Carla Valeria Rivero volvió a sentir la violencia y discrimación sobre su condición sexual que creyó había terminado. En noviembre, la docente de lengua de la escuela 79, República de Paraguay, en Villa Gobernador Gálvez prestó su celular a un grupo de alumnos que viralizó un video suyo con contenido sexual desconocido por ella. Lo que fue una broma para las niñas y niños de 6° grado sirvió de excusa perfecta para separarla del cargo. El 6 de diciembre la notificaron desde el Ministerio de Educación, sin previo aviso por parte de los directivos de la institución. En la oficina ministerial le informaron que le iniciaban un sumario y la trasladaban a la junta de escalafonamiento de docentes de nivel secundario. Carla no quiere estar detrás de un escritorio. Quiere volver al aula y enseñar como desde hace casi 30 años. Le angustia no haberse podido despedir de los alumnos de 6° grado que acompañó en su trayecto escolar y no poder entregarle la medalla a quienes enseñó el año pasado y hoy terminan la primaria. También la falta de diálogo y la injusticia de un episodio de hostigamiento y discriminación por su condición sexual. Siente la misma impotencia que cuando en la década del 90 terminó presa después de salir con sus amigas por el solo hecho de ser trans. Por eso busca visibilizar su situación y luchar por la igualdad de derechos. La amparan el abrazo solidario de alumnas, alumnos y familiares que avalan su trayectoria, le agradecen por las enseñanzas y piden que la seña Carla vuelva al aula.
“No voy a abandonar esta lucha que se hizo posible gracias a la cantidad de gente que salió a apoyarme. Me avalan casi 30 años de carrera. Nunca tuve un problema, mucho menos se me ocurriría agregar contenido sexual”, dijo a El Ciudadano.
Carla Rivero empezó a estudiar en 1992 y a los tres meses comenzó a hacer reemplazos en una escuela de Villa Gobernador Gálvez donde trabajó por 20 años. Luego se mudó a Corrientes, donde continuó ejerciendo, para volver hace dos años a cuidar a su madre de 93 años. Eligió la escuela N° 79 “República de Paraguay” por cercanía. En abril reemplazó temporalmente a la directora de la institución y fue la primera docente trans en ocupar un cargo directivo. “Una persona trans dentro de un aula es disruptiva. Cuando ven la forma de trabajar va cambiando. Nunca tuve un conflicto con nadie”, aseguró.
La docente reconoció el error que cometió al prestar su celular a un grupo de alumnos, pero entiende que no justifica la actitud de los directivos que no le permitieron explicar la situación. “Faltaban pocos minutos para un recreo y los alumnos me pidieron hacer un tik tok. Tengo una cuenta en esa red social, pero no la sé manejar. Accedí y presté mi celular. Hicimos un reto viral, que después me enteré que se lo hacían a las abuelas. Me pedían que diera unos pasos y después simulara que comía una hamburguesa. Pero cuando lo subieron le pusieron una música que hablaba de un pene”, recordó Carla sobre el episodio en noviembre pasado.
El 6 de diciembre la notificaron desde el Ministerio de Educación sobre el inicio de un proceso sumarial por conductas indebidas dentro de la institución. La acusaban, además, de haber expuesto la cara de los menores. “Asumo la responsabilidad. Me equivoqué en entregar el celular. Me angustia que no me hayan notificado en mi lugar de trabajo de algo tan serio. Me sostuvo la cantidad de testimonios de apoyo que recibí”, contó.
En la reunión con autoridades del Ministerio de Educación le ofrecieron trasladar sus tareas a la junta de escalafonamiento de docentes de nivel secundario, pero Carla insiste en recuperar su cargo como titular de lengua. “Se hace un trabajo donde cargás antecedentes de docentes. No tengo la capacitación para eso y no quiero un trabajo administrativo. Quiero la restitución de mi cargo. Fue un avasallamiento de mis derechos y de mi condición de género”, señaló.
Carla termina el año con mucha angustia. Le duele que los directivos no hayan dialogado con ella tras el episodio, pero más le duele no haberse podido despedir de sus alumnos. “Los primeros días fueron muy angustiosos. Con los chicos tengo una relación entrañable. Más allá de enseñar los contenidos, no pierdo de vista el compromiso humano y afectivo por todo lo que viví a lo largo de mi vida siendo una persona trans. El reconocimiento se da en función de cómo los he tratado siempre”, señaló en relación a los cientos de mensajes que recibió de parte de ex alumnas y alumnos. Además, recibió el apoyo de organizaciones sociales como Orgullo Rosario y el Espacio Educativo Travesti Trans de donde es coordinadora.
«Nos queremos manifestar por la injusticia que nosotros sabemos que se cometió con la seño Carla Rivero. Con ella aprendimos a escucharnos, a respetarnos y a entender que ante dios somos todos iguales. Estamos con vos, seño Carla, te amamos», dijo un grupo de niñas y niños en un video que la docente subió a su perfil de Instagram.
Convencida de no abandonar la lucha y a la espera de una resolución, Carla sólo piensa en volver al aula lo antes posible. “No se me escuchó. Hubo hostigamiento y persecución. Encontraron la excusa perfecta. No tengo por qué trasladarme porque no cometí ningún delito. Con los padres y alumnos tengo una relación bárbara. Quiero volver al aula. Forma parte de mi vida diaria”, cerró.