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“La discusión clave es si los problemas de la democracia los resolvemos en la democracia o con autoritarismo”

Tras quedar a las puertas de la Intendencia, Juan Monteverde redobla la apuesta: proyecta llevar a la provincia y a la Nación su esquema político-electoral y alienta "razones positivas para votar a Massa" frente a los proyectos de Milei y Bullrich. Sobre Javkin, augura: “Quien usa malas armas para ganar va a gobernar mal”

Juan Monteverde estuvo a 16.000 votos de ganar la Intendencia de Rosario en el virtual balotaje del 10 de septiembre pasado. A menos de un mes de la elección, el líder de Ciudad Futura retomó la iniciativa política con la firma de un acuerdo con el candidato presidencial Sergio Massa, donde el actual ministro de Economía se compromete a poner en marcha un plan con cinco políticas públicas que abarcan, la seguridad, la producción, el transporte, el desarrollo y el medio ambiente en la ciudad. Monteverde quiere darle con este entendimiento a los rosarinos y a las rosarinas que lo votaron «razones positivas para votar a Massa». Sobre el intendente Javkin, señaló: “Quien usa malas armas para ganar va a gobernar mal”, y dio pistas de la futura relación con el oficialismo: “Nosotros vamos a poner siempre nuestra agenda progresista arriba de la mesa, pero veo que es incompatible con la alianza de gobierno”. Al mismo tiempo, se entusiasma con replicar la experiencia electoral de Rosario en la provincia y en al país: «Lo que encontramos en Rosario es una clave de construcción política que ilusiona a la sociedad, que enamora a la militancia»

—¿Qué te faltó para llegar a la Intendencia?

—Yo creo que cuando nosotros le pusimos Rosario sin Miedo al espacio nuevo que fundamos para esta elección, sabíamos que había un gran desafío de poder esperanzar a una sociedad atravesada por el miedo y enfrentar el miedo, tanto a la situación de inseguridad, las mafias, el narcotráfico, la calle, como el miedo a la incertidumbre de no saber qué va a pasar mañana, que se te multiplica el precio del alquiler, a todos esos miedos. Y yo creo que lo que no esperábamos es que el adversario manipule ese miedo. La campaña del oficialismo estuvo centrada en una campaña muy parecida a la que está haciendo Bullrich hoy: estigmatizar las ideologías, meter fantasmas en la sociedad, asustar a la gente, esa campaña evidentemente tuvo algún resultado, muy chiquitito, porque fue muy chiquita la diferencia, pero creo que fue efectiva en términos de que logró que un gobierno objetivamente muy malo logre ser reelecto.

—¿Generando miedo?

—Generando miedo, haciendo campaña sucia. Todos los afiches nuestros en la ciudad fueron intervenidos, te conectabas a Youtube y tenías un noticiero falso que tiraba noticias sobre la ciudad y sobre nosotros. Eso es campaña sucia, que lo único que hace es definir a quien la utiliza. Por eso yo lo que digo es que quien usa malas armas para ganar va a gobernar mal. Y malas armas es la campaña sucia, pero también es armar un frente electoral con cualquiera con tal de ganar, donde lo único que los aglutina es ser anti. Entonces, si el gobierno que pasó fue malo, cuando el intendente tenía toda la libertad para tomar las decisiones, porque él había ganado las elecciones. Y hoy no va a poder tomar todas las decisiones y va a compartir el gobierno con el PRO, con los sectores conservadores del Tessandorismo, donde vos tenés negacionistas que comparten con Milei la idea de negar que hubo terrorismo de Estado, adherir a la teoría de los dos demonios. Nuestro frente es plural y diverso, pero no es contradictorio. Del otro lado hay gente que piensa que los derechos humanos son un curro y hay gente que se rasga las vestiduras en la defensa de la democracia. Por eso yo creo que va a ser un muy mal gobierno.

—¿Cómo será tu relación hacia adelante con el gobierno municipal, con las urgencias que tiene la ciudad?

—Nosotros siempre nos caracterizamos por discutir políticas públicas. No politiquería. Nuestras declaraciones nunca son de polémica con otro político. Nosotros vamos a poner siempre nuestra agenda progresista arriba de la mesa, pero veo que es incompatible con la alianza de gobierno. Es una alianza conservadora de centroderecha, una alianza que lleva a Patricia Bullrich de candidata a presidenta. Es muy difícil compartir esa agenda. Durante estos años hubo en el Concejo una disputa por ver qué agenda triunfaba. Estaba la agenda de derecha del PRO y la agenda nuestra con sectores del peronismo de centroizquierda. Y en cada votación en el Concejo eso estaba en disputa. Hoy el Frente Progresista ya no existe más y decidió hacer una alianza conservadora con el PRO y con sectores de derecha. Entonces ese plano de disputa es complejo. Nosotros vamos a llevar las propuestas siempre, porque no somos de los que pierden las elecciones, se van a la casa y dicen “ahora que la gente se la arregle”. El gran drama es que la gente en la calle me dice “no podemos esperar cuatro años más para empezar a vivir mejor”. Nuestras propuestas van a estar siempre arriba de la mesa para trabajar, pero creo que son incompatibles con la agenda del nuevo gobierno. Por eso también la idea de firmar el acuerdo con Massa tiene que ver con que muchas de las políticas que no vamos a poder llevar adelante desde la Intendencia, en el caso de tener un gobierno nacional aliado las podemos traccionar desde ahí.

—¿Estás conforme con la estrategia de la campaña? ¿Pensás que hay cosas que se podrían haber hecho mejor? 

—Yo creo que siempre hay cosas que se pueden hacer mejor, pero la realidad es que yo creo que se hizo una gran campaña, que a la vez que hacíamos campaña estaba surgiendo una fuerza nueva, lo cual es un gran desafío, entre militancias que veníamos de distintos lugares, que era la primera campaña que hacíamos juntos. Para mí el balance político es ultrapositivo.

—Al ser la primera experiencia de esta alianza, puede que genere contradicciones hacia adentro y hacia afuera, que no siempre son fáciles de resolver.

—Yo estoy muy contento y muy ilusionado con lo que pasó y con lo que viene. Me parece que las militancias se complementaron muy bien. Entre la militancia de Ciudad Futura y las distintas fuerzas con las que ya veníamos trabajando, Patria Grande, Unidad Popular, y todas las fuerzas de los distintos sectores del peronismo, hay una complementariedad que es muy potente. Yo lo que veo es que nos complementamos muy bien y que por eso logramos generar la esperanza que logramos generar. No es por determinado candidato o por determinada campaña, creo que hay una conjunción en esto que formamos, que claramente es lo nuevo. Esto no fue una alianza que se arma y se desarma para las elecciones, sino lo que dijimos, la continuidad de un nuevo espacio político. Por eso el sábado siguiente a las elecciones nos juntamos todos en una asamblea. Eso no pasa nunca. Porque no se ganó, pero nos volvimos a juntar para darle una señal a la mitad de la ciudad que nos votó y al 70% del territorio que nos votó, que lo que dijimos en la campaña era de verdad. Que Rosario sin miedo no era un eslogan de campaña, era un horizonte, un camino a recorrer, una ruta, una apuesta a cambiar la cultura política. Yo estoy convencido de que si cambiamos la cultura política podemos cambiar todo.

—¿Qué es cambiar la cultura política?

—Significa salir de nuestras zonas de confort, no tener miedo a juntarse con el que no es igual a uno, y encontrar nuevas formas de dirimir los matices o las diferencias.

—No asustarse con las diferencias.

—No asustarse y encontrar nuevas formas de tramitarlas. Yo creo que la sociedad que tenemos, totalmente fluida, diversa, veloz, no hay ningún partido, no hay ninguna persona que pueda sintetizar la heterogeneidad de la sociedad. El gran desafío de lo que sería la nueva etapa de la democracia -porque después de cuarenta años de democracia tenemos todas estas deudas y tenemos todos estos haberes- tiene tres cosas fundamentales. Una es construir nuevas plataformas de articulación política, más allá del Estado y más allá de las elecciones, que nos permitan trabajar en la sociedad, que es lo que el neoliberalismo hace muy bien. El neoliberalismo gana y pierde elecciones pero en la sociedad trabaja todos los días. Por eso puede instalar sus ideas, puede lograr que el sentido común dominante muchas veces sea un sentido común neoliberal. Eso lo hace porque tiene fundaciones, porque tiene líderes de opinión, para trabajar todo el tiempo en la sociedad. Muchas veces desde nuestro lado es “el Estado o nada”.

—¿Cómo son esas plataformas?

—Pueden tener diferente formato. El feminismo, por ejemplo, es una plataforma de articulación, plural, diversa, interpartidaria, que trabaja en la sociedad, no se presenta a elecciones pero claramente trabaja y produce cambios en la sociedad. Bueno, yo creo que tenemos que hacer una plataforma un poco más orgánica, que pueda nuclear diferentes experiencias, desde movimientos sociales, sindicatos, partidos políticos, gente suelta, intelectuales, que nos encontremos para trabajar el sentido. Y que cada uno salga fortalecido.

Por otro lado, coaliciones políticas amplias, diversas, que contengan y que estén dispuestas a que los liderazgos los defina la gente en las urnas. Que es lo que hicimos en Rosario sin Miedo, Armamos un espacio amplio y dijimos acá hay dos candidatos que expresan, dentro de una coalición amplia, formas distintas, caminos distintos, horizontes distintos.

La gente fue y votó. Un ejemplo sería el Frente Amplio de Uruguay, donde vos tenés un espacio muy amplio, que se mantiene, pero claramente Pepe Mugica y Tabaré Vázquez son dos cosas distintas. Que nos animemos a confrontarlo y a plesbicitarlo con la sociedad. Si nosotros fuéramos capaces de replicar esto de Rosario sin Miedo en la provincia, y por qué no en la Nación, donde quede claro que hay un cúmulo de valores compartidos y nos movemos en esos márgenes, pero después hay diversidad, y esos liderazgos los ordena la sociedad. Y no las disputas internas a muerte. Eso es cambiar la cultura política.

Y como tercer punto es que cuando nos toque gobernar o llegar a lugares institucionales, construir nuevos instrumentos de gestión, porque con el Estado que tenemos no podemos transformar la realidad. Yo creo que esas tres cosas, las plataformas de articulación política para trabajar en la sociedad, las coaliciones amplias con liderazgos definidos por la gente en elecciones abiertas, y nuevos instrumentos como la empresa de desarrollo urbano que planteé en la campaña o lo que planteamos en el acuerdo con Massa, una agencia especial para Rosario que reúna todas las dependencias del Estado nacional y que funcione desde Rosario. Esas son innovaciones en la forma de la administración, pero que en el fondo son concepciones distintas del poder. Lo que nosotros hacemos en el punto uno de lo que firmamos con Massa es decir “hay que distribuir el poder en Argentina”. Si queremos construir un país federal lo que tenemos que hacer es acercarle poder ahí donde están los problemas. Que no estén las soluciones en un lado y los problemas en el otro. Ese tipo de cosas yo creo que son clave para que los problemas de la democracia los resolvamos en la democracia. Porque hoy la discusión clave en la Argentina es si los problemas de la democracia los resolvemos en la democracia, que eso expresa la candidatura de Massa, o si los problemas de democracia se solucionan con autoritarismo, que es lo que expresan tanto Milei como Bullrich, porque yo no veo entre ellos. En la base don dos proyectos de autoritarismo, que vienen de lugares distintos, una más de la casta y otro de afuera, pero son proyectos autoritarios. Por eso para mí es gravísimo que cualquier dirigente político que se autopercibe progresista, el intendente y todo su espacio, pueda tolerar llevar como candidata a presidenta a una persona autoritaria, que dice las cosas que dice y que hizo las cosas que hizo.

—¿Cómo surgió la firma del acuerdo con Massa?

—Yo venía diciendo durante la campaña que una de las cosas que en Rosario tenía que cambiar para resolver los problemas era desde dónde se paraba la ciudad. Nosotros tenemos un intendente que se para desde el lugar de «no nos escuchan, nos discriminan», pero yo no escuché nunca que plantee qué es lo que quiere a la Nación. Y nunca lo vi decir «presidente, este el plan que Rosario merece y necesita y yo quiero que lo apoye». Eso no existe, no lo tiene. Yo lo que decía en la campaña que Rosario se tiene que parar desde otro lado y que gobierne quien gobierne yo voy a llevarle cuáles con los principales cinco puntos que la ciudad necesita para un plan pensado para Rosario, y que la Nación apoye. Entonces, cuando no ganamos las elecciones dijimos «continuémos con esa idea». Este hecho de ir a firmar ese acuerdo, no habiendo ganado las elecciones, es la demostración más concreta de que yo no me voy a mi casa a esperar cuatro años y que todo empeore para digan «ahora sí, vótenme». Yo no soy de esos. Yo voy a trabajar desde el lugar que esté para poder mejorarle la vida todos los días un poco a la gente. Por eso pensamos en mantener el plan inicial, llevar esos puntos para poder trabajarlos en el caso de que Massa sea electo. Para también darle a los rosarinos y a las rosarinas que nos votaron razones positivas para votar a Massa. Porque una cosa es decir que hay que votar a Massa porque Bullrich y Milei son proyectos autoritarios que van a empeorar todo, y otra cosa es decir que hay que votar a Massa porque Rosario puede tener un Metro, que hay que votar a Massa porque le llevamos una estrategia diferente, única en el país, de abordaje de la violencia, que no tiene que ver con discutir cuántos gendarmes van a mandar, sino con una estrategia integral que va desde perseguir la ruta del dinero narco hasta urbanizar los barrios populares y hacer política de prevención de adicciones. Porque vamos a recuperar el puerto para los rosarinos y va a poder ser una herramienta de desarrollo. Yo durante toda la campaña dije que la suerte que teníamos en Rosario era que podíamos ir a las urnas, no con el miedo de lo que podíamos llegar a perder sino con la alagría y la ilusión de lo que podíamos llegar a ganar. Y humildemente desde la ciudad de Rosario lo que estamos diciendo a nuestros electores y a la gente que se esperanzó con este espacio es que hay razones positivas. No solamente porque Milei y Bullrich son un retroceso. Podemos avanzar, podemos encontrar claves de que la ciudad puede ser distinta con un gobierno nacional diferente, porque hay alguien en la ciudad que se pone en el lugar que la ciudad se tiene que poner y le va a exigir al gobierno nacional lo que le tiene que exigir. Exigir en el buen término de la palabra, porque lo que firmamos fue un acuerdo. Decimos «este es el plan que que yo creo que Rosario necesita. Esta es la forma de empezar a resolver la cuestión de la violencia y que Rosario dé un salto al futuro. ¿Contamos con vos como presidente para hacerlo?». Ahí también hay un cambio de la cultura política. Todos estos son ensayos para ir cambiando eso.

—¿Con qué Massa te encontraste?

—Con alguien que está muy convencido de que va a ser presidente y que está dispuesto a hacer cosas distintas. Yo separo a los políticos entre los que ponen excusas y los que se animan a hacer cosas. Y yo vi a un dirigente político que está dispuestos a hacer cosas nuevas para salir de esta situación. En eso también la recepción de comprometerse a cosas bien concretas tiene que ver con eso. Con la idea de hacer cosas distintas.

—¿Qué importancia tiene este acuerdo hacia el futuro? 

—Creando esta agencia local y llevando adelante políticas que parecerian de naturaleza distinta, pero van en un plan integral, con una experiencia inédita de intervención de un gobierno nacional en el territorio. Que me parece que es la muestra de cosas que hasta ayer parecían imposibles, como por ejemplo lo del Metro. Y hoy tener al ministro de Economía, posible presidente de la Nación, trabajando para que eso sea posible yo creo que es la muestra de que no nos podemos resignar a lo que existe. En el debate yo planteé lo del Metro y el intendente dijo «no, esto no se puede, yo voy a comprar colectivos. Es decir, dos grados de imaginación diferentes. Y que ahora, incluso no habiendo ganado yo la elección, esté con el posible futuro presidente diciendo que la Nación va a acompañar para que Rosario tenga un Metro, y que cambie la ciudad para siempre, yo creo que es una muestra concreta de que el camino es recuperar la capacidad de imaginación de la política y trabajar para cumplir esos objetivos. Y en el caso de que Massa sea electo yo voy a trabajar estos cuatro años para que cuando tengamos que ir a la próxima elección podamos contar que el Metro, que nos decían que era imposibe, está avanzando. Cada uno, desde los distintos sectores, tenemos que romper con esa colonización mental que nos obliga siempre a pensar en chiquito, con lo que tenemos alrededor, en no poder imaginar que hay un más allá. Lo mejor de la política siempre se hizo rompiendo los límites de lo posible, imaginando lo que hasta ayer parecía inimaginable. Es un ejemplo bien concreto. Por eso estoy muy contento, porque con este acuerdo la política deja de ser un simulacro. Son políticas concretas. Y si hay un resultado electoral uno tiene qué esperar. Estoy muy ilusionado en que si se ganan las elecciones podamos desarrollar en estos cuatro años todas esas políticas y demostrar que planificando a largo plazo, de manera integral e inteligente, y trabajando mucho, los problemas tienen solución.

—¿Imaginás que la experiencia electoral con el peronismo se puede replicar a otra escala?

—Sí, de hecho yo voy a trabajar para que ésto se amplíe a la provincia. Creo que lo que encontramos en Rosario es una clave de construcción política que ilusiona a la sociedad, que enamora a la militancia, que moviliza a muchos sectores, que por 15.000 votos no puede explotar de manera masiva y ya gobernar, pero estoy convencido de que es solamente es una cuestión de tiempo. Lo más difícil era ese ensamblaje de militancia y de tradiciones históricas. Por eso lo que hicimos tiene una dimensión histórica. Y creo que hay responsabilidades de todos los que formamos parte, obviamente mía por el lugar que me toca, de cuidar de las lógicas de la mala política, de la vieja política. No se trata de quién conduce a quien sino de construir una lógica nueva, distinta, con liderazgos múltiples, y con modos de de resolución de matices o de diferencias democráticos y diferentes. Porque lo que tenemos enfrente es muy complicado. Porque de tres del electorado, dos tercios expresen ideas por fuera de la democracia es muy complejo. No quiere decir que el 60% del electorado esté pensando eso, porque los mapas solapados de Milei y de nosotros, demuestran que no es que la sociedad se derechizó. Lo que se derechizó fue el sistema político. Entonces me parece que el desafío que tenemos en Rosario es expandir esto a Santa Fe, y por qué no a la Argentina, con la experiencia de una red de estos movimientos, es que creo que encontramos una clave. De hecho se comunicaron conmigo gente de todo el país durante todo este proceso, para juntarse, para ver cómo hacemos.

—¿Te imaginás cumpliendo ese rol de articulador también en los próximos años?

—Yo creo que estamos en una etapa de transición en Argentina. Que los próximos cuatro años van a ser una etapa de transición. Obviamente en escenarios muy diferentes, depende quién gane las eleccioens. Trabajaremos para que sea Massa. Pero en cualquier escenario es una transición hacia algo nuevo.

—¿En el Concejo van a formar un solo bloque con los socios electorales del peronismo?

—Nuestra vocación es que lo que expresamos en las elecciones se exprese también en el Concejo. Nuestra propuesta es hacer una cosa unificada y se la transmitimos a los concejales. La idea es que se mantenga lo que logramos en las elecciones. Para mí sería muy importante tener esa coherencia adentro. Estamos trabajando con esa vocación.

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