Jonathan Raed / Tiempo Argentino
La inflación de los más pobres sigue sin techo y se escapa de la ya elevada inflación general. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), tanto la canasta de pobreza (básica total) como de indigencia (básica alimentaria) tuvieron en enero una variación del 3,7 por ciento. A nivel interanual, ambas también coincidieron en un preocupante 55,8%.
El incendio inflacionario volvió a tener foco en los sectores más vulnerables de la población. A nivel general, Indec publicó la semana pasada que en enero los precios subieron un 2,9% con respecto a diciembre, lo cual otorga una variación enero 2018-enero 2019 de 49,3%. Es la más alta desde 1991.
En ese marco, la canasta básica total y la canasta básica alimentaria subieron un 0,8 por ciento más que la inflación general con respecto a diciembre y un 6,5 por ciento más que la variación interanual de precios enero 2018-enero 2019.
Así las cosas, la inflación de los pobres e indigentes está por encima de la ya alta inflación general. En 2018, la inflación general había sido de 47,6%, mientras que la canasta alimentaria y la canasta total cerraron en 53,5% y 52,9%, respectivamente.
El informe de Indec también destaca que un hogar compuesto por dos adultos y dos menores necesita $26.442,92 (mensual) para no ser pobre y $10.557,16 para no ser indigente. A nivel individual, un adulto necesita $8.577,58 para no ser pobre y $3.423,03 para no ser indigente.