Diego “Tarta” Demarre era el dueño de Infinity Night. Hacía poco más de ocho meses que no pisaba el boliche que había cedido en su explotación a Oscar “Piqui” Aguirre, quien sería asesinado el 1° de marzo de 2014. Pero la madrugada del 26 de mayo de 2013 Demarre estaba en el local. Cerca de las 5 llegó Claudio “Pájaro” Cantero con tres pibes, no pudo estacionar frente al local y lo hizo a unos metros: allí lo balearon de muerte.
El nombre del boliche quedó asociado con el crimen y al día siguiente –que era lunes– Tarta se presentó en Tribunales. Según allegados, quería desvincularse del crimen, aunque nunca declaró formalmente. Sí lo hicieron algunos de los empleados del lugar y el encargado. Al salir del edificio y según la acusación fiscal Demarre fue perseguido y asesinado poco antes de llegar a su casa de Seguí y Maipú y frente a su mujer.
Dentro del juicio que enfrenta la banda Los Monos, encabezado por la familia Cantero, se ventila además de la asociación ilícita este crimen que tiene sentados en el banquillo a Ariel Máximo “Guille” Cantero como autor, Andrés “Gitano” Fernández como partícipe primario y Leandro “Gordo” Vilches y Jorge “Ema” Chamorro como partícipes secundarios.
Según la Fiscalía, fue el primero de una saga de crímenes que incluyó una triple ejecución al día siguiente, el 28 de mayo de 2013, en Francia y Acevedo, de Nahuel y Norma César (hermano y madre de un joven sospechado por entonces de haber matado a Pájaro), y del mecánico Marcelo Alomar, quien iba con ellos en una camioneta (ver página 26). Para la acusación, Demarre fue ultimado en venganza por el homicidio del Pájaro. Sostuvo la imputación en las imágenes obtenidas de un domo ubicado frente al Heca en la madrugada del crimen de Cantero, video que se usó para identificar personas y vehículos. Según la Fiscalía se ve a Fernández subir al mismo Volkswagen Bora blanco que se usó para matar a Demarre (el Gitano está sospechado de ser el chofer en esa ejecución) y se observa a Guille Cantero vestido de la misma forma que quien le dispara un día después a Demarre.
Para la defensa, no hay pruebas contra los acusados. Sostiene que la fisonomía del tirador no puede divisarse y asegura que al momento del asesinato de Demarre Guille estaba en el velatorio de su hermano Pájaro junto con Chamorro y Vilches, quienes según escuchas siguieron a Demarre en su paso por Tribunales y luego del crimen comentaron los resultados del ataque.
Una de las pocas novedades resonantes del juicio fue el testimonio de Betiana Quintana, quien dio declaraciones contradictorias a lo largo del proceso e, incluso, desde Fiscalía sugirieron que había cambiado sus dichos para beneficiar a Guille Cantero a cambio de dinero. En el juicio afirmó que siempre había dicho que no vio nada por miedo. “Escuchaba en la tele y los diarios que estaba acusada una persona que no era la que vi”, con lo cual el supuesto homicida seguía en libertad. La Fiscalía le recordó una declaración como testigo protegida, donde dice que, después de ver la filmación, vio que el que disparó era joven, tenía unos lentes negros finitos y la tez blanca, aunque Betiana negó en el juicio que haya dicho que eran finos los anteojos.
Esa declaración, hasta el momento de la audiencia donde declaró Betiana, era desconocida para las defensas, que cuestionaron fuerte la situación: aseguraron que a los cuatro meses del hecho estos dichos confirmaban ya la teoría defensista y que en ese momento Guille Cantero aún no estaba detenido por el hecho; y afirmaron que esos dichos echaban por tierra la hipótesis que circuló sobre un acuerdo económico con la viuda para cambiar la declaración.