Policiales

Dos al banquillo, uno rosarino

La historia del increíble robo de la avioneta en Victoria

El golpe tenía doble función: la venganza de un instructor de paracaidismo rosarino hacia sus ex socios y usarla para distribuir drogas, pero la suerte no acompañó a los tripulantes, tuvieron que aterrizar de emergencia y terminaron perdidos los Esteros del Iberá. Esta semana empezó el juicio oral


Era un plan simple: robar una avioneta en la ciudad entrerriana de Victoria y volarla hasta el Paraguay para luego usarla en el transporte de marihuana. No era descabellado, ya hubo casos donde acciones similares terminaron bien. Pero como todo lo que puede salir mal es probable que termine saliendo mal, la banda se topó con contratiempos que bien podrían dar forma al guión de una película tragicómica: la nave cayó en los Esteros del Iberá, los ocupantes sobrevivieron al siniestro y también a las picaduras de alimañas y al ataque a un yacaré, el que se terminaron almorzando.

Pudieron eludir de alguna forma el famoso olfato policial cuando, deshidratados y molidos, fueron atendidos en un dispensario. Llegaron al Paraguay, algunos, y otros se quedaron de este lado de la frontera, en Misiones. Los socios rosarinos, en cambio, pronto fueron identificados: quien según la pesquisa había ideado el golpe por despecho con antiguos compañeros de negocios terminó muerto, igual que uno de los paraguayos que cometieron el atrevido asalto: lo acribillaron a tiros en la ciudad donde operaba. Otro más, el líder del grupo y ha sido prontuariado como transportista de droga en territorio santafesino, terminó preso en otra causa narco y acaba de firmar un juicio abreviado por este robo. En el banquillo hay sólo dos acusados: un rosarino y otro misionero que, desde el jueves pasado, son juzgados en la ciudad entrerriana de Gualeguay por el inaudito golpe que terminó mal.

El debate comenzó el jueves pasado por la mañana. El rosarino Darío Mario Crocco, de 50 años, y el misionero Héctor De Lima, de 32, declararon ante el tribunal –integrado por los magistrados Mauricio Derudi, Arturo Dumón y Alicia Vivian– y se desligaron de los hechos que el fiscal Eduardo Guaita les imputa.

El día anterior Darío Concepción “Nené” Roas, un argentino-paraguayo de 34 años que figura entre los proveedores de las narcobandas correntinas asentadas en Itatí, firmó un juicio abreviado a 4 años y medio de prisión por el robo de la avioneta.

Además de De Lima, Crocco y Roas, otros cuatro sospechosos fueron indentificados como los integrantes de la banda: el misionero Valentín “Ninja” Ramírez –prefecto exonerado por sus vínculos con el narcotráfico y aún prófugo de la Justicia–; el rosarino e instructor de paracaidismo Gabriel “Rana” Quiroz, de 48 años, quien apareció muerto el año pasado en un presunto suicidio; el paraguayo Daniel Sánchez Bareiro, el piloto, que cuenta con captura nacional e internacional, y Bernardino González, de 29, ultimado a balazos por un sicario en noviembre pasado en la ciudad paraguaya de Encarnación.

 

El plan

Rana era parte de una conocida sociedad de instructores en paracaidismo que tenía sucursales en Rosario y Victoria, provincia de Entre Ríos. El rosarino terminó muy mal con sus socios, dueños de una avioneta. El negocio, al romperse, fue dividido en partes iguales y a Quiroz le tocó la sede de Rosario. La herida nunca cerró. Fue así que en febrero del año pasado, Rana aprovechó que Nené estaba interesado en una Cessna para distribuir estupefacientes y así llevó a cabo su venganza, sostiene el fiscal.

Nené se ocupó de llamar para contratar el salto en paracaídas para quince personas. La fecha sería al día siguiente, el 21 de febrero del año pasado, en Victoria, donde el grupo celebraría una despedida de solteros. Por el servicio pagó una seña de 500 dólares. A la hora señalada, cuatro hombres llegaron al Aeroclub de Victoria y preguntaron si la Cessna 182 estaba lista. Ahí sacaron sus armas. No les llevó demasiado reducir a las cinco personas, se aseguraron que el tanque de combustible estuviese lleno, juntaron nueve paracaídas, elementos electrónicos y partieron. El fiscal indicó que Crocco se llevó los paracaídas en uno de los autos de las víctimas, Nené se subió a su camioneta y siguió la aeronave. El destino era la ciudad correntina de Itá Ibaté, ubicada en la frontera con Paraguay. La Cessna fue piloteada por el paraguayo Bareiro y estuvo acompañado por Ninja, el prefecto, el otro paraguayo, González, y De Lima. La banda calculó que el tanque lleno les alcanzaba para llegar a la frontera con Paraguay, pero no tuvieron en cuenta que tenían que volar bajo para no ser detectados por los radares. El esfuerzo del motor hizo que debieran aterrizar de emergencia ese mismo día en la reserva natural de los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes.

 

La supervivencia entre yacarés

Los cuatro hombres estuvieron seis días en los humedales. Caminaron entre yacarés y alimañas: los investigadores estimaron que hicieron un recorrido de dos kilómetros. En el camino, un yacaré atacó a uno de los ladrones. Lograron matar al animal y se lo comieron. El sexto día, una guardaparque los encontró: estaban deshidratados, todos picados y con un cuadro de insolación. Gracias a la mujer, la Justicia logró identificar al cuarteto porque les tomó los datos. Esto pasó antes de que un policía correntino los trasladara al hospital de Colonia Carlos Pellegrini. Estaban a poco más de 230 kilómetros de Itá Ibaté, donde tenían que aterrizar con la Cessna. El policía no indagó demasiado en el porqué de la presencia del cuarteto, quienes dijeron que estaban de pesca cuando se perdieron. Los dejó seguir viaje, una vez que se recuperaron.

 

Comienzo de la causa

El Cessna fue hallado en los humedales a la altura de Colonia Carlos Pellegrini el 30 de marzo de 2017. Las víctimas habían manifestado de entrada su hipótesis sobre una venganza del ex socio –de quien dijeron que tenía vínculos narco– y desde allí el fiscal comenzó la pesquisa para desandar los pasos de la banda.

El primero en ser allanado por la Justicia entrerriana fue el instructor rosarino. A mediados de abril de 2017, el fiscal pidió seis operativos en la zona sur de Rosario: Ayolas al 500, Viamonte al 100, Colón al 2400, Necochea al 3200, bulevar Seguí al 1000 y avenida de Rosario al 500. Hubo un solo detenido, Darío Mario Crocco, vinculado con el mundo del paracaidismo e íntimo amigo de Rana, estaba en la causa porque encontraron una huella suya en el auto que le robaron a las víctimas, el cual transportaba los 9 paracaídas. También tiene una causa en la Justicia Federal de Rosario donde está sindicado como testaferro de Los Monos, en la pesquisa por lavado de dinero que vincula al clan de La Granada con el célebre sindicalista platense Marcelo Balcedo, a través de su mano derecha, Mauricio Yebra.

El instructor Gabriel “Rana” Quiroz, de 48 años, el ex socio por los hermanos propietarios del servicio en Victoria e investigado dos décadas atrás como chofer de una banda de asaltantes, se entregó a la Justicia horas más tarde de los procedimientos. Dos meses después, ya procesado, fue hallado sin vida en su casa de Necochea al 3200. La hipótesis principal fue suicidio.

En septiembre pasado, el misionero De Lima fue detenido en un motel de la ciudad de Posadas. Un policía entrerriano se hizo pasar por mujer, lo contactó vía Facebook y pactó un encuentro en el lugar donde el desilusionado galón terminó arrestado.

Al mes siguiente, fue el turno de Nené. Cayó a mediados de octubre cuando un hombre en una VW Amarok fue apresado por la Aduana en la localidad fronteriza de Encarnación. En la 4×4 llevaba seis kilos de cocaína. El vehículo estaba a nombre de Nené, quien ya contaba con pedido de captura por el asalto en Victoria. La Policía lo atrapó un rato más tarde durmiendo en la vivienda del chofer de la Amarok, Diego I., también en Posadas.

 

Cómo sigue el juicio oral

El debate continuará este lunes con nueve testigos, en su mayoría los pesquisas que intervinieron en la causa. Para el martes están previstos los alegatos del fiscal Guaita, quien en la audiencia preliminar a juicio pidió 7 años y medio de prisión para De Lima y 6 años y medio para el rosarino. En tanto, los defensores Carlos Varela (por Crocco) y la oficial Susana Alarcón (del misionero) reclamarán la absolución para los imputados.

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