La autora de la ordenanza manifestó que “Este proyecto es fundamental para la disminución progresiva de la utilización de plásticos de un solo uso, cuya vida útil es muy corta y su descarte es prácticamente inmediato lo que genera un impacto ambiental muy negativo. Como Capital Nacional del Helado Artesanal nos parece importante dar el ejemplo y por eso impulsamos el reemplazo de vasos plásticos en las heladerías por recipientes comestibles, ya sean cucuruchos o vasos de pasta, y además proponemos que las cucharitas se entreguen sólo si el consumidor las pide”.
El proyecto fue elaborado en conjunto con integrantes de la Cámara Industrial y Comercial del Helado Artesanal (CICHA) y además establece la realización de una campaña de concientización referida a la reutilización de los envases de telgopor, incluyendo información sobre su correcta disposición final como residuo reciclable.
Al respecto Ciro Cacciabue, presidente de la Cámara Industrial y Comercial del Helado Artesanal (CICHA) agregó: “ Estamos orgullosos, esta iniciativa es el resultado de un proceso de debate y trabajo del que participamos activamente. Desde la cámara elaboramos constantemente enfoques y medidas de innovación que nos permitan proteger y estimular a toda la comunidad sobre el consumo responsable y racional de los envases que se utilizan para servir helado. Lo que se consuma en los locales será dispensado en envases orgánicos o comestibles de fácil integración al medio y menor impacto ambiental”.
La ordenanza destaca que en Rosario se toman aproximadamente 9 kilos de helado por año por persona, cifra que duplica el consumo de helado per cápita del país. Al mismo tiempo indica que el material plástico, utilizado para elementos o utensilios de un solo uso, constituye un gran agente contaminante que se va fragmentando en microplásticos cuya degradación demanda al menos 100 años afectando al ecosistema y a la propia vida humana de manera directa.
Por último Mónica Ferrero, presidenta de la comisión de Ecología y Ambiente, remarcó “Debemos asumir actitudes, buscando soluciones y propuestas que impidan la contaminación y degradación de nuestro ambiente. El mejor residuo es el que no se genera, es momento de tomar consciencia y evitar el uso innecesario de plásticos estimulando un cambio de hábitos que mejoren la calidad de vida de las y los rosarinos”.