La disputa del Clásico por los cuartos de final de Copa Argentina tiene fecha incierta, eso no es novedad. Y con el correr de los días el panorama se hace más complejo. Encontrar una fecha ya no parece potestad de los clubes ni de los organismos de seguridad ni de la propia organización. A esta altura, ya pasa a ser un milagro.
Más allá de caprichos, ventaja deportiva o por el propio peso de ganar una pulseada política, la postura de los clubes parece difícil de modificar. Newell’s insiste que lo ideal hubiera sido jugar el domingo 14, aunque por una cuestión de tiempo no ve con malos ojos que el partido se programe para el miércoles 17. Y Central insiste con jugarlo el 31 o en noviembre, y utiliza como argumento en detrimento del miércoles 17 la ausencia de Alfonso Parot, citado a la selección de Chile.
Con Central y Newell’s inflexibles, los organismos de seguridad se juntaron con organizadores para intentar darle un corte. Y en esa charla realizada en Santa Fe el día lunes, los enviados de Copa Argentina fueron terminantes: “Si no se ponen de acuerdo la fecha la ponemos nosotros y lo jugamos en Buenos Aires a puerta cerrada”.
No hay dudas que el Clásico es una piedra en el zapata que molesta a los organizadores. No es un partido más, eso lo intuían a partir de las historias que arrastran los choques entre Central y Newell’s, pero lo que nunca imaginaron es que definir una fecha y un escenario pasara a ser una cuestión de estado.
Y esa prepotencia de Copa Argentina para imponer una fecha ayer comenzó a tener nuevas trabas. Superliga oficializó el fixture de las próximas cuatro fechas y no fue fuego amigo. Para el miércoles 24, una de las fechas tentativas para el Clásico, Superliga reprogramó el partido Estudiantes-Newell’s. Y no son pocos los que intuyen que fue una devolución de favores a la Lepra tras esa suspensión por posibles tormentas, tan arbitraria como irrisoria.
Pero no es la única fecha que quedaría sin efecto. Superliga fue tan preciso con la programación de los partidos de Newell’s y Central, que dejó con escaso margen de maniobra a Copa Argentina.
Newell’s-Argentinos se jugará el lunes 29, lo que obliga a tachar el miércoles 31 como posible fecha del Clásico. Newell’s tenía una firme postura para no jugar en esa fecha, pero ahora tiene un argumento válido.
Noviembre tampoco parece ser alternativa. El miércoles 7, ya que Central visita a Atlético Tucumán el viernes 9. ¿Y el martes 6? Tampoco es factible ya que Newell’s visita a Racing el domingo 4.
En este contexto, el miércoles 17 parecería ser la única alternativa que no choca con el fixture de la Superliga, aunque Central no se moverá de su postura de no jugar por la ausencia de Parot.
¿En Santa Fe no?
Y si la fecha es un problema, este martes se sumó otra situación de conflicto. Si había un punto de concordancia entre las partes era que el partido debe jugarse en Santa Fe (cancha de Colón), con ambas hinchadas. Y los organismos de seguridad bregaron desde el primer momento para que esto fuera así, incluso proponiendo que se juegue en Rosario con sorteo de escenario.
Pero no todos están de acuerdo con que se juegue en Santa Fe. Como no podía ser de otra manera, la política se mezcló con el fútbol y una concejala de la capital de la provincia presentó un proyecto de resolución donde solicita que el Clásico no se juegue en Santa Fe.
Marcela Aeberhard, concejala por el PJ le solicita al intendente José Corral para impedir que Newell’s-Central se juegue en Santa Fe.
Y los argumentos demuestran que el choque entre canallas y leprosos no tiene buena prensa. “Ante los grandes disturbios que estos encuentros de fútbol conllevan, los hechos vandálicos que se comenten en la calle y de violencia ocasionados en los locales comerciales sumado a la gran inseguridad que trae aparejada para la ciudadanía en general, es que solicitamos que nuestra ciudad no sea sede de dicho partido y se disponga su ejecución en otro lugar”, es uno de los fundamentos.
“Siendo éste uno de los clásicos de fútbol más importantes de nuestro país y que se jugará con hinchadas de ambos equipos, es que, velando por la seguridad de nuestra ciudadanía, solicitamos al DEM que disponga que nuestra ciudad no sea sede de dicho encuentro deportivo”, concluye el proyecto que en estos días se debatirá en el Concejo santafesino.
Así, el Clásico rosarino pasó a ser un gran dilema para todos. Y asegurar hoy cuándo, dónde y cómo se jugará es un gran signo de interrogación.