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La intensidad en la palabra

Por: Miguel Pasarini.- El actor y director César Brie desembarcará esta noche y mañana en el Centro de Expresiones Contemporáneas con dos de sus elogiados unipersonales.

César Brie es un mensajero del teatro, un artista de convicciones que hace mucho tiempo entendió claramente el hecho político que implica, ante todo, su maravilloso oficio. El reconocido teatrista argentino, actualmente radicado en Italia y claro exponente de su generación, está de regreso en Rosario para presentarse esta noche y mañana con dos espectáculos en el CEC (Paseo de las Artes y el río). Se trata de 120 kilos de jazz, que se verá hoy a las 22, y de El mar en el bolsillo, que ofrecerá una función mañana a las 20 y otra el  viernes próximo a las 22.

Brie, director, actor y dramaturgo destacado por su carrera a nivel internacional, fue uno de los fundadores del emblemático grupo Comuna Baires en 1971, trabajó en el primer Centro Social ocupado en Milán (Italia) desde 1975, fue integrante del Grupo Farfa dirigido por Iben Nagel Rasmussen y del Odin Teatret de Dinamarca dirigido por Eugenio Barba. En 1990, fundó en Bolivia el Teatro de los Andes, colectivo de investigación en las artes escénicas en el que dejó una profunda huella, y con el que recorrió los escenarios del mundo. Ahora está de regreso en el país, entre otras cosas, para montar un espectáculo en homenaje al centenario del Grito de Alcorta, que se estrenará el 25 de junio.

“120 kilos de jazz es casi un cuento, es la historia de un gordo, amante del jazz, enamorado de una mujer, que trata de entrar en una fiesta donde está ella, y para hacerlo, finge ser contrabajista de un grupo de jazz, más allá de que él no sabe tocar el contrabajo; es un relato, una historia cómica en la que juego con el público; la idea parte de un cuento que escribí hace muchos años, que había ganado el Premio Nacional de Bolivia, y que después adapte al formato teatral”, adelantó Brie a El Ciudadano acerca del unipersonal detrás del cual se ocultan tres amores: “El no correspondido de una mujer por la que se acabaría en el infierno, el amor por el jazz que ayuda al Gordo a soportar su soledad, y el amor por la comida, en la que el Gordo encuentra breves refugios”, sostiene.

El creador, que presentó en Rosario los espectáculos En un sol amarillo, Otra vez Marcelo, ¿Te duele? y La Odisea, entre otros, también habló acerca de su ya histórico El mar en el bolsillo: “Se trata de un texto mío al que aporté un fragmento de Fernando Pessoa, que integra el Libro del desasosiego para una de las escenas; es una reflexión acerca del teatro y el actor, sobre la relación entre arte y espiritualidad; el personaje es un actor que un día se despierta y se ha transformado en un cura. Habla de su pelea con Dios, que aquí es el director de teatro, y el cura, que es un oficiante, del mismo modo que lo es un actor; son dos ceremonias pero de índoles diferentes. Se trata de un espectáculo que lo tengo como un viejo caballo de batalla porque no tiene tiempo, y habla de una situación que es universal. Lo estrené hace 23 años, y es el único espectáculo que he seguido haciendo durante toda mi vida, quizás porque habla del teatro y del actor, que es un hombre que esculpe otro hombre, entre los hombres”.

En otro momento de la charla, Brie habló de su partida de Bolivia y de su separación del emblemático grupo Teatro de los Andes, que él mismo creó: “Me fui de Bolivia por razones de índole político; hice dos documentales, uno sobre un ataque racista acontecido en Sucre, por el cual pasé de ser el artista respetado que era al «argentino de mierda»; me amenazaron e incitaron a la gente a golpearme; finalmente me golpearon y amenazaron con que matarían a mi mujer y a mis hijas. Y el segundo documental fue sobre la masacre de Pando, acontecida en 2008, el último gran intento de desestabilizar el país por la violencia para que Evo Morales no pudiera gobernar; investigué, y en lugar de hacer un documental de batalla como había sido el primero, descubrí cosas muy oscuras, también por parte del gobierno, y terminé haciendo un documental que no gustó a nadie de los sectores de poder: ni a la extrema derecha que denunciaba en sus complicidades y atrocidades, ni al gobierno que mentía en muchas cosas. Antes de estos hechos, ya me había separado del Teatro de los Andes, a quienes les deseo lo mejor, y todo lo que pasó me llevó a pensar que ya se había acabado mi tiempo en Bolivia”.

El creador adelantó lo que será su participación en el marco de la conmemoración por los 100 años del Grito de Alcorta: “Fui invitado por el Instituto Nacional del Teatro (INT) para trabajar sobre el Grito de Alcorta; por un año estudié los hechos, sus protagonistas, y escribí un texto que les gustó, y he venido al país a montar ese espectáculo, que el 25 de junio se hará en Alcorta, en el marco del centenario de esa gesta. Hemos tratado de crear una obra donde no se vea a los próceres de aquél momento sobre un pedestal, sino como seres de carne y hueso, porque terminaron, la mayor parte de ellos, muertos o exiliados”.

Finalmente, Brie dio su visión acerca del momento social y político que vive la Argentina: “Puedo decir que una parte del país se está rescatando y la otra, ha sido el producto de lo que fue la dictadura, que aniquiló a una posible clase dirigente, que era la que verdaderamente quería cambiar las cosas, y por eso tardamos tanto en lograr cambiarlas. Siento que el nivel de vida de hoy, que es mucho mejor que el de 2001, sigue siendo inferior que el que pretendíamos en los años 70. El país y el gobierno están reparando de a poco una injusticia social inmensa, porque este es un país que podría estar lleno de personas ricas, por la cantidad de materias primas que produce, por la cantidad de tierra, por la poca población que hay respecto de esa tierra, y sin embargo es un país donde todavía se sufre para llegar a fin de mes. Probablemente, el cambio que se intenta hoy sea mejor en el modo del que instábamos en los 70; de todos modos, cada vez que llego al país, siento una enorme nostalgia y al mismo tiempo, un gran indignación, por lo que la Argentina hubiera podido ser si nos hubieran permitido cambiar las cosas”. Y completó: “Es cierto que había violencia, pero esa violencia venía de otra que era mucho mayor; de hecho, lo mismo había pasado en el país muchos años antes con el Grito de Alcorta. Y mucho después, el plan económico de la dictadura limpió el campo para que desembarcara el neoliberalismo de los años 90, lo que demuestra que la historia se repite”.

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