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La historia del rosarino Juan Imhoff, el señor try

El wing que desde 2011 milita en Racing 92 de Francia, y que llegó a las 100 conquistas como profesional, se consolida como el mejor en su puesto a nivel mundial. Surgido en Duendes, el back la luchó bien desde abajo para poder cumplir sus sueños. Conocé un poco más de su historia de vida

Para explicar un presente en la mayoría de los casos hay que mirar hacia atrás y buscar un punto de la génesis de un fenómeno. El presente de Juan Imhoff tiene varios aspectos que pueden tomarse como de inflexión para que hoy por hoy el back surgido en Duendes sea considerado uno de los mejores en su puesto a nivel mundial, que se lo ubique entre los más destacados de la historia del rugby pues no muchos jugadores han logrado superar la barrera de los 100 tries como profesional, teniendo en cuenta que llegar a esa cifra en ese ámbito no es una noticia de todos los días.

El primer golpe que tuvo Juan fue cuando después de varios trials quedó fuera de la lista de Los Pumitas en 2007, tampoco lo llamarían en 2008. Pero en diciembre de 2007, cuando tenía que arrancar el verano previo a su paso al plantel superior, sucedió algo inesperado.

Tras disputar con su división de Duendes el Seven de Gimnasia y Esgrima sin suerte, Juan fue, como era habitual, a ver la primera de Duendes. Pero en el momento en que estaba por salir de su casa para dirigirse al Parque Independencia para ver el torneo de juego reducido de los equipos rosarinos su padre José Luis le dijo que se lleve los botines y que en la mochila ponga todo lo necesario para jugar. El joven, por ese entonces de 19 años, aceptó las palabras de su padre pero sin ninguna esperanza.

Al llegar a Gimnasia y Esgrima, club organizador del certamen de juego reducido de la Unión de Rugby de Rosario, al equipo de Seven de Duendes le faltaba un jugador y el único que estaba listo para ponerse la camiseta verdinegra y salir a jugar, aún sin haber debutado en la máxima categoría, era Juan Imhoff. Sus muy buenas actuaciones en dicho torneo le abrieron las puertas para una convocatoria al seleccionado de Rosario que jugaría el Seven de la República en Paraná, Entre Ríos.

Una de cal y otra de arena en esa temporada. Imhoff sabía que tenía que esforzarse mucho más si quería tener una oportunidad importante dentro del rugby. El quinto hijo de José Luis soñaba en grande como todo rugbier: debutar en la primera del club, luego formar parte del seleccionado local y por último tocar el cielo con las manos llegando a jugar en Los Pumas.

En 2008, Juan Imhoff hizo su debut en la primera división de Duendes. Rápidamente se hizo un lugar y dejó de jugar como fullback –su posición en juveniles– para ocupar el puesto de wing. Hizo tries de todos los colores y partido a partido iba demostrando que tenía potencial; no sólo por la velocidad, sino por sus destrezas.

Esa temporada continuó fuera del sistema de alto rendimiento de la UAR, con lo cual él mismo se organizó para tener su propio plan de entrenamiento que fue igual o mejor del que se realizaba en los centros de entrenamientos de la UAR.

Con Duendes, Imhoff terminó tercero en el torneo del Litoral. La vuelta olímpica con la camiseta de sus amores se iba a hacer esperar un tiempo más.

En diciembre de ese año, Imhoff viajó a Italia a visitar a su hermana Bárbara, esposa de Nicolás Galatro, quien jugaba en Petrarca Padova, en la elite del rugby italiano. Quería tener la experiencia de vivir el rugby como profesional, aunque no había ningún contrato con dicho club. Los tanos le ofrecieron firmar un vínculo, pero desde Argentina llegó el llamado de José Costante, head coach de seleccionado mayor de Rosario, y el wing regresó sin dudarlo.

El año 2009 no comenzó de la mejor manera: un golpe en la cara en un entrenamiento lo envió al quirófano, pero los tiempos daban para que Imhoff llegue al debut en el Argentino de Uniones sin problemas. El primer tiempo del estreno con la camiseta del Ñandú jugó con una mascarilla protectora, pero duró cuarenta minutos. El futuro Golden Boy de Las Delicias ya jugaba como siempre.

Tras la etapa con el seleccionado, llegó el Torneo del Litoral, donde Duendes, capitaneado por Pablo Bouza, otra vez no tuvo suerte en la fase final y terminó tercero. Pero el club de Las Delicias explotó en la parte final de 2009 ganando el Torneo del Interior y el Nacional de Clubes, con Juan como figura.

Ese mismo año llegó el primer llamado de la UAR para el Sudamericano a disputarse en Uruguay. En esa primera experiencia, el rosarino se destacó y fue incorporado al sistema de entrenamiento de la UAR.

Con un breve paso por Pumas Seven, una lesión en un entrenamiento lo privó de debutar con el seleccionado nacional de juego reducido en el Circuito Mundial.

Sin lugar en el primer equipo de Pampas XV en 2010 en la Vodacom Cup de Sudáfrica, Imhoff redobló esfuerzos, pues sabía y confiaba en sus condiciones. Tenía la certeza que podía dar el salto. Y fue Daniel Hourcade quien le dio ese primer empujón de confianza. Durante el resto de 2010, el tucumano fue preparando el equipo de Pampas para la revancha en la Vodacom.

Mientras tanto, Imhoff seguía vulnerando ingoales en el Litoral. Duendes dirigido por Raúl Aspirina Pérez y Gastón Conde, no sólo se consagró campeón sino que lo hizo de forma invicta pero además jugando un rugby que hacía que simpatizantes de otros clubes se hicieron presentes para ver a ese equipo. Que otra vez tenía a Imhoff como figura rutilante y sus logros ya captaban la atención de los medios capitalinos.

En 2011, la historia es conocida por todos. Imhoff tryman de Pampas XV en la Vodacom Cup donde deslumbró a todos, pero en especial a Santiago Phelan, head coach de Los Pumas, quien lo convocó para la preselección de cara a la Copa del Mundo Nueva Zelanda 2011. Pero en su paso por Sudáfrica el rosarino junto a otros compañeros de equipo se contagiaron de hepatitis, pero igualmente su presencia en el plantel mundialista no corrió riesgo; sólo que el debut en Los Pumas se aplazó hasta los partidos amistosos previos al campeonato en Oceanía.

El hecho de no haber tenido un camino de rosas, de haber tenido que ganarse su lugar en todos los equipos en los que participó y que hasta fue discutido en su propio club, hicieron que el espíritu de Juan Imhoff se fortalezca. Porque ante cada obstáculo, el veloz wing no sale corriendo, se mide con su adversario, lo estudia, se esfuerza y logra superarlo.

Podrán discutirlo, podrán nombrar otros grandes jugadores que ocuparon su mismo puesto o actuales, pero ninguno hasta el momento tiene al lado de su nombre la leyenda de haber apoyado más de cien tries. Juan Imhoff demostró ser un fiel reflejo de lo que significan los valores del rugby, pues el esfuerzo paga y con creces. Se está en presencia del mejor wing de la historia del rugby argentino, porque este presente fue construido con esfuerzo y mucho sacrificio. Todo un ejemplo.

 

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