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Sol dejó de volar y peligran 220 puestos de trabajo

El cierre se produjo tras la baja de un acuerdo con Aerolíneas. Trabajadores se manifestaron en el aeropuerto de Fisherton. El gobernador Miguel Lifschitz lamentó que “se pierda una línea de bandera rosarina”

La empresa rosarina Sol Líneas Aéreas dejó de operar desde ayer y unos 220 trabajadores, muchos de ellos de la ciudad, podrían quedarse sin empleo. El hecho se produjo luego de que el gobierno nacional diera de baja un acuerdo que la firma había suscripto con la estatal Aerolíneas Argentinas. El caso tuvo fuerte repercusión política: el gobernador de la provincia, Miguel Lifschitz, dijo que es “lamentable que se pierda una línea de bandera local”.

El cierre de las oficinas de la compañía en todo el país se conoció bien temprano.

En Rosario, parte de los trabajadores y de quienes tenían previsto tomar algunos de los vuelos dieron cuenta de la situación cuando llegaron al Aeropuerto Islas Malvinas de Fisherton; estos últimos se toparon en la ventanilla con un cartelito que avisaba que “todos los viajes” habían sido cancelados.

A la par, comenzaba a trascender que todo era producto de la caída de un acuerdo que cuatro meses atrás (cuando la empresa era conducida por Mariano Recalde, bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner) habían firmado Aerolíneas y Sol.

En el mismo se fijaba que la firma estatal se comprometía a pagarle a la privada una suma fija mensual (hecho que le garantizó hasta el miércoles un millón de pesos diarios) por unas 200 horas de vuelo y también el costo del combustible. Sol, en cambio, le daría a su benefactora la posibilidad de volar en aviones chicos ciertas rutas de cabotaje que Aerolíneas no podía tomar con sus aeronaves grandes.

A ese convenio se llegó luego de que las finanzas de Sol empezaran profundizar su caída en 2014. Por entonces, los dueños de la compañía se acercaron a Aerolíneas para dar cuenta de la extrema situación. Y (para sellar el pacto) aprovecharon que desde 2012 tenían un acuerdo previo de código compartido con el fin de mejorar la comercialización de los vuelos, algo que es muy común entre empresas grandes que utilizan aerolíneas más pequeñas para destinos menos masivos.

Como parte del proceso de reestructuración de Sol, los dueños habían vendido el año pasado el 49 por ciento de las acciones a la aerolínea española Air Nostrum, asociada con Iberia. Los europeos no hicieron aportes de dinero sino que entregaron sus aeronaves jet CRJ 200 de 50 asientos para renovar los turbohélice Saab 340 de 35 asientos de Sol. La reposición tardaría 10 meses, según el cronograma que formaba parte del convenio.

La confirmación

Lo cierto es que el cese de las operaciones y la quiebra se confirmaron ya cerca del mediodía, cuando Sol ratificó la situación en un comunicado.

En el escrito se informó que “la rescisión del acuerdo de cooperación con Aerolíneas dejó a la empresa en una situación de inviabilidad económica que hace imposible su operatoria”.

“El convenio había permitido a Sol incorporar socios estratégicos españoles y la llegada de tres nuevos aviones para potenciar su flota y otros tres más en los próximo meses. Sin embargo, la conclusión del contrato echó para atrás las inversiones y puso a la empresa en una difícil posición”, agregó la misiva.

Tras eso, la compañía local señaló que cumplirá con “todas las obligaciones legales” respecto a su personal, y que solicitó la reubicación de los pasajeros que habían adquirido servicios con la empresa, aspectos que ya se encuentran previstos y resueltos.

Palabra oficial

Con todo, quien hizo referencia al tema ayer fue el propio gobernador Lifschitz.

El mandatario reveló que el jueves se reunió con el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, y la actual titular de Aerolíneas, Isela Constantini. Ambos –dijo el ex intendente de Rosario– defendieron la rescisión en los números rojos de Sol. “Dicen que no es conveniente, que el contrato es deficitario”, apuntó.

Lifschitz puso énfasis luego en la cuestión territorial y “el centralismo porteño con que ha funcionado históricamente la aeronavegación”.

“Entiendo las razones de las autoridades nacionales. Pero también entiendo que hay que pensar en el interior. No podemos tener una mirada solo desde Buenos Aires. Hay que pensar en la necesidad de desarrollo del interior. (El cierre de Sol) es un gran problema para la región, perdemos una línea de bandera local. Es lamentable”, cuestionó.

En tanto, apenas entrada la tarde los empleados de la firma que se desempeñan en las oficinas y el aeropuerto local comenzaron a mostrar su angustia y bronca por la situación realizando algunas manifestaciones de repudio en la estación ubicada en Fisherton.

Los trabajadores y compañeros de los diferentes sindicatos que tallan en la aeronavegación comercial apuntaron los cañones contra el fundador y principal accionista de la compañía, el financista local Horacio Angeli, dueño del Grupo Transatlántica, con oficinas en Rioja y Mitre, dedicado al turismo, casa de cambio y otras operaciones. Eso quedó expresado en una serie de pancartas que colgaron y expusieron en hall y la zona de despacho de la empresa en el aeropuerto.

Las rutas que manejaba hasta el momento Sol desde Rosario eran al Aeroparque porteño, Mar del Plata y a Río Grande, con escala en Córdoba, Neuquén, Comodoro Rivadavia. Y fuera del país a Montevideo, Punta del Este y Asunción.

Luego de que la firma comenzara a operar, en 2006 recibió un subsidio de hasta el 70 por ciento en la compra de combustible, que había acordado con el gobierno de Jorge Obeid. Lifschitz dijo ayer que la compañía hacía tiempo que ya no recibía ese aporte.

Negociación en tierra

Luego de que los 220 trabajadores de la empresa fueran intimados ayer con telegramas de despido, el gobierno nacional llamó a una negociación y las partes se reunieron por la tarde en la sede porteña del Ministerio de Trabajo. En el cónclave no hubo acuerdos y los representantes gremiales y de Sol volverán a verse las caras (tras pasar a un cuarto intermedio) el próximo lunes a las 14.30.

La reunión se dio luego de que el Ministerio de Trabajo intimara a la empresa a reincorporar al personal al sostener que los telegramas de despidos son ilegales.

Los gremios, en tanto, denunciaron que la compañía siguió vendiendo pasajes hasta el jueves, por lo que dejó varados a pasajeros y a parte del personal en Paraguay y Uruguay. En ese marco, la Federación Argentina del Personal Aeronáutico (FAPA) anticipó que durante el fin de semana “no habrá medidas de fuerza que perjudiquen a otras compañías”.

Por su parte, el secretario gremial de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), Alejandro Kogan, explicó que la cartera laboral ordenó a la empresa anular los despidos “porque los fundamentó en un artículo de la ley de quiebras, cuando la compañía ni siquiera está en convocatoria de acreedores, y solamente alegó problemas financieros para poder operar”.

Kogan dijo luego que los gremios aeronáuticos están “absolutamente” contra los despidos y rechazan “el 50 por ciento de indemnización” que ofreció la empresa. “No porque no satisfaga el número, sino que lo que se quiere es preservar las fuentes de trabajo”.

Al mismo tiempo, el secretario general de la Asociación de Pilotos de de Líneas Aéreas, Pablo Biro, denunció que la empresa “dejó varados a pasajeros y trabajadores en sus bases de Punta del Este, Ciudad del Este y Rosario, al suspender intempestivamente los vuelos, cuando hasta el día anterior estuvo vendiendo pasajes”. Tras eso contó que el gremio se negó a llevar cuatro aviones de la empresa fuera del país “como pretendía la compañía” con el fin de evitar embargos.

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