Rodrigo Arévalo/Ana Cecilia Berdicever
Los precios en supermercados de Rosario, principalmente de alimentos y artículos de limpieza, se dispararon fuertemente en septiembre y alcanzaron una cifra que sorprendió incluso a las consultoras. El 11,08% que midió el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) fue el porcentaje más alto del año y el acumulado de 2018 ya alcanza el 49,66%.
“Es por escándalo la más alta del año. Nos sorprendió y lo chequeamos varias veces. Fue un verdadero debate dentro del equipo”, dijo Cristian Nieto, de Ceso a El Ciudadano.
El economista advirtió que la disparada del dólar de agosto fue la que repercutió en los precios de septiembre. Ceso relevó que los rubros que más subieron fueron limpieza del hogar (16,32%), fiambres (15,57%) y almacén (14,46%). El único rubro donde el precio disminuyó fue frutas y verduras (-2,71%).
Para no ser indigente, un adulto rosarino necesitó en septiembre 3.549 pesos, mientras que una familia tipo (dos adultos y dos menores) debió gastar 10.968 pesos.
Hasta abril de 2018, la inflación no superaba el 3% mensual, según las mediciones de Ceso. En enero fue de 2,57%, en febrero 2,8%, en marzo 1,91% y en abril 2,3%.
Pero fue ese mes de abril cuando el dólar comenzó a dispararse. “Veníamos bien pero pasaron cosas”, dijo meses después el presidente Mauricio Macri. Así, en mayo los precios en supermercados rosarinos se dispararon un 4,65%, en junio aumentaron de manera casi similar (4,73%) y tuvieron su pico en julio (6,69%). En agosto la inflación se desaceleró y cerró en 4,44%.
Precisamente ese mes el dólar pasó de 28 a 37 pesos y se trasladó a las góndolas en septiembre. Sin embargo, desde Ceso reconocieron que no se esperaba la “escandalosa cifra” de 11,08% y afirmaron que el efecto de la devaluación se dio principalmente en la primera semana de septiembre.
En ese momento, el titular del Centro Unión de Almaceneros de Rosario, Juan Milito, y el presidente de la Cámara de Supermercados de Rosario, Mariano Martín anticiparon que en los primeros días de septiembre las listas de productos tenían un aumento de entre el 10% y el 15%.
Mejor comprar en el barrio
La inflación de Ceso es medida en las principales cadenas de supermercados de la ciudad. La inflación de septiembre fue “un poco menos” en almacenes de barrio, según dijo Milito a El Ciudadano.
“Estuvo entre un 7% y un 8%”, aseguró Milito. Y sostuvo que la cifra fue menor que en las grandes cadenas por “la necesidad de vender que tienen los pequeños comercios”. “Los hipermercados están remarcando mucho más fuerte que nosotros. En nuestros negocios tarda un poco más en trasladarse la devaluación a precios, pero a la larga sucede”, dijo Milito, quien resaltó una caída de las ventas del 9% en septiembre.
“Alimentos, bebidas y artículos de limpieza sufrieron un aumento del 40% desde el 1° de enero al 30 de septiembre”, expresó Milito. Y agregó: “Los alimentos que más aumentaron son los derivados de los commodities: aceites, harinas y fideos. De ahí el resto de los alimentos”, señaló. En contrapartida, el alimento que menos aumentó es la leche fluida. “En lo que va del año fue de un 30%”, afirmó Milito.
En ese sentido, expresó que en los primeros días de octubre ya se sumó un porcentaje de aumento que coincide con el de los supermercados: “Arcor aumentó sus productos un 12% promedio”.
Por último, Milito se animó a vaticinar el escenario de fin de año: “Cerraremos 2018 con una inflación que superará claramente el 50%. Es una cifra que no tiene nada que ver con los aumentos salariales”.
Salario licuado
El impacto de la inflación sobre los sectores asalariados es variado, pero en líneas generales el 2018 ha sido el año en el que los trabajadores perdieron mayor poder de compra desde la devaluación de 2001.
Algunos gremios cerraron paritarias con cláusula gatillo. Los sindicatos de mayor capacidad de negociación, como camioneros y bancarios, obtuvieron recomposiciones salariales por encima del 25%.
Otra parte de los asalariados firmaron paritarias cercanas al 15% y aún no han podido reabrirlas. Sectores como los docentes universitarios aún no han cerrado su paritaria este año. Finalmente, los sectores informales suelen ser los más perjudicados, tanto por el aumento del desempleo como por el bajo poder de negociación.
Según el informe, la dificultad para reabrir paritarias está generando un impacto negativo sobre el poder de compra de los asalariados. El techo al salario también impone un techo al consumo. Y el nivel de consumo es uno de los indicadores más importantes de la coyuntura socioeconómica de una población. Su aumento no sólo permite satisfacer una necesidad a quienes lo realizan, sino que tiene efectos positivos sobre la generación de empleo e ingresos públicos.