«Ahora que sí nos ven» es el nombre de una encuesta realizada para el Instituto Soberanía en el marco del Día de las Mujeres Trabajadoras, el pasado 8 de marzo -8M-. Por aquella fecha, la ex diputada provincial por el Frente Social y Popular, Mercedes Meier; Cecilia Ferreyra -trabajadora estatal- y Laura Silva -docente y jubilada- relevaron datos que trabajaron los últimos dos meses hasta dar con los resultados recién publicados.
El objetivo de la encuesta es empezar a estudiar las condiciones económicas y subjetivas de las mujeres tras el acuerdo del gobierno nacional con el Fondo Monetario Internacional -FMI-. El desafío, aclaran, es poder realizar este monitoreo cada tres meses que es lapso entre cada revisión que realiza el FMI.
En principio, el estudio se basa en estudios anteriores que evalúan cómo afecta a la población este tipo de acuerdos y concluyen que «el impacto del sobreendeudamiento público en la ciudadanía se transmite por varias vías: trabajo, servicios públicos, seguridad alimentaria y endeudamiento privado». Además, reconocen que en la mayoría de los casos las mujeres sufren desproporcionadamente estos efectos.
En este sentido, se estudiaron las respuestas de 198 mujeres -de un total de 220 mujeres encuestadas- de la ciudad de Rosario, incluyendo todas las zonas geográficas -centro, norte, noroeste, sur, sudoeste y oeste. La mayoría de las encuestadas tiene entre 20 y 50 años, las cuales trabajan fuera de su casa, en forma asalariada o a través de planes sociales. La mitad de ellas no conviven con niños o niñas.
En diálogo con El Ciudadano, Meier puntualizó cómo es que se traduce un acuerdo a gran escala como el que hizo el gobierno nacional en la vida cotidiana, en las condiciones de vida, de las personas: «Se transmite de varias maneras, pero hay una muy importante y que tiene que ver con que para pagar el acuerdo con el FMI hay un ajuste generalizado en lo que hace a las políticas públicas de salud, educación y salarios. En Argentina se da a través de la inflación, lo que hace que ese endeudamiento externo se traduzca en un endeudamiento privado de los hogares. Y este endeudamiento no es igual para mujeres y para varones: las mujeres se endeudan para sostener cuestiones de la familia y el hogar. Nosotras solo relevamos el universo de mujeres, pero los demás informes que se han publicado sobre el mismo tema en varones concluyen que ellos se endeudan para sus propios emprendimientos, no para la vida del hogar y la familia».
A grandes rasgos, el informe arrojó que el 74 por ciento de las encuestadas cumple una doble jornada laboral entre el trabajo remunerado y el no remunerado (tareas de la casa) y que más de la mitad (56 por ciento) tiene deudas. Entre las principales causas del endeudamiento se encuentran el acceso a la vivienda y a la comida. El 44 por ciento del universo que no tiene deudas manifestó que deben vivir el día a día para alimentarse y pagar las cuentas.
Entre los resultados que más llamaron la atención de Meier y también de Ferreyra se encuentra éste: la mayor preocupación actual que manifestaron las encuestadas tiene que ver con la situación económica, por encima de preocupaciones sobre la seguridad/inseguridad o aspectos personales.
Al mismo tiempo, la mayoría de las encuestadas respondió que si tuvieran mayor tiempo libre les gustaría estudiar y que su familia fue la mayor fuente de felicidad en el último tiempo.
Ferreyra manifestó a este medio que el Instituto Soberanía, para el cual realizaron el informe, representa a una organización política con la que trabajan todo lo referido a la cuestión de la soberanía. En particular, sobre el río Paraná. El objetivo de este trabajo fue hacerse eco de la consigna feminista «la deuda es con nosotras» y puntualizar datos sobre la situación de mujeres en la ciudad y la región que, por un lado, permitan visualizar -y visibilizar- el impacto del endeudamiento externo y que por otro lado sean fuente para el trazado de políticas públicas específicas para esta población.
«De alguna manera queremos traducir los efectos del acuerdo con el FMI y por eso queremos volver a hacerla, porque esto se va a ir profundizando si no se da marcha atrás», explicó y agregó: «Cuando empiece a crujir este tratado, las necesidades del pueblo van a primar y todo el mundo va a salir a la calle a decir: hasta acá llegamos, esto no es más posible económicamente porque los salarios no se sostienen más».
Finalmente, el estudio puntualiza que el 91 por ciento de las mujeres encuestadas realiza tareas domésticas y de cuidado. El 51% lo hacen solas, mientras que el 40% con otras personas. Un 4% que anuncia que los hace otra mujer de la casa. En un 2% de los casos lo realiza un varón exclusivamente. El 74% realiza trabajo remunerado además del doméstico, lo que las lleva a una doble jornada laboral.