Carlos Di Filippo / Télam
A 156 años de la llegada de los primeros colonos galeses a las costas del Golfo Nuevo, al sur de Península Valdés, las autoridades de Gaiman destacan: “Si no hubiera sido por los tehuelches que les enseñaron a los colonos a convivir con esta ruda naturaleza hubiera sido imposible que sobrevivan, porque entre otras cosas les enseñaron a cazar y el uso de las boleadoras”.
Los 153 colonos galeses (56 adultos casados, 33 solteros o viudos, 12 mujeres y 52 niños) llegaron a lo que es hoy la provincia del Chubut tras 64 días de navegación a bordo del “Mimosa”, una embarcación a vela de 3 palos que había partido desde el puerto de Liverpool, Inglaterra, el 25 de mayo de 1865.
El desembarco marca el inicio de uno de los procesos de integración más virtuosos que se tengan registros entre dos pueblos que se desconocían y, a pesar de sus enormes diferencias culturales, de lengua, origen y creencias; galeses y tehuelches pudieron convivir sin situaciones cruentas o de sometimiento, más allá de algunos incidentes.
El intendente de Gaiman, Darío Ernesto James Owen, es quien recuerda las enseñanzas de los nativos a los extraños recién llegados: “Mi abuela siempre me decía que si no hubiera sido por los tehuelches…”, recuerda el descendiente.
El jefe comunal es quinta generación de los primeros galeses que llegaron. “En Gaiman se respira la cultura galesa y esa es, creo yo, la principal herencia que dejaron los colonos”, afirma.
Gaiman no es la primera localidad fundada, pero si fue el primer municipio del Chubut, que tuvo su inicio institucional cuando el entonces gobernador de territorio, Luis Jorge Fontana, convocó a los 175 votantes para las primeras elecciones municipales que designaron así, democráticamente, a sus representantes, quienes asumieron sus cargos el 14 de agosto de 1885.
La localidad debe su nombre a un vocablo tehuelche que significa “Punta de piedra” y es considerada como el epicentro de la tradición galesa que se exhibe en los muros de ladrillos, las capillas, los cultos, la celebración del Eisteddfod –una competencia de canto y poesía– las escuelas bilingües español-galés y las famosas casas de té.
“Nosotros estamos trabajando ahora muy entusiasmados en restaurar la llamada Casa de Piedra, que en rigor es la primera edificación que se construyó por los colonos”, reveló Diana Owen Williams, la directora de Cultura de Gaiman, y también descendiente de galeses, en cuarta generación. Y aclara: “Mis ascendientes llegaron en el velero Vesta”.
¿Por qué los galeses eligieron la patagonia y más precisamente el valle inferior del río Chubut?
Todos los historiadores que escribieron sobre el fenómeno recuerdan que al producirse la demanda universal de carbón e hierro, abundante en Gales, se produjo una verdadera “invasión inglesa” en ese país durante el siglo XIX que amenazó su cultura y fundamentalmente su idioma.
“Se dijo alguna vez que los galeses pretendieron erigir un gobierno propio en el sur argentino, lo cual no fue considerado por el simple hecho de que iba contra la ley de Territorios de la Argentina. Pero sí existió una peregrina idea de que, en esta nueva provincia argentina, se hablara corrientemente el idioma galés” publicó el historiador F. E. Roberts.
El intendente de Gaiman va más allá y asegura: “En Gaiman hay más gente que habla el idioma galés que en Gales mismo, porque en el país de origen se fue perdiendo y todos hablan inglés, así que de alguna manera si el sueño de los colonos fue el de mantener el idioma creo que esa batalla cultural en parte la ganaron”.
Lo que a simple vista parece una exageración no lo es tanto si se tiene en cuenta que el primer ministro galés, Cawyn Jones, cuando visitó Chubut en el 2015 para conocer la colonia habló solamente en idioma inglés para sorpresa de los anfitriones.
En Gaiman comenzó el primer jardín de infantes “Ysgol Gymaraeg” que se dicta en castellano y galés y en la escuela secundaria “Instituto Camwy” se enseña también el galés junto con el inglés y el francés.
Otra tradición propia de la colonia es el “té galés” que viene acompañado con exquisitas piezas de repostería entre las que se destaca la “torta negra”, que solamente se prepara en estas tierras patagónicas y remite a las recetas de los primeros pobladores que la hicieron con ingredientes de la zona y lo poco que tenían.
En cada 28 de julio, el servicio de té se sirve en las capillas galesas que aprovechan la ocasión para recaudar fondos que son volcados en tareas de mantenimiento.
“Este año como el anterior no lo podremos hacer pero ya pasará todo esto y volveremos a encontrarnos” le indicaron desde la cooperadora de la capilla Bryn Crwn que esperan al menos brindar un servicio tipo delivery o al menos “take away”.
Todos recuerdan también la llegada de la princesa de Gales, Diana Frances Spencer, conocida simplemente como Lady Di, quien visitó en 1995 la casa de té “Ty Te Caerdydd” en Gaiman, comercio que el año pasado cerró sus puertas por la pandemia de coronavirus.