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La fragata Libertad enarbola velas con viento sudamericano

El buque escuela zarpó ayer desde Buenos Aires y navegará por el Atlántico y el Pacífico en doble cruce.

El buque escuela Fragata  Libertad zarpó ayer desde la dársena norte del Puerto de Buenos  Aires, en Retiro, con un periplo sudamericano que navegará los océanos Atlántico y Pacífico, con el desafío mayor de atravesar los  canales fueguinos, afirmó una guardiamarina que integra el grupo de  25 mujeres en viaje de tesis.

“Los canales fueguinos del sur son casi el fin del viaje,  pero ya queremos llegar a ellos, porque sabemos que es una  experiencia profesional que nos va a ayudar mucho en la carrera”,  dijo la guardiamarina Ayelén Basualdo.

“Los canales fueguinos del sur son extremadamente provechosos para la experiencia por su  dificultad, y esa zona la atravesamos con oficiales experimentados  que nos van a instruir, porque un buque de tamañas dimensiones para  los niveles de giro, y los vientos y los mares bravos, es  complicado”, contó la joven de 23 años.

El recorrido completo de la nave será desde Buenos Aires a los puertos de Mar del Plata, Río de Janeiro y Recife (Brasil),  Paramaribo (Surinam), Georgetown (Guyana), La Guaira (Venezuela), Cartagena de Indias (Colombia) y Guayaquil (Ecuador).

Luego seguirá por El Callao (Perú), Valparaíso y Punta Arenas (Chile), Ushuaia, Río Grande; San Julián, Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn, Bahía Blanca y Montevideo (Uruguay), hasta el retorno a Buenos Aires el próximo 22 de octubre.

Al regreso del viaje, los jóvenes serán destinados a diferentes bases de la Armada, y Basualdo planea continuar su formación como artillera, estudiando en Punta Alta, el puerto de Bahía Blanca, para cumplir función de jefa de armamento, cañones a bordo y” todo lo que implica la Armada, que es una marina de guerra”.

“Todos los que estamos acá tenemos bien en claro que, si bien Argentina es un país pacífico que no entra en conflictos armados porque tiene el objetivo de mantener la paz y no hacer la guerra, no quita que en algún momento deba hacerlo para defensa”, opinó.

Basualdo se refirió a la guerra de recuperación de las islas Malvinas bajo dominio británico. “Nuestros ex combatientes hicieron cosas admirables con los medios que tenían, y cumplieron la misión asignada, que era recuperar las Malvinas”, dijo.

“El mantenimiento del lugar después, es otro tema, pero para nosotros, que hoy navegamos como guardiamarinas y que no habíamos nacido en esa época, fue un éxito y no una derrota, porque el objetivo era recuperarlas”, enfatizó.

Durante una hora previa a la partida, los familiares subieron a la Fragata para conocer el imponente buque y despedirse de los viajeros, con escenas cargadas de emotividad y llanto contenido.

Entre ellos, los padres de Yésica Piras, una cordobesa de 23 años, enfermera naval, casada con un infante de marina que partirá en misión a Haití mientras ella navega en su viaje de tesis, radicados ambos en Punta Alta.

Un joven marino estrechaba a su pequeña beba en brazos, mientras permanecía consternado en silencio, aferrado a su pareja.

La dotación del buque, que cumple el 42º viaje de instrucción al mando del capitán de navío Guillermo Tyburec, es de 27 oficiales, 184 suboficiales, 91 guardiamarinas en comisión, de los cuales 25 son mujeres, y profesores de la Escuela Naval Militar, además de 14 oficiales extranjeros.

El periplo de cinco meses por Sudamérica “tiene que ver con la inserción en la región de la Argentina, que ya el año pasado había navegado una ruta similar, por el Bicentenario”, dijo el director de estudios, teniente de navío Cristian Leitol.

Una historia de orgullo y galardones

La fragata Libertad fue construida en los Astilleros Río Santiago y botada el 30 de mayo de 1956; su eslora es de 103 metros, con una manga de 14, un puntal de 11 metros y un calado de casi 7.

Está propulsada por dos motores diésel de 1.200 caballos de fuerza cada uno, con un desplazamiento de 3.765 toneladas y un velamen compuesto por 27 velas en aparejo tipo fragata de tres palos (trinquete, mayor y mesana) y bauprés, con una superficie total de 2.700 metros cuadrados.

Entre los trofeos obtenidos por la nave se cuentan la Gran Medalla, por una travesía totalmente a vela en 1966, cuando obtuvo el récord mundial para Grandes Veleros en el cruce del Atlántico Norte, entre Cabo Race (Canadá) y la línea imaginaria Dublin-Liverpool, recorriendo más de 2 mil millas en 8 días y medio.

También numerosos Boston Teapot, trofeo otorgado anualmente por la Sail Training Association a aquel velero que tripulado con más del cincuenta por ciento del personal en instrucción, recorra la máxima distancia solamente a vela, en un período de 124 horas de navegación.