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La disputa por las visitas de la hija, móvil del crimen de Marcos Guenchul

Al entrenador lo asesinaron de un tiro en la cabeza. Por el crimen, la actual pareja de su ex, de 31 años, fue detenido cuando intentaba viajar al exterior. Este martes lo imputaron por el crimen del que participó otra persona y quedó detenido preventivamente

Marcos Guenchul y Priscila tuvieron una relación amorosa de la que nació una hija. La mamá de Marcos contó que el vínculo sentimental entre ellos siempre fue difícil, pero todo empeoró cuando su hijo decidió terminar la relación. Para la mujer, quien habló con este diario tras la audiencia imputativa al acusado de asesinar a Marcos, «Priscila tomó como escudo su hija y pensaba que la única manera de lastimarlo era no dejándosela ver».

Marcos inició un camino legal y pidió régimen de visitas. Hacía un año que venía luchando en los Tribunales de familia por ver a su hija, lo que empeoró la relación con su ex. Éste fue el único conflicto que un amigo de Marcos le contó a la Fiscalía como posible móvil del crimen, ocurrido la noche del 23 de julio pasado cuando la víctima salió de su gimnasio camino a la casa de su novia y fue baleado en la cabeza en Sucre casi Mendoza.

Este martes, la actual pareja de Priscila fue imputado por el crimen como coautor y quedó detenido en prisión preventiva sin plazo, es decir por dos años. En una sala colmada de público, en el segundo piso del Centro de Justicia Penal, Caio Soso fue imputado por el homicidio de Marcos. El técnico en seguridad e higiene, de 31 años, parecía ser un espectador más, sentado junto a su defensor Daniel Terani escuchó la evidencia en su contra y decidió no declarar.

Caio es la actual pareja de Priscila y esperan un hijo. Ambos trabajaban en Aguas Santafesinas. Sin embargo, desde que empezó la relación con Priscila, Caio se quedó sin trabajo. Algunos testimonios contaron que la mujer estaban tratando de buscar una solución a través de su tío -que es el secretario general del sindicato que nuclea al rubro-, según contó el fiscal Adrián Spelta en la audiencia.

La pareja vivía en zona sur y algunos amigos de él contaron que la relación entre ellos era difícil. Decían que ella era violenta, que él soportaba insultos y golpes e incluso, en una oportunidad, lo dejó afuera bajo la lluvia.

Un conflicto en el fuero de familia

Marcos había optado por judicializar el tema cuando el contacto con su hija se volvió imposible. También guardaba videos de los episodios conflictivos con su ex, donde podían verse hechos de violencia hacia el hombre, explicó la Fiscalía que agregó que ese material se encontró en una computadora de la víctima y en su celular.

Antonela, quien fue la última novia de Marcos, dijo que no veía a la nena porque su ex no se lo permitía y sufría mucho. La abogada de Marcos contó que transitó una mediación y las visitas eran en la casa de Priscila pero nunca se concretaron.

En 2018 lograron visitas dentro los Tribunales pero Priscila no se presentó. A los pocos días, Marcos fue a ver a la niña, pero le dijeron que tenía fiebre. Él decidió quedarse en la esquina y vio salir a la niña junto a su madre. Marcos confrontó a Priscila, discutieron y ella pidió una restricción de acercamiento.

Marcos sólo podía ver su hija en Tribunales, pero la mujer se opuso todo el tiempo. Para este 25 de julio, es decir dos días después del crimen, había una citación para que la viera en el Juzgado. Si Priscila no se presentaba sería pasible de una denuncia por impedimento de contacto.

El crimen

Ese 23 de julio, Marcos miró la aplicación para saber cuánto faltaba para que llegara el colectivo. Pensaba tomar la línea K para ir a la casa de su novia. Caminó por Mendoza y al llegar Sucre fue abordado por un hombre que lo obligó a doblar y le disparó dos veces, unos de los plomo pegó en una fachada y el otro hizo blanco en la cabeza de Marcos.

El chofer de la K estaba en la esquina y vio cuando la víctima fue abordada por un hombre, que según entendió, intentaba robarle. Le tocó bocina para que suba, pero Marcos siguió por Sucre junto al hombre. Por la forma en que se movía parecía amenazado, según declaró el chofer.

A unos 30 metros de la esquina se frenaron, el conductor de un auto iba paralelo a ellos. El hombre le sacó la mochila a Marcos y se vieron dos fogonazos. Luego la víctima cayó al piso, contó el conductor de la K.

Un amigo de la víctima dijo que otra persona -que declaró como testigo de identidad reservada- le contó que se encontró con dos jóvenes en un boliche que le dieron el pésame por Marcos y le preguntaron si habían agarrado al agresor. Le dijeron que Marcos se había metido con alguien pesado. El interlocutor dijo que, no sabía si era cierto, pero los pibes le comentaron que lo conocían y le dieron referencias que era el actual de Priscila. Este fue el puntapié para iniciar la investigación, se conoció este martes en la audiencia imputativa.

La luz de stop

El auto utilizado en el hecho es un Peugeot 208 tope de gama -el más equipado de ese modelo-, tenía enganchadas las luces de stop, esto generaba quedaran siempre encendidas.

El portero del edificio donde guarda Caio su Peugeot, dijo que era él quien usaba ese auto. El coche está a su nombre y tras el secuestro del auto se hizo una pericia en la concesionaria oficial de Peugeot Aupesa que determinó que tenía las luces enganchadas.

Las imágenes de las cámaras de seguridad privada y del 911 del día del crimen tomaron a un auto Peugeot 208 Felini negro con vidrios polarizados y con este defecto en la luces desde avenida Circunvalación y Mendoza. A las 20.56, lo toma la cámara en la intersección con Guatemala. El vehículo es captado por las distintas cámaras que están a lo largo de Mendoza y a las 21 las imágenes lo tomaron llegando a la vía de Mendoza y Paraná. Allí, el conductor del 208 se detuvo un minuto y arrancó a las 21.02 con las balizas puestas y pasó lentamente por delante del gimnasio.

Luego se estacionó en la esquina posterior de Sucre y Mendoza desde las 21.02. El automovilista esperó alrededor de 49 minutos y a las 21.51, el auto se adelantó, pasó el semáforo en rojo por Mendoza, se puso a la par de dos personas que caminaba por Sucre y avanzó. A las 21.55 el auto es tomado por una cámara de Cerrito y Avellaneda y luego otra de avenida Francia y bulevar Seguí. La antena ubicada en Provincias Unidas y Mendoza captó el teléfono de Caio.

El fiscal explicó que esta antena abarca hasta calle Sucre y que durante el horario que el auto estuvo detenido tuvo activación de datos. Spelta agregó que hay otra más cerca pero explicó que cuando las atenas están saturadas, la activación pasa a la que tiene mayor capacidad de prestar el servicio. A lo que sumó que no lo tomó una antena de zona sur, su pareja Priscila había dicho que llegó a su casa a las 20.30.

Ese número de teléfono fue desactivado la tarde siguiente y cerca de las 19 comenzó a usar otro número. El primer teléfono se volvió a activar el 9 de agosto cuando Caio no pudo embarcar rumbo al Líbano. Ya contaba con una orden de arresto que se concretó en el aeropuerto de Ezeiza. Mientras que el teléfono de Priscila fue secuestrado cuando declaró en Fiscalía, ese número estaba activo desde el 26 de julio, y los mensajes enviados entre ella y Caio habían sido borrados.

La carta

Cuando allanaron la casa de Priscila encontraron una carta escrita por su madre. Decía que su hija estaba muy triste y que haría cualquier cosa para hacerlo desaparecer del mapa, en referencia a Marcos, explicó el fiscal.

Cuando le preguntaron a Priscila dijo que era una expresión y que estaba dirigida a su tío que es secretario del gremio y, como estaban intentando que Caio Soso vuelva a trabajar a la empresa, su madre había pedido a su tío que le diera una mano porque ella era el único ingreso de la casa y Marcos no la ayudaba en nada. Dijo que sólo le pagó dos meses de mantención por alimentos y se cortó con la restricción de acercamiento y agregó que Caio en marzo se quedó sin trabajo y en ese contexto su madre escribió la carta.

Los amigos de Caio

El mejor amigo contó que estuvo con Caio hasta las 20 del 23 de julio, tomaron unas cervezas en un minimarket donde le contaba la relación conflictiva que tenía con Priscila y luego se fue. Pero al día siguiente, ese amigo borró el teléfono de Caio y cuando en la Fiscalía le preguntó por qué lo hizo: dijo que lo hizo por miedo.

El jueves después del crimen se encontró con otro amigo al que le pidió que lo banque en el departamento porque se había peleado con Priscila. Durmió hasta el viernes cuando le contó que le habían ofrecido un trabajo en el Líbano, y se iba a ir unos meses para juntar plata. Le llamó la atención que esperando un hijo se vaya al Líbano y le aconsejó que hable con su novia.

Otro de los amigos mandó un mensaje a un grupo a modo de resumen. En este audio contó: «Dieguito pasé por la casa del Gordo. Hoy a la tarde se juntó con el mejor amigo de él. Es el loco, ya está. Va a declarar mañana”, y agregó que les dijo: “Primero que no lo puede creer, que están todos destruidos, que el flaco es un boludo bárbaro y nada que ver con ese perfil. Que el loco si la hizo, igual tiene que pagar, que la mina le dijo que el Mono –por Marcos– abusaba de la nena. Mira lo enferma que está de la cabeza y el loco se lo contaba a los amigos». El fiscal explicó que Priscila le decía a Caio y a su familia que Marcos iba a abusar de la nena si le daban las visitas.

Tras explicar la evidencia, el fiscal dijo que hubo coautoría funcional con diferencias de roles y en principio el papel de Caio fue conducir el auto. Solicitó la prisión preventiva sin plazo y la jueza María Trinidad Chiabrera aceptó la acusación y dictó la medida sin plazo.

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