La polémica absolución de Carlos Menem en la causa armas fue la única pieza de unidad de la oposición, en una semana en la que las diferencias se acentuaron e hicieron eclosión con la resonante visita de Sergio Schoklender al Congreso nacional. La falta de culpables en uno de los casos emblemáticos de corrupción de la década del 90 aglutinó a opositores de todas las cepas ideológicas, pero también a kirchneristas de paladar negro que reniegan de ese pragmatismo made in Néstor, conversor de un Menem satánico en aliado estratégico en el Senado.
Los estudiosos del expediente consideran que el golpe mortal a la causa lo diola Justiciamucho antes del proceso oral, cuando podó la investigación de carátulas y dejó únicamente la de contrabando, que es difícil de probar. Como sea, el hecho de que no haya culpables alimenta una recurrente sensación de impunidad.
Mucho menos homogénea fue la reacción de la oposición con la causa Schoklender que, como aquella de las armas para Menem, puedeser representativa de la peor cara del kirchnerismo.
No obstante, las peleas del arco antikirchnerista no restan importancia al paso de Schoklender por el Congreso. Si bien se trata de una estrategia defensiva, su aparición puso en la mira algunas prácticas sospechadas y también el comportamiento del juez Norberto Oyarbide en medio de la campaña electoral.
Precisamente, el nuevo contrapunto opositor fue atizado por una campaña en la que, después de las primarias, el objetivo pasó a ser una especie de sálvese quien pueda.
Ni acá, ni allá
Sobresalió la posición del Frente Amplio Progresista (FAP) liderado por Hermes Binner que amagó con no ir a escuchar al ex apoderado dela Fundaciónde las Madres. Al final, sus diputados estuvieron en la audiencia pero marcaron distancia del resto.
En verdad, la postura del FAP en ese plenario de comisiones dela Cámarabaja obedeció a una estrategia electoral que busca la equidistancia entre el núcleo duro opositor y el oficialismo.
Detrás de esa táctica hay un armador en las sombras. Se trata de Esteban Valenti, un poderoso publicista uruguayo, periodista y militante de izquierda de toda la vida, que llevó a Tabaré Vázquez a la presidencia de su país.
Valenti –ex integrante del Comité Central del Partido Comunista– fue quien bautizó al espacio argentino como Frente Amplio Progresista con la idea de moldearlo a imagen y semejanza del ahora gobernante Frente Amplio uruguayo, que él organizó.
Está casado con Selva Andreoli, directora de la agencia de publicidad uruguaya Perfil. Ambos en 1989 fueron los ideólogos de la campaña de Tabaré Vázquez parala Intendenciade Montevideo.
Por cortocircuitos internos, en 1994 no hicieron la campaña presidencial a Tabaré, pero volvieron en 1999, cuando el oncólogo perdió en balotaje con Jorge Batlle y en 2004 en la que se convirtió en el primer presidente de la izquierda de ese país.
El “Tano” Valenti forjó buena reputación como publicista, sin abandonar el periodismo –edita un suplemento en el diarioLa Repúblicallamado Bitácora– mientras su mujer ganó varias licitaciones de campañas de organismos públicos.
Vivió 16 años enla Argentina, por lo que conoce muy bien la política nacional. Su cercanía a Vázquez lo condujo a Binner, ya que el santafesino y Tabaré forjaron una fuerte amistad desde sus tiempos de intendentes que aún continúa.
En ese contexto, comenzó a asesorar al entonces jefe comunal de Rosario. Lo condujo ala Gobernaciónen la campaña de 2007, estuvo en las legislativas de 2009 y ahora en 2011. En el medio juntó varias veces a ambos cuando Vázquez era presidente de Uruguay.
Pese a no querer hablar en público de su tarea enla Argentina, a sus allegados les dice que está claro que Binner no ganará las elecciones del 23 de octubre, pero machaca con la idea de que la apuesta del FAP es a diez años.
“Fue importante que el FAP se hiciera conocido a nivel nacional en cinco semanas”, reflexionó después del 14 de agosto y agregó: “Es una fuerza totalmente nueva, notoriamente progresista, lo lleva hasta en el nombre, y tiene un crecimiento muy importante, aunque la presidenta sacó el 50 por ciento de los votos y eso también hay que tenerlo en cuenta”. Ese es el libreto que repiten Binner y sus colaboradores en cada entrevista.
Valenti se toma un vuelo todos los martes para cruzar el Río dela Platapara reunirse con el gobernador de Santa Fe yla Comisiónde Acción Política del Frente Amplio. “Somos lo nuevo, lo positivo y lo coherente”, sería el resumen de sus arengas.
Algunos le atribuyen la decisión de haber roto con Ricardo Alfonsín. Cerca de Binner juran que esa ruptura se debió a la decisión del radical de asociarse con Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires. “No íbamos a ir a cantar la marcha al conurbano”, justifica un importante colaborador del santafesino.
Sin embargo, Alfonsín no piensa lo mismo. En público dice que acepta los argumentos de Binner, pero en privado sostiene que eso fue una excusa y se arrepiente de no haber hecho campaña más fuerte en favor de Mario Barletta en las elecciones santafesinas que ganó Antonio Bonfatti, primero en las primarias y luego en las generales ante Agustín Rossi y Miguel del Sel.
El candidato radical intuye que el radicalismo santafesino le pasó factura el 14 de agosto por esa ausencia previa. Y recuerda cuando sus correligionarios le anticiparon que Binner lo iba a traicionar, en momentos en que se reunía con “Pino” Solanas y Luis Juez, quienes mantenían una prédica muy agresiva haciala UCR.
Eran momentos en los que el diputado radical rechazaba los intentos de otros sectores de su partido, liderados por Ernesto Sanz, para que confluyera en una alianza con Mauricio Macri.
Más allá de eso, Alfonsín prefiere callarse todas esas sensaciones y construir hacia adelante. Sostiene que después de octubrela UCRy el PS pueden volver a estar juntos.