dificultad de diferenciarse. O sea, si la gran diferencia de Larreta con Massa es que él es el del centro no peronista y Massa el del centro peronista. No sé si le alcanza. Y del otro lado, los más duros de la coalición, los llamados halcones, sea Macri o sea Bullrich, tienen una discusión más parecida a la de Milei que a la de Larreta para dar. ¿Eso se mantiene unido y van en una Paso a definir las candidaturas entre halcones y palomas, o los halcones están más cerca de dirimir sus candidaturas con un Milei que los viene recortando? Acá el juego es mantener a la coalición unida. La de gobierno es más fácil porque el gobierno te ayuda a conseguir incentivos, positivos y negativos, para los que vos querés mantener en la coalición y para estimular a los otros a dividirse. Y cuando vos no estás en el gobierno, la unidad es mucha gimnasia política, mucha rosca, y no es tan fácil mantener una coalición con alas muy diversas. Entonces creo que ahí va a estar el dilema. Y en las provincias uno ve en varios distritos que a Juntos por el Cambio le cuesta calmar su interna y decir “bueno, vamos a las Paso y ya”.
—Es decir, un Massa que logre bajar unos puntos la inflación y se consolide como el nuevo referente del FdT le bajaría un poco las posibilidades a JxC, tanto al sector de halcones como al de palomas.
—Sí, le subiría las chances electorales al peronismo y debilitaría a halcones y palomas. A las palomas porque si el peronismo se corre al centro es gobernabilidad garantizada por el peronismo, y a los halcones los debilita porque la pelea ya no es contra Cristina, es contra un peronismo mucho más al centro y con más dificultades de enfrentar. La misma operación que había hecho Cristina en el 2019, pero ahora en lugar de por un acto de magia política de Cristina, por varios actos de magia económica de Massa. Él dice que no es magia pero el chiste es que si él sigue logrando sacar conejos de la galera va a mantener la expectativa.
—Me imagino que a Milei le va igual que a los halcones en esta pelea.
—Sí, lo que te digo para los halcones de Juntos por el Cambio vale para Milei. Por eso es interesante saber si se ven en una general o se ven en una Paso los halcones y Milei.
—Una Paso entre Bullrich, Macri y Milei.
—Que armen otra cosa, una cosa más definida de derecha, porque para Milei ir a JxC es ceder ante la casta, ceder ante Larreta, ante los que él viene criticando. En cambio, si se salen líderes importantes como Bullrich o Macri, de Juntos por el Cambio, para hacer una primaria con Milei denunciando que Larreta termina siendo igual a Massa, con esta idea del 70%, bueno ahí se arma algo interesante. No digo que sea el escenario más probable, pero digo que no hay que descartarlo porque en la medida en que Massa siga teniendo éxitos, aunque sean muy acotados, el discurso va a cambiar, y la expectativa va a cambiar.
—Y se va a fortalecer el armado de un sector más radicalizado para enfrentar a un gobierno que algo más de dominio para componer las cosas.
—Exacto, a Larreta criticarlo igual le va a costar. Va a ser una propuesta de lo mismo con más prolijidad. Y a la prolijidad de Larreta le van a contestar con la gobernabilidad del peronismo. Entonces queda muy difícil la ecuación. Y los halcones van a tener la tentación de decir que Massa está emparchando todo, pero el barco es el mismo y que si acá no hay un cambio radical vamos a volver a sufrir. Entonces, me parece que tienen, por lo menos en términos discursivos, un poco más de espacio para ser una oposición que rechace al peronismo. Si la economía no se desbarata por completo, la oposición termina siendo una posición ideológica o partidaria, de impugnación al peronismo, a la imposibilidad de mantener juntos a ese grupo heterogéneo que es el FdT, que se juntan para ganar la elección y después se pelean, como ya se pelearon, bueno, todo ese discurso le queda mejor a los halcones que a Larreta.
—En un escenario en el que a Massa se le escapen las variables económicas y no pueda controlar la inflación, ¿qué pasaría?
—Si a Massa le va mal queda claro que las dos versiones de Juntos por el Cambio tienen más chances, pero ahí el problema que va a tener Larreta es decir que al centro le va mal, y tiene muchos incentivos el ala más dura para decir basta de gradualismo, le va mal porque no hace lo que tiene que hacer, al final hay que dejar de dar vueltas y hacer las reformas estructurales. Entonces sería un discurso electoralmente difícil, pero tendría un contexto donde lo podría intentar. Las reformas estructurales en la Argentina nunca fueron anunciadas electoralmente. Se hicieron después de ganar con un discurso bastante ambiguo, como Menem, de la revolución productiva y el salariazo a la apertura económica y todo lo que ya se sabe. En este caso, es posible que se anuncien las reformas estructurales pendientes como un plan de campaña. Por lo menos el Macri del “Para qué”, el segundo libro, está muy en esa línea.
—En la provincia, ¿el peronismo santafesino depende de Massa también o tiene autonomía?
—Tiene autonomía porque siempre el gobernador saliente, como dicen en la jerga, tiene la lapicera. Si Massa es el candidato nacional del peronismo, va a haber una negociación probablemente entre Perotti y Massa, pero entiendo que más allá de los ruidos y los roces que se vieron en los últimos tiempos, sobre todo me refiero a Perotti y Lewandoski, y demás, da la sensación de que un peronismo que tiene todo unido enfrente para ganarle va a buscar acuerdos para ganarse competitividad. Candidatos tiene como para armar la grilla de cinco en las ciudades importantes y pelear la provincia. Pelear, como dicen muchos, con Perotti la Cámara de Diputados, ser competitivo en Rosario, donde tiene varios candidatos a intendente, con lo cual me da la impresión, repito lo mismo que para lo nacional, que el que tiene el gobierno tiene un plus a la hora de mantener la unidad porque tiene muchos recursos para premiar y castigar, y eso ayuda siempre en política a conducir el proceso.
—El oficialismo en la provincia da la sensación de que pretende imponer un candidato que hasta ahora los números no le dan. ¿Podría funcionar el dedo de Perotti para levantar a un candidato o se abra un escenario de proponer a los que están más posicionados en el electorado?
—Lo normal es que haya una negociación. Uno tampoco se imagina que faltando tanto tiempo un gobernador, y más del estilo de Perotti, duro para la negociación política y demás, diga con tanta anticipación “no tengo candidato, a ver quién quiere ser”. Eso no existe, entonces no es raro lo que estamos viendo y no lo tomo como una señal de que el peronismo esté roto o que vaya a una Paso dura como fue la del 2021. Me da la impresión de que también hay gente dentro del peronismo que está casi obligada a jugar, más allá del acuerdo de Perotti y Massa: Toniolli, Busatto, Cleri, si no son parte de un acuerdo más amplio, son jóvenes y de la única manera de que se van a terminar de instalar es con una campaña, con una campaña provincial. Tienen incentivos para precandidatearse, pero me parece que el trazo grueso va a pasar más por la negociación Perotti-Massa. Por ahí va a ir la cosa.
—Yendo al frente de frentes, ¿la sumatoria de partidos implica sumatoria de votos? ¿El aglutinante es ponerse en contra del peronismo?
—La idea de que la sumatoria te da como en la matemática, en la política no se comprueba. Primero el frente de frentes tiene que terminar el proceso de construcción. Me parece que hubo claros avances pero después de todos esos avances, otra vez, cuando lo hacés desde la oposición y no desde el gobierno la clave es que el armado electoral cierre. Y yo ahí veo dificultades para meter a todos en lugares que cubran sus expectativas, porque al no haber un liderazgo único, la desaparición física de Lifschitz dejó todo muy abierto, cada uno en el frente de frentes puede ser lo que su imaginación le diga que puede ser, entonces es difícil ordenar cuando vos tenés esas pretensiones. Tienen que quedar conformes en esa negociación el sector de Pullaro, que está lanzado, el sector de Javkin que es intendente de Rosario y hasta ahora dice que quiere ser gobernador, aunque nadie descarta que intente la reelección, el sector del radicalismo santafesino, al sector de Galdeano, con Losada, Scarpin, y demás. Y tenés al PRO de Angelini. Y el socialismo, que también hay que acomodarlo. Y tienen que quedar todos conformes con el armado. La idea de ganarle al peronismo es un buen incentivo a la unidad pero después si las piezas del rompecabezas no cuadran… la verdad es que son muchos grupos y es difícil. Vos tenés una candidatura a gobernador, una a vice, tenés la lista de diputados, pero ahí tenés la dificultad de que si va Perotti no está tan fácil hacerse la expectativa de triunfo en esa categoría, bueno, es un rompecabezas complicado, como esos rompecabezas que tiene varias piezas del mismo color, donde saber adónde van es complicado.
—El radicalismo aparece como articulador, pero es verdad que son varios sectores. Habría que ver si se despeja eso con algunas candidaturas a nivel nacional, Losada por ejemplo, como para dejar un poco más sencillo el panorama radical en la provincia.
—Sí, Losada se está moviendo en los dos distritos, en el nacional y en Santa Fe. El tema es que las fechas parecen complicar ese juego y va a tener que definir una de las instancias. Lo de Losada ordenaría un poco porque ahí la primaria sería potente y la idea de una competencia te ordena. Así como el gobierno ordena la política, una competencia primaria fuerte también. Entonces creo que si Losada se confirma como candidata ayudaría a un frente de frentes más estable. Sin Losada en el escenario, la construcción es más complicada.
—¿Cuáles con los tiempos para las definiciones? ¿Hasta cuándo se van a guardar las fichas?
—Creo que va a ser hasta un poco antes del cierre de las listas, que tampoco está claro, no está el cronograma electoral pero entiendo que hacia fines de marzo, principios de abril, el juego va a estar más claro. Igual dos meses, dos meses y medio en la política argentina es un montón.
—Hablábamos de que Milei en un escenario de fracaso económico podía cobrar más volumen. ¿Puede lograr una representación aceptable en la provincia o está lejos de eso?
—Hay que verlo, todas las encuestas muestran que la marca Libertarios tienen unos ocho puntos, más o menos, de intención de voto, sin ponerle candidato. Pero luego hay que ponerle candidato, entonces si no encuentra un buen candidato en la provincia no está claro que mantenga esos ocho puntos. Sobre todo que acá el tema es que al haber primarias, si en esa instancia el candidato libertario no queda competitivo después en la general es muy probable que se desinfle frente al voto útil para gobernador.
—¿Esos puntos que puede llegar a subir a quién se los sacaría?
—Claramente al frente de frentes, en todos lados se está viendo eso, que la composición del voto Milei es un voto tan antipolítica como antiperonista. Van muy de la mano, es poco el voto peronista que va para los libertarios.
—Falta el escenario municipal. No está descartada una candidatura de Pablo Javkin, el peronismo podría tener varios candidatos potables. La última elección estuvo muy fragmentada.
—La de 2021 fue fragmentada pero fue legislativa. Para intendente yo entiendo que va a haber más de dos frentes. Pero es muy probable, algo ya se ve en declaraciones públicas de Ciudad Futura, que la idea es que haya una posición ideológica para que no gane la derecha en Rosario. Harían una primaria con el peronismo y de esa primaria puede salir un candidato o candidata muy competitivo para la intendencia. Sobre todo si no hay un intento de reelección de Javkin. La incertidumbre respecto de si Javkin va por la reelección o por la Gobernación, hace que el escenario de Rosario sea el más impredecible hasta ahora. Porque en los otros escenarios uno tiene los candidatos, acá falta saber si el candidato que es el principal predictor, porque en todos los análisis electorales toman la reelección del intendente como un predictor muy fuerte de lo que va a pasar. En general una gestión con aprobación te reelige y Javkin está ahí, si el traduce la imagen positiva de la gestión a votos hacia él tiene chances, es competitivo, entonces al faltar esa definición de si va a jugar o no te vuelve muy impredecible todo el escenario.
—¿Porque tampoco aparece claramente un candidato del frente de frentes que lo pueda reemplazar?
—Claramente no, no hay un candidato en el frente de frentes como los hay en el peronismo. En el peronismo tenés al mismo Lewandowski que también podría decidir jugar en la ciudad en lugar de la provincia y es competitivo. al mismo Roberto Sukerman, que estuvo cerca de ganar en 2019. Y ahora también hay que contarlo a Diego Giuliano, que con la impronta Massa y un ministerio a cargo es un jugador a tener muy en cuenta en el armado electoral santafesino. Y también a Juan Monteverde, si seguimos con la idea de que Ciudad Futura va a esa primaria grande del peronismo y sus aliados.