Una pareja de católicos debe enfrentarse a una difícil decisión: el matrimonio o el trabajo. Eso se debe a que la Iglesia les prohibió casarse, ya que ambos son empleados del Instituto para las Obras de Religión (IOR), también conocido por ser el Banco del Vaticano.
Justamente, se conocieron por trabajar juntos y, luego de un tiempo, decidieron formalizar la relación con la celebración de sus nupcias. En ese sentido, al ser los dos profesantes de la misma fe, quisieron llevar a cabo una ceremonia acorde a su religión.
Sin embargo, una nueva norma que entró en vigor en el Banco del Vaticano establece que «está prohibida la contratación de cónyuges, consanguíneos hasta el cuarto grado y afines en primer y segundo grado, según el cómputo canónico, de personas y administradores dentro del Instituto», según recogió el medio italiano Il Messaggero.
Sumado a esto, aclara que tampoco están permitidas las uniones entre empleados del IOR con los trabajadores de «otras administraciones del Estado de la Ciudad del Vaticano», siendo que «constituye causa de pérdida de los requisitos de contratación».
No obstante, la normativa contempla que el problema se «solucionaría» si alguno de los dos renunciara voluntariamente: «La presente causa de pérdida de los requisitos de contratación se entiende superada para uno de los dos cónyuges siempre que el otro cónyuge cese su relación laboral con el Instituto y con las otras administraciones del Vaticano en el plazo de 30 días desde la celebración del matrimonio». Caso contrario, «el Instituto tiene el derecho de rescindir inmediatamente la relación laboral existente con los empleados».
Además, según Il Messaggero, el caso está siendo considerado por el tribunal del Trabajo de la Santa Sede (ULSA, por sus siglas en italiano). En ese sentido, la opinión que circula en dicha sala es que los dos prometidos deberían primero casarse para impugnar su despido automático, un desenlace que los dos jóvenes buscan evitar.
En paralelo, crecen los malestares entre los cuatro mil trabajadores y empleados en la Curia, quienes reclaman una mayor tutela de las familias. Sus protestas están entrelazadas con las posturas de todos los pontífices, en especial la de Francisco, quien exhortó a los jóvenes a formar una familia, casarse y pensar en el futuro.
En esa línea, la situación de la pareja del IOR no pasó inadvertida en el Vaticano, a pesar de los rumores de que la Santa Sede estaría callando sobre el asunto. Por ese motivo, no se descarta que llegue una intervención resolutiva del Papa Francisco.