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La Escuela de Diseño e Indumentaria municipal se reactiva con producción de cubrebocas

Se producen cubrebocas con cuatro cortes diferentes (“algunos más cuadrados, otros más anatómicos”), con diseños variados trabajados con serigrafía y termoestampación. A través de dos grupos pequeños, la prenda se confecciona para la venta entre vecinas y vecinos y para distribución solidaria

En épocas de emergencia sanitaria y cuarentena obligatoria, la Escuela de Diseño e Indumentaria municipal, que normalmente multiplica espacios de formación en todos los distritos y alberga a numerosos participantes, busca reactivarse de a poco con algunas experiencias focalizadas. Por supuesto, la prenda a producir es la única de uso obligatorio para toda la población y por ende la más requerida: los cubrebocas.

Si bien de diciembre a abril, la Escuela funciona a través de actividades puntuales y centralizadas como los talleres de trajes de baño que son furor cada verano, la continuidad del aislamiento impidió lo que hubiera sido el comienzo normal de actividades. Rápidamente, los coordinadores Darío Ares y Hebe Pierobón buscaron la forma de prender algún foco de producción. Así comenzaron a trabajar dos grupos chicos, uno en el Sur y otro en el Oeste, con expectativas de réplicas en otros puntos de la ciudad.

Con las medidas sanitarias correspondientes, un grupo de cinco jóvenes de Nueva Oportunidad comenzó a confeccionar cubrebocas para sus vecinos y vecinas. En en su tercer año de participación en la Escuela, el espacio habitual del CCB Tablada se vio trasladado excepcionalmente al SUM del CMD Sur.

“Es un grupo armado que ya tenía herramientas de producción, es decir que ya sabían coser y estampar. Incluso había formado una marca llamada Salida de Emergencia, justamente. Esto le da la oportunidad a estos chicos y chicas de que vengan a producir cubrebocas pero agregando alguna cuestión más de diseño, y levantar pedidos en el barrio. Se convirtieron en diseñadores y distribuidores barriales de cubrebocas”, afirmó el docente.

“Algunos de ellos venían haciendo algunas changas relacionadas a esto y todo se vio parado con la cuarentena. Por eso esta idea también fue como para generar una mini reactivación aunque sea del espacio”, sumó.

“Hicimos una especie de relevamiento de cómo la gente llevaba puestos los barbijos y todos los modelos que había en el mercado. Empezamos a pensar en cubrebocas con distintos cortes para distintos tipos de cara, para personas que se visten de tal o cual manera, para quien lo usa sólo para salir a sacar la basura o pasear al perro, y para quien lo usa para estar varias horas afuera trabajando. En función de eso pensamos líneas de producción con distintos diseños, y eso es un valor agregado”, explicó.

Así es que se producen cubrebocas con cuatro cortes diferentes (“algunos más cuadrados, otros más anatómicos”), con diseños variados trabajados con serigrafía y termoestampación. Las telas utilizadas provienen de donaciones de algunas de las tapicerías más importantes del país, lo cual garantiza al mismo tiempo buena calidad de materia prima y cero costo para los y las confeccionadores.

En mesas de trabajo individuales, ubicadas a distancia reglamentaria, con cubrebocas obligatorio y uso frecuente de alcohol en gel, los asistentes producen las prendas a pedido. Otros chicos y chicas que tienen máquinas en sus casas, optaron por pasar a llevarse la moldería y producir en sus hogares, para no saturar los espacios comunes.

“Otra idea que surgió en ese grupo fue hacer el kit de cubreboca con bolsa ecológica haciendo juego. Con eso hicimos unas fotos con una buena cámara, para promocionar el producto y a la vez concientizar de salir a hacer los mandados con cubrebocas. Y fueron muy requeridos”, relató Ares.
En el Oeste, cubrebocas solidarios

En el CMD Oeste, la modalidad de trabajo es diferente. Por motivación propia y solidaria, algunos chicos y chicas que participaban de la Escuela en el CCB Lagunita comenzaron a producir un “kit esencial” de prendas de cuidado en cuarentena, para distribuir gratuitamente a los adultos y adultas mayores del barrio.

Para darle continuidad a la movida solidaria, este grupo será el encargado de confeccionar barbijos temáticos especiales del inminente Día Internacional de los Museos (18 de mayo) para donar a los refugios nocturnos con los que trabaja el municipio. Este año, todos los museos del mundo van a trabajar la misma temática que es “Igualdad: inclusión y diversidad”.

“Vamos a trabajar diseños en relación a determinados artistas de las colecciones cada museo”, adelantó Darío, especificando que por ejemplo un modelo tendrá la silueta de Wladimir Mikielievich, el historiador rosarino que da nombre al Museo de la Ciudad.

La idea es continuar reactivando espacios progresivamente. “Empezamos a hacer un relevamiento de las necesidades que hay y en función de eso ir viendo cómo habilitar de a poco. Lo vamos haciendo cuidadosamente y sabiendo que la primera experiencia fue exitosa, que se puede trabajar tranquilamente tomando las medidas de precaución”, aseguró Ares.

La próxima meta es la Casa de Cultura de Barrio Alvear (Sudoeste), un hogar por excelencia de la Escuela. Ahí funciona Trece, “que más que una marca es una usina de producción mutante, a la que siempre se va incluyendo gente nueva”, pensada para jóvenes y que genera campañas de ropa unisex y juvenil. Por ahora, están generando actividades en modalidad virtual.

“Empezamos en el Instagram de Trece una campaña de Cuarentena en el Barrio. Hicimos un hashtag y empezamos a trabajar con esta idea, charlando con los chicos y chicas en los grupos de Whatsapp. Se van sacando fotos con el cubreboca para concientizar sobre su uso y escriben un pequeño texto sobre cómo viven la cuarentena en el barrio”, amplió Darío. “Así se van entusiasmando. Tienen ganas, tienen ideas y esperamos ir volviendo de a poco a trabajarlas juntos”, concluyó el profe.

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