Por Victoria Arrabal/UNR
La Organización Mundial de la Salud considera que los factores ambientales influyen en el origen y desarrollo del cáncer, especialmente la actividad agropecuaria y la calidad del agua. Un estudio desarrollado por la Universidad Nacional de Rosario exploró la relación entre factores ambientales y tasas de mortalidad por cáncer durante los últimos sesenta años del desarrollo agrario en Santa Fe. Los resultados indican que mientras las tasas descienden a nivel nacional, en nuestra provincia ascienden, particularmente en los grupos de mayor edad. Entre los elementos analizados está la presencia de agroquímicos, las aguas con alto contenido de arsénico y nitrato y la producción animal intensiva.
El trabajo fue realizado por el Programa de Medio Ambiente y Salud (Promas) del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la UNR que desde hace cinco años está investigando sobre desarrollo agroindustrial y cáncer, campos electromagnéticos, exposiciones ambientales perinatales y futuro reproductivo de los hijos, así como también modelos de gestión para prevención en salud y ambiente en comunidades rurales.
Con el objetivo de ampliar estos estudios, hace dos años las seis universidades públicas de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe constituyeron la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro. La misma desarrolló dos proyectos de investigación que fueron seleccionados y serán financiados por el Instituto Nacional del Cáncer del Ministerio de Salud en el período 2018-2020.
Se trata de «Factores ambientales en la génesis de la enfermedad cáncer», dirigido por Alejandro Oliva y «Representaciones sociales sobre los factores ambientales de riesgo que poblaciones rurales de la Región Centro asocian a casos de cánceres”, dirigido por Claudio Staffolani.
Zonas de riesgo
El primer proyecto analizará cuáles son las zonas de alto y bajo riesgo de cáncer en la región y sus diferencias desde el punto de vista ambiental. Para llevarlo a cabo se centrará en dos variables fundamentales: el desarrollo agroindustrial y el agua. El objetivo general es estudiar la mortalidad por cáncer en el contexto de la expansión agraria y el posible riesgo para la salud poblacional que esto representa.
Se realizará un análisis en cuanto al aumento de las superficies, el cambio de los tipos de cultivos y también de los agroquímicos. “No sólo el glifosato que constituye el 25% del contenido con el que se está fumigando, sino también otros compuestos iguales o más agresivos aún que fueron variando a lo largo del tiempo”, aclara Oliva.
El otro problema de la región es la calidad del agua dado que contiene cifras muy altas de nitrato y arsénico, entre 50 y 100 microgramos por litro, cuando lo aceptado es 10. En tanto, la crianza intensiva de animales incorpora contaminantes que se derivan a la primera napa de aguas, fuente básica de consumo en un alto porcentaje de habitantes de la región que no cuentan con sistemas sustentables de potabilización.
Cabe destacar que el 75% de la población de la región centro del país (Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba), vive en comunidades rurales en donde la actividad agrícola se expandió considerablemente. De acuerdo a las superficies de áreas sembradas y las tecnologías asociadas, los investigadores identificaron tres etapas en la evolución agraria del sector rural pampeano.
El período 1960-1980 se caracterizó por un uso intensivo de organoclorados y la irrupción de la industria metal-mecánica agraria con sus solventes orgánicos. Entre 1980 y 1995, hubo una masiva utilización de los organofosforados y el incremento cuali-cuantitativo de los solventes. Y desde 1995 hasta la actualidad, se utiliza la tecnología de siembra sin remoción de suelos y los cultivos genéticamente modificados, sumados a los derivados de la crianza intensiva animal. “Todos estos factores están asociados a la incidencia y mortalidad por cáncer, así como a la aparición de ciertas malformaciones”, afirma el director del Promas.
Imaginario social
El segundo proyecto denominado «Representaciones sociales sobre los factores ambientales de riesgo que poblaciones rurales de la Región Centro asocian a casos de cánceres”, trabaja la cuestión social, qué piensa la gente, cuál es el imaginario sobre esta problemática, si la reconoce, si la considera peligrosa.
Un antecedente de este tipo de abordaje es el trabajo de vinculación tecnológica que se realizó en la localidad de Murphy, ubicada en el Departamento General López sobre la Ruta Nacional 33. En esta ciudad que tiene una producción exclusivamente agropecuaria, se hizo un relevamiento epidemiológico de los casos de incidencia y mortalidad por cáncer, en el período 2000/2015, observándose un incremento significativo de casos relacionados con los factores ambientales bajo estudio.
En la investigación, el equipo de la UNR validó una metodología que distingue cuatro etapas: la primera, de identificación, surge cuando la población dice que hay problemas de cáncer. Esta percepción luego pudo comprobarse con las estadísticas del Hospital de Murphy a partir de los certificados de defunción.
La segunda fase es la de caracterización que consiste en observar dónde está el problema, qué distribución geográfica tiene. En el actual proyecto se usarán sistemas de georeferenciación que permitan articular cuestiones ambientales y de salud. La tercera etapa consiste en ofrecer instrumentos de gestión a la política y la comunidad. Por ejemplo, en esa localidad, se montó un observatorio para hacer valoraciones de agua y de fumigaciones cada seis meses e identificar nuevos casos de cáncer.
Una cuestión que se está validando actualmente es la caracterización de líquenes de las plantas para monitorear la calidad del aire. “Los líquenes tienen la ventaja de guardar una memoria histórica de lo que pasó con el aire, lo que permite identificar si hubo problemas en la calidad del mismo sin usar equipos tan sofisticados”, explica Oliva.
Los profesionales del Centro de Estudios Interdisciplinarios vienen realizando diversos estudios sobre la incidencia de factores ambientales en el cáncer. Uno sobre el desarrollo agroindustrial en la provincia de Santa Fe determinó que hay una correlación entre el tipo de cultivo y la mortalidad por esta enfermedad. Otro, en base a historias clínicas de pacientes con problemas de esterilidad, analizó el impacto de exposiciones perinatales a agroquímicos y solventes. También estudiaron el hábito de fumar de las madres durante el embarazo, como un factor de incidencia.