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La fiesta en el Ellis Park fue de Argentina

messi

Por: Cecilia Guardati / Enviada especial de Télam

Se esperaba que los miles de nigerianos del barrio vecino al Ellis Park coparan el estadio, pero los hinchas argentinos, con sus canciones y banderas, se hicieron dueños de la fiesta, que fue toda celeste y blanca.

  Cuatro horas antes del comienzo del partido, ya eran cientos los simpatizantes argentinos que habían llegado al emblemático estadio de Johannesburgo con todo el merchandising de la selección nacional.

  Los típicos cánticos de cancha empezaron a sonar desde temprano en las calles de los alrededores del Ellis Park preparando el ambiente festivo que se viviría más tarde dentro del campo.

  Cuando las puertas se abrieron, la marea de camisetas celestes y blancas inundó las tribunas, de las que colgaron incontables banderas argentinas.

  “Con el Cuerpo en Sudáfrica, con el corazón en Boedo”, “Hasta Tokio no paramos”, “Pasión Única”, “Villa Corina”, “Lomas del Matador”, “San Rafael”, “Tucumán”, “Rosario”, “Caballito” y “La Máquina, Córdoba”, eran sólo algunas de las inscripciones del decorado celeste y blanco.

  No faltó la insignia con la cara de Maradona junto al Che, mientras los fanáticos de Messi hicieron una bandera en homenaje al crack argentino, que colgaba de uno de los laterales de la cancha. Apartados, en una de las cabeceras, estaban situados los barrabravas con sus banderas y bombos.

  Con este telón de fondo, el entrenador de la selección, Diego Maradona, desató la euforia colectiva cuando saltó al campo de juego, más de una hora antes del inicio del partido, en medio de aplausos y gritos de “Olé, olé, olé, olé, Diego, Diego”.

  Argentinos, sudafricanos y nigerianos aplaudieron por igual al astro argentino, quien supo responder a las muestras de cariño con gestos de agradecimiento que a muchos hinchas les quedarán grabados en la retina.

  “¡Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de Maradona, todos la vuelta, vamos a dar!”, coreaban los miles de hinchas que se reencontraron con Diego, por primera vez, como técnico de la selección.

  Junto a Diego, salieron también los suplentes Maxi Rodríguez, Diego Pozo, Nico Otamendi y Ariel Garcé, así como el resto del cuerpo técnico, quienes se sacaron fotos sobre el césped del Ellis Park, donde ya se escuchaba el ensordecedor sonido de las tradicionales “vuvuzelas” sudafricanas.

  Sin embargo, Maradona acaparó toda la atención haciendo algo inusual en este tipo de ocasiones cuando se dirigió a los periodistas que cubrían el partido al pie del campo para confirmarles el once inicial y asegurar que “Messi nunca estuvo lesionado”.

  “El equipo está picante y estamos tranquilos porque les podemos hacer daño. Que los argentinos se queden tranquilos”, disparó Diego.

  El mensaje del impredecible astro argentino no quedó ahí: “Viejos, los amo. Me acordé del abrazo del 86 y lo espero para la final. A mi vieja la adoro y por sobre todo a los argentinos que no pudieron venir los amamos”, agregó Maradona.

  Para completar su explosiva aparición, Diego se acercó a una de las tribunas para saludar a su hija Giannina y su nieto, Benjamín, hijo del Kun Agüero. Éste era sólo el comienzo del show.

  Pronto sería el turno de Messi, Tévez, Verón, Mascherano, y compañía, quienes salieron a la cancha con la cabeza en alto, formaditos y de la mano de unos niños sudafricanos.

  “Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos, a ganar, que esta hinchada, quilombera, no te deja, no te deja de alentar”, coreaba ilusionado todo el estadio.

  La pelota empezó a rodar y la hinchada se animó aún más: “¡Y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta es un inglés!”, cantaban los argentinos. Pasaron sólo 5 minutos y la victoria se hizo palpable a través del gol de Heinze, con el que el estadio explotó de júbilo y alegría.

  “¡Argentina, Argentina, Argentina!”, gritaba la hinchada, que se animaba a corear frente a los nigerianos el famoso “¡Volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser campeones, como en el 86′!”.

  A partir de ahí, los simpatizantes argentinos siguieron animando, aunque también sufrieron y se lamentaron con los goles errados de uno y otro lado.

  Sin duda uno de los grandes protagonistas fue Messi, quien con cada jugada mágica lograba levantar a todo el estadio. Fue ese jugador distinto a los demás que muchos argentinos suelen ver en televisión, cuando juega con el Barcelona, pero que nunca habían visto jugar así con la selección.

  En cada gol que no concretaba, la Pulga se agarraba la cabeza y los hinchas estallaban en gritos y aplausos. Con el silbato final, Diego corrió a abrazar y levantar a Messi. Era la imagen que todos deseaban capturar. La fiesta, indudablemente, fue de Argentina.

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