Más de 70 obispos volvieron a pronunciarse ayer en contra del matrimonio homosexual al considerar que, de aprobar la ley que lo permita, el Estado se estaría “equivocando y contradiciendo” con la Constitución nacional. No obstante, la resolución emitida por la 99ª asamblea plenaria del Episcopado argentino, que se celebra desde el lunes en la localidad bonaerense de Pilar, aclaró que este tema “lleva implícito el respeto a la persona que vive, siente y piensa de un modo diferente”.
“Todos estamos llamados al amor de Dios. La claridad del diálogo exige un discernimiento en orden a reconocer la verdad, sobre la cual los pastores no podemos callar. Esto no supone menosprecio ni discriminación”, señalaron en el inicio del pronunciamiento.
Los obispos justificaron su postura al explicar que “el ser humano ha sido creado a imagen de Dios”, por lo que no sólo “se refleja en la persona individual sino que se proyecta en la complementariedad y reciprocidad del varón y la mujer, y en la unidad indisoluble de los dos, llamada desde siempre matrimonio”.
“El matrimonio es la forma de vida en la que se realiza una comunión singular de personas, y ella otorga sentido plenamente humano al ejercicio de la función sexual”, dijeron.
En esa línea, los obispos expresaron que “no hay una realidad análoga que pueda igualar al matrimonio” ya que “no es una unión cualquiera entre personas” sino que “tiene características propias e irrenunciables que hacen del matrimonio la base de la familia y de la sociedad”.
La asamblea justificó su posición al recordar: “Así lo reconocen los tratados internacionales asumidos en nuestra Constitución nacional”, por lo que “corresponde a la autoridad pública tutelar el matrimonio entre el varón y la mujer con la protección de las leyes”.
“Si se otorgase un reconocimiento legal a la unión entre personas del mismo sexo, o se las pusiera en un plano jurídico análogo al del matrimonio y la familia, el Estado actuaría erróneamente y entraría en contradicción con sus propios deberes al alterar los principios de la ley natural y del ordenamiento público de la sociedad argentina”, expresaron.
Por último, los obispos aclararon que “constatar una diferencia real no es discriminar, porque la naturaleza no discrimina cuando nos hace varón o mujer”.
“Nuestro Código Civil no discrimina cuando exige el requisito de ser varón y mujer para contraer matrimonio; sólo reconoce una realidad natural. Las situaciones jurídicas de interés recíproco entre personas del mismo sexo pueden ser suficientemente tuteladas por el derecho común. Por consiguiente, sería una discriminación injusta contra el matrimonio y la familia otorgar al hecho privado de la unión entre personas del mismo sexo un estatuto de derecho público”, concluyeron.