A cuantiosa distancia de la medición de la producción industrial nacional divulgada esta misma semana por el Indec –que arrojó una caída del 8,5% en febrero pasado contra el mismo mes de 2018 y un acumulado en el bimestre de -9,7%, con una mejora de febrero de este año respecto a enero del 2,4%– el Instituto de Investigaciones Económicas de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) registró una situación catastrófica en la provincia: un descenso del 14,3% en febrero pasado respecto de febrero de 2018; y un derrape del 15,2% comparando el primer bimestre de uno y otro año. Se trata, marcó el centro de estudios de Fisfe, del mes consecutivo número 11 en caída libre y, salvo apenas un puñado de excepciones, afecta transversalmente a todo el sector manufacturero santafesino: 41 ramas industriales, sobre un total de 60 analizadas, tuvieron menores niveles de actividad en febrero de 2019 respecto de un año atrás.
El informe de la situación industrial en la provincia, divulgado este viernes, refleja pavorosa similitud con la recordada canción, ahora relanzada, que Víctor Heredia hizo conocida en 1982. Por caso, en el sector de la maquinaria agrícola santafesina –un territorio que forma parte de la zona núcleo– la producción cayó un 59,5% de 2018 a 2019.
Se trata de la peor performance de todas, y le corresponde a un sector que está entre las veinte actividades que más contribuyen al producto industrial santafesino. Al de máquinas agrícolas le siguió otro metalmecánico: la producción de vehículos automotores cayó un 43,8% interanual, y la de carrocerías y remolques el 31,2%. En el ranking de retrocesos les sigue el sector siderúrgico, que se contrajo el 18,5%.
En la misma línea descendente, la producción de leche y derivados mermó un 11,7%; productos de la refinación de petróleo menguó un 8,5%; manufacturas de plástico un 8%; prendas de vestir un 7,9%; papel y productos de papel 6,4%, y productos de metal y servicios de trabajo de metales se redujo un 5,4%, al igual que el rubro “otra maquinaria de uso especial”.
La producción de autopartes se contrajo 4,6%; la molienda de oleaginosas un 4,2%; la elaboración de fiambres y embutidos un 3,4%, y la edición e impresión un 3,1%. Carne vacuna (ver aparte) cayó el 1,3%, con el detalle de un estrepitosa caída del consumo interno balanceada con un aumento de las exportaciones.
En un marco de estrechez generalizada del producto fabril santafesino en un año, hubo algunos sectores que mostraron números positivos: productos metálicos para uso estructural creció el 4,6%; muebles y colchones el 4,7%; la molienda de cereales aumentó un 5,5%, y la producción del rubro maquinaria de uso general se expandió 13,5%.
Entre los rubros que el Instituto de Investigaciones Económicas profundiza el análisis sobresalen algunos que históricamente caracterizaron a Santa Fe. Uno de ellos es la industria láctea que arrancó este año con una caída en el primer bimestre del 10,3% en términos interanuales. Y en febrero pasado el nivel de actividad en las principales plantas lácteas se redujo el 11,7% respecto de febrero de 2018.
Las mermas se extendieron tanto que hasta afectaron al cultivo extremo de la región: en Santa Fe la industrialización de soja se encogió un 4,2% entre febrero de 2018 y febrero de 2019. La elaboración de aceite de soja disminuyó el 3,5% en ese período con un comportamiento sinuoso que se extiende al último año y medio.