A las puertas del cierre del año paritario (finaliza el 28 de febrero), lxs docentes e investigadorxs universitarixs nos encontramos sufriendo una situación lamentablemente ya conocida: nuestros salarios, ajustados durante 6 años consecutivos desde el 2015, pierden nuevamente contra la inflación.
La promesa del Gobierno, que indicaba el camino contrario, fue ampliamente incumplida no solo respecto a nuestro sector, sino también a los ingresos en general del pueblo argentino. Los desembolsos ya realizados al Fondo Monetario Internacional (FMI) durante 2021 y principios de 2022 no fueron gratuitos: esa plata, así como la riqueza concentrada en pocas manos, la fuga de capitales y el saqueo de las multinacionales, es la que nos faltó al conjunto de lxs trabajadorxs para recuperar algo del nivel de vida y del acceso a derechos que perdimos durante los últimos años.
En este contexto, el pasado viernes 28 de enero el Gobierno Nacional anunció un principio de entendimiento con el FMI para el pago de la deuda externa contraída por el gobierno de la alianza Juntos por el Cambio.
La montaña de deuda externa que generó Macri sirvió para alimentar al poder económico concentrado y extranjero y empobreció a la mayoría del pueblo argentino. Nada de la deuda con los privados ni con el FMI se tradujo en el desarrollo de nuestro país; por el contrario, sólo fue utilizado para la fuga de capitales: ingresaron $44.000 millones de dólares del FMI y se fugaron $36.000 millones de dólares. Para peor, con la vuelta del FMI a la Argentina se reforzaron las cadenas de la dependencia. El pueblo argentino sabe por experiencia propia que el FMI es sinónimo de ajuste y menoscabo de la soberanía nacional.
En esta oportunidad, además, el préstamo del FMI reviste todas las condiciones de una deuda fraudulenta: por tratarse del crédito más grande de la historia que el organismo brindó violando su propio estatuto y porque el gobierno de Macri violó todos los procedimientos administrativos, jurídicos y legislativos que exigen la Constitución y la legislación nacional para endeudar al estado.
Resulta un grave error político que durante el proceso de negociación de la deuda externa con el FMI el actual gobierno no haya puesto el foco en la responsabilidad del organismo y de sus socios locales. En ese sentido, la no investigación de la deuda externa debilita la posición de la Argentina y garantiza la impunidad de los saqueadores. El hermetismo con el que se llevó y lleva adelante la negociación, a su vez, nos sustrae un debate fundamental en el que el protagonismo del pueblo es clave para abordar la complejidad del problema, respetar la soberanía popular y dotar de fuerza las posiciones de nuestro país.
Respecto al principio de entendimiento con el FMI, es posible afirmar, pese a que se desconocen detalles, que va a implicar una pérdida de soberanía y, al menos, la consolidación del ajuste que hemos vivido los últimos dos años. Por ejemplo, lxs docentes de las Universidades Nacionales vimos cómo nuestros salarios, lejos de reconocer el enorme esfuerzo que hicimos con nuestra labor durante la pandemia, continuaron por la senda del deterioro.
La vuelta del FMI, que se consolida ante el eventual acuerdo con el organismo, nos quita soberanía nacional e instala un co-gobierno que viene con sus recetas neoliberales: suba de tarifas, devaluación, ajuste en políticas sociales, en salarios y en jubilaciones son las medidas que (gradualmente o en shock, todas juntas o algunas de ellas) cabe esperar que pretenda imponer el Fondo para la Argentina
Consejo Directivo de la COAD