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La desesperación de una mamá para salvar a su hija de tres años de las balas

La madre de Ainará Altamirano, la chica asesinada el viernes en Garibaldi al 100 junto con su pareja y la pequeña Auriazul, dijo que su hija pudo salvar a su otra nena, de 3 años. Ahora la pequeña pregunta dónde están sus familiares. "¿Cómo se sigue con este dolor?", inquiere la abuela

Karina Reynoso no encuentra explicaciones y sólo atina a decir: “No sé por qué tanta maldad”. La mujer es la madre de Ainará Gabriela “Tahia» Altamirano, la joven de 25 años asesinada a balazos el viernes pasado junto con su pareja, Rodrigo Morera, de 27, y Auriazul, la nena de 6 hija de ambos. A menos de 72 horas del triple crimen cometido en barrio Tablada, todo es desconsuelo entre familiares y allegados. El destino quiso que la segunda hijita del matrimonio, de 3, se salvara: “La madre la empujó, cayó y en la desesperación la agarró un vecino. Ahora pregunta a cada rato cuándo vienen sus padres y su hermanita: ¿cómo se sigue con este dolor?”, se pregunta Karina.

La noche del viernes 6 de mayo, Ainará, Rodrigo y sus dos hijas se bajaron de un Nissan viejo frente al pasillo de Garibaldi al 57. “Ellos no tenían dinero y los ayudábamos siempre. Esa noche vinieron a la casa de mi mamá a buscar un bolsón de mercadería y una plata que les habíamos dejado. Yo les dije que no vengan porque era tarde, pero quisieron venir igual”, reconstruye Karina los últimos segundos de la familia masacrada, en diálogo con LT8.

Para llevar a la casa de la abuela de Ainará, encararon el pasillo largo y angosto. Fue en ese momento que empezaron los disparos. Según los peritos criminalísticos, se utilizaron dos pistolas, 9 milímetros y .40 pulgadas, que dejaron un reguero de 21 vainas. Rodrigo cayó muerto en el lugar, Auriazul y Ainará llegaron sin vida al Hospital Roque Sáenz Peña. Conmocionados por la atrocidad, los agentes de Gendarmería Nacional que llegaron primero fueron increpados por vecinos.

Primero en las redes, y luego en contacto con la prensa, Karina sintió la necesidad de aclarar que las víctimas no se metían con nadie. Y dijo que la pareja atravesaba días difíciles en lo económico, ya que Rodrigo había sido despedido en el taller donde trabajaba.

“Quiero salir a limpiar el nombre de mi hija y de mi yerno, porque eran gente de trabajo. Rodrigo trabajaba en un taller de chapería y pintura; dos semanas atrás le fue a reclamar a su patrón para que le aumentara el sueldo, porque no estaba pasando una situación económica buena. El hombre este lo echó como un perro después de más de 15 años de trabajo con él”, expuso la mujer.

Horas después del triple crimen, el jardín El Sapo Pepe, a donde concurrió Auriazul hasta 2019, publicó un mensaje en Facebook «Gracias por dejarnos ser parte de tu vida, por tus abrazos cada día al llegar al jardín, por tus sonrisas, por tu amor y dulzura de cada día. Una niña tan hermosa en todos los sentidos», sigue el mensaje compartido en Facebook.

El posteo del jardín de infantes y maternal de Alsina al 3900 cierra: «Lamentamos profundamente tu partida, guardaremos siempre en nuestros corazones todos los momentos compartidos. Tus seños siempre vamos a recordarte. Mucha fuerza a toda su familia».

Fue al cierre de los juegos Suramericanos de la Juventud en el Parque Independencia, este domingo por la noche, que familiares de víctimas de la violencia se hicieron presentes para visibilizar su dolor. Entre ellos estaba Karina, que denunció el destrato de uniformados que custodiaban en evento. “La Policía nos quería reprimir, nos trató de narcos, de negros de mierda, no queríamos que hablemos con (Pablo) Javkin, que en ese momento estaba dando un discurso”.

La marcha había sido convocada para las 19 en Pellegrini y Balcarce con la consigna «nos une el dolor».

 

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