Rodrigo Joaquín del Pino emprendió un viaje a Oriente desde muy joven que lo llevó a vivir con monjes y a recorrer monasterios hindúes. Se formó en el campo de la filosofía y prácticas meditativas de la India. Rama, que es su nombre espiritual, enseña meditación en el club Español, yoga, y es profesor en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR –de la materia Bioneuroemoción– y miembro fundador del Centro de Estudios Orientales (Ceor) de esa facultad. “El mundo no es una realidad objetiva como creíamos, sino un espejo de lo que pensamos, un paradigma indispensable para el buscador sincero que quiere alcanzar la paz profunda y la experiencia de la felicidad duradera”, explicó Rama a El Ciudadano.
—¿Las emociones, los sentimientos, influyen en el organismo?
—Los sentimientos son la base de la conciencia. Los sentimientos de culpa y de miedo son la base del ego por los cuales miramos hacia fuera y dependemos de las formas; así sentimos que tenemos carencia. La culpa es el sentimiento primario, de haber hecho algo mal, está en la raíz de la estructura de la mente, y del miedo surgen los otros sentimientos. Las emociones son más externas, como la bronca, la ira, la tristeza, la alegría. Puede pasar que una persona no se sienta bien consigo misma; sin embargo, externamente puede manifestar tristeza. Una emoción oculta es la que produce una enfermedad, la ira reprimida puede producir varias enfermedades, como por ejemplo el cáncer. El cuerpo es un lector de las emociones: se está comprobando científicamente que por medio de la meditación hay una liberación de los síntomas.
—¿Qué es la meditación y qué se logra?
—La base de la meditación es la quietud en la que se puede observar la mente sin juzgar. No nos damos cuenta de que nos juzgamos todo el tiempo y es por eso que experimentamos un estrés constante: son razones que compiten. En la meditación me doy cuenta de que estoy peleando, hay una corriente de desasosiego que se cruza, y se aprende a sentir. Externamente se ve quietud, internamente hay mucho alboroto que es observado. Una persona que no se aquieta, tiene un sentimiento y tiende a taparlo. Por ejemplo, mira televisión, sale a correr, llama por teléfono, come… Hay muchas maneras de no sentir lo que estoy sintiendo. Es muy común que a las personas no les guste lo que sienten, es normal. Los procesos de meditación claros comienzan desde la aceptación de lo que siento, no negarlo. Está bien sentirse mal, se puede sentir tristeza, angustia, ira, abandono; y si permanezco observándolo, agregándole conciencia al sentir, se desvanece. Si lo niego, el proceso de la conciencia de resistir lo que siento, hace que lo proyecte y lo mire en otra persona y me queje. Lo que está haciendo la otra persona es un espejo de lo que siento y no reconozco. El proceso de liberación de la mente se da por medio de la meditación, o una actitud nueva. No resisto, sino que reconozco que me siento triste, y lo suelto.
—¿Cómo se resuelve la tristeza, la angustia?
—Hay una garantía de trabajo interior y es que si puedo sentir por unos minutos ese dolor, se desvanece. La conciencia, la atención, la voluntad, es lo más fuerte que tiene el ser humano, ser conciente. Sufrimos cuando negamos, el ego que es una identidad falsa que vive dentro de nosotros y crea la percepción, vive de la negación de lo que se siente, entonces proyecta y hace juicio y por eso se siente mal. Los procesos de sufrimiento se basan en la resistencia, me resisto a que las cosas sean como son, trato de cambiarlas. La resistencia es la base del sufrimiento, no lo que está sucediendo. Sufro por lo que interpreto, no por lo que sucede. Me enfermo por una interpretación personal de lo que está pasando. Cuando se deshace el drama, la historia, lo único que tengo es un sentimiento guardado que le daba vida a esa historia.
—¿Se vive con miedo?
—Vivimos desde el miedo y no desde del amor, bajo un sistema de pensamientos corporales. Pensamos en nuestra sobrevivencia corporal, por lo tanto, tenemos miedo a morir, a enfermarnos, a que nos abandonen, al deshonor. Pensamos que somos cuerpos y no pensamos que somos algo indestructible. El cuerpo sólo es un vehículo, vivimos desde un falso ser –el ego– que es la identidad falsa, de ser un cuerpo pronto a morir. No hay muchas expectativas en el sistema del pensamiento del ego, pero los sabios y los escritos antiguos dicen que hay un sistema de pensamiento del amor en la antimateria: basado en la mente que es indestructible, podemos pensar desde el amor. Tenemos que pasar del sistema del pensamiento del miedo al sistema de pensamiento del amor. A partir de lo que vemos en el mundo estructuramos pensamientos falsos.
—¿Qué necesitamos para estar bien con nosotros mismos?
—La sencillez de la comprensión de nosotros mismos. Por ejemplo, en la universidad no me enseñan a vivir, me enseñan a ser funcional. La libertad es la base del amor, por lo tanto la nueva educación tiene que traer ejercicios y experiencia de plena libertad y confianza. Nos tenemos que relacionar desde la confianza.
—¿Qué es bioneuroemoción?
—Es una materia que hace dos años se está dando en la Facultad de Medicina. Los médicos la estudian porque es un cambio de paradigma: la enfermedad no está en el cuerpo sino que se manifiesta en él. Lo que realmente está enfermo es nuestra mente. Cada enfermedad tiene una causa emocional, uno no se resfría por el frío, sino que siente cargado de algo, que viene a través de un conflicto, y el cuerpo lo refleja. Si pensamos que el mundo es existente de manera ontológica, vamos a creer en la injusticia, el dolor, la muerte, como algo que no tiene salida y tiene que luchar contra algo. Los pensamientos son las semillas creativas de la manifestación de lo que le pasa a cada uno. Si se cambian los pensamientos se puede conquistar el corazón.