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La historia detrás de la denuncia de Vila por una frecuencia de 4G

El empresario nunca pagó la frecuencia, que pasó a manos de Arsat y luego el gobierno de Macri se la traspasó al Grupo Clarín por una porción de su valor

El empresario Daniel Vila denunció en su propio canal de televisión abierta que el presidente Mauricio Macri lo apretó con una denuncia penal para que desistiera de una frecuencia de 4G para dársela al Grupo Clarín.

El conflicto por esa frecuencia se originó en 2015, cuando el gobierno de Cristina Fernández licitó esas franjas del espectro radioeléctrico y Supercanal Arlink, del grupo que comandan Vila y el ex ministro menemista José Luis Manzano, ganó el concurso.

Unos meses después, la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones dejó sin efecto la adjudicación porque Arlink nunca pagó los 506 millones de dólares que había ofertado y, mediante una ley del Congreso se transfirió la frecuencia a la empresa estatal Arsat.

Vila judicializó esa decisión: señaló que el Banco Central no le había permitido ingresar los dólares que necesitaba provenientes de un Fondo de Inversión para levantar el concurso de acreedores de Supercanal y así solicitar financiamiento internacional para pagar el espectro de Arlink.

En ese contexto, cambió el gobierno. Asumió Macri y puso a Aguad como ministro de Telecomunicaciones.

Pero, a pesar de la promesa que Vila dijo recibir de Macri, el gobierno le entregó esa licencia de Arsart a la empresa Nextel, que el Grupo Clarín había comprado hacía pocos meses.

La maniobra fue informada oportunamente en febrero de 2017 por Tiempo en una nota que se tituló “El gobierno otorgó sin costo a Clarín la frecuencia de 4G que era de Arsat”.

El Gobierno primero habilitó la compra de Nextel por parte del Grupo Clarín y luego decidió habilitar por decreto el uso a privados de las frecuencias que pertenecían a Arsat.

En la resolución 1299, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) autorizó a Nextel a operar esas frecuencias sin ningún costo y convirtió al Grupo Clarín en el cuarto operador de 4G en el país sin ninguna licitación.

Recién unos meses después se estableció el precio a pagar: 30 millones de dólares por una frecuencia que había sido licitada a más de 500 millones. Un precio muy por debajo del que habían pagado las principales operadoras telefónicas.

Luego vendría la fusión de Cablevisión y Telecom, para convertirse en el mayor conglomerado de la historia del país, pero esa es otra historia.

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