La elección de autoridades nacionales y provinciales del Partido Socialista, prevista para el domingo 18 de abril, será el primer mojón de cara al armado electoral del Frente Progresista en territorio santafesino. Los resultados de esa interna van a incidir en las decisiones que tomen los principales referentes del partido de la rosa al momento de definir la estrategia política para los comicios de medio mandato.
Tres listas competirán en la interna socialista: el actual oficialismo, bajo el nombre Socialismo en Movimiento; el sector conocido como Bases, que promueve un acercamiento al gobierno nacional y al Frente de Todos, y Pluralismo Federal, el espacio que lidera el legislador porteño Roy Cortina, aliado de Juntos por el Cambio en su distrito.
El 18 de abril, los afiliados socialistas de todo el país elegirán la nueva conducción nacional que reemplazará al actual presidente del partido, Antonio Bonfatti, quien ocupa el cargo desde 2016. En nuestra provincia además se decidirá quién releva a Enrique Estévez, actual presidente del socialismo santafesino desde 2018.
De cara a la renovación de autoridades partidarias, los sectores predominantes del socialismo dejaron de lado sus diferencias y acordaron una lista –con apoyo de Bonfatti y de Miguel Lifschitz– que postula a la ex intendenta Mónica Fein como candidata nacional y al propio Estévez para un nuevo período en la provincia, secundado por la concejala santafesina Laura Mondino.
El sector Bases inscribió para las internas la lista Convergencia Socialista que lleva al ex diputado provincial Eduardo Di Pollina como candidato para la conducción nacional del partido y a la ex ministra de Educación de Santa Fe y actual diputada provincial Claudia Balagué como primera postulante en territorio santafesino, acompañada por el ex ministro de Salud Miguel Cappiello.
El tercer espacio, Pluralismo Federal, propone a Roy Cortina como nuevo presidente del socialismo a nivel nacional y al ex dirigente universitario Silvio Mulé como candidato a nivel provincial. En su territorio, Cortina hizo alianza en 2019 con el PRO de Horacio Rodríguez Larreta y desde la Legislatura porteña ese sector apoya la gestión del jefe de Gobierno.
La división partidaria en tres espacios refleja la situación actual del socialismo. En el sector de Di Pollina y Balagué piensan que el partido debe acercarse al gobierno nacional; de hecho, en las últimas elecciones presidenciales llamaron a votar por Alberto Fernández. El espacio de Roy Cortina, que es fuerte en Capital Federal pero casi no tiene injerencia en el resto del país, avala la alianza con Juntos por el Cambio y busca posicionarse en el amplio espectro no peronista. En el medio, el actual oficialismo promueve la independencia y la autonomía del socialismo respecto de los dos grandes frentes políticos a nivel nacional.
El PS ante la grieta
La grieta que divide a la política argentina se expresa también al seno del socialismo. Dos sectores minoritarios (Bases y Pluralismo Federal) buscan posicionar al partido en uno y otro bando. Para evitarlo, Lifschitz y Bonfatti decidieron poner toda la carne al asador: quieren prevalecer en la interna para que el socialismo sostenga su autonomía. Para ello tienen que ganar el 18 de abril.
Desde el espacio oficialista, dirigentes cercanos al ex gobernador Lifschitz revelaron que los intentos por lograr una lista de unidad fueron abortados de entrada por la posición irreductible de Bases: “No quisieron llegar a un acuerdo, fue muy difícil, desde el primer momento tenían decidido ir a internas”.
El propio Di Pollina había avisado en febrero, cuando apenas despuntaba el proceso de las internas: “Creemos en la necesidad de que se resuelvan las futuras conducciones con un proceso democrático. El Partido Socialista necesita un proceso democrático debido a las diferencias políticas que hay, las diferentes líneas ideológicas que hay y, como hay proyectos distintos, los afiliados tienen que definir quién va a ser la futura conducción de nuestro partido”.
Del otro lado de la grieta, Roy Cortina pugna por llevar al partido a un acuerdo nacional con Juntos por el Cambio. El dirigente porteño imagina que el socialismo puede ser la “pata progresista” de la coalición que lidera Mauricio Macri. Rodríguez Larreta ve con buenos ojos esa quimera, ante la férrea oposición del ala dura de su espacio, expresada en las figuras de Patricia Bullrich y del propio Macri.
En la provincia de Santa Fe se replicará la interna en los mismos términos. Será la primera vez desde 1994, cuando Hermes Binner desplazó de la conducción partidaria a Héctor Cavallero y puso en marcha un proyecto político que lo llevaría primero a la Intendencia de Rosario y más tarde al gobierno provincial. Ese ciclo de unidad y consenso terminó el 16 de junio de 2019 cuando Omar Perotti venció a Antonio Bonfatti en las elecciones de gobernador y desplazó al socialismo del poder luego de 12 años.
Al interior del partido imaginan una elección “competitiva” y “movilizante”. A casi nadie le pasa desapercibido que el sector que termine por imponerse será quien guíe las próximas decisiones políticas. La primera de ellas será definir las alianzas para las elecciones nacionales de diputados y senadores y para los comicios locales de concejales y comisiones comunales.
Cerca de Bonfatti señalaron: “Queremos legitimar la conducción partidaria para legitimar las referencias dentro del partido y dentro del Frente Progresista. Nuestra lista respeta los valores y los principios del frente: identidad y autonomía, saliendo de la grieta”. En otros términos: para el oficialismo del PS, ganar la interna sería un espaldarazo en la meta de avanzar en el armado electoral de una tercera opción ante la polarización peronismo-macrismo.
La misma fuente minimizó la inminente visita de Martín Lousteau a la provincia de Santa Fe, prevista para el 10 de abril, invitado por los radicales de NEO, los principales aliados del socialismo en el frente: “Cada uno va a hacer su juego y van a seguir insistiendo; hoy no lo veo como una posibilidad (la incorporación del socialismo a Juntos por el Cambio), al contrario: si nuestra lista gana, vamos a estar en condiciones de volver a liderar el Frente Progresista”.
De la interna a la intermedia
Desde marzo, los referentes de las distintas fuerzas políticas que componen el Frente Progresista pusieron en marcha una rutina de reuniones periódicas, cada 15 días, con el objetivo de analizar el panorama electoral y definir las alianzas y las candidaturas para los comicios de medio término.
De esos mitines participan las principales figuras del Partido Socialista, la UCR (tanto del NEO como de Radicales Libres), el PDP, el GEN y Libres del Sur. A la mesa provincial del Frente Progresista también se sentaron los intendentes de Rosario Pablo Javkin (Creo) y de Santa Fe Emilio Jatón (PS). El primer encuentro fue el viernes 26 de marzo.
Los radicales, que desde el año pasado vienen pugnando por un frente amplio que incluya a todos los sectores no peronistas, por el momento no sacan los pies del plato. Piensan que la posible candidatura de Miguel Lifschitz como senador nacional puede aportarle potencia electoral al “tercer espacio” y, a la vez, empezar a perfilar un armado político para recuperar la provincia en 2023. Por ahora son sólo hipótesis: Lifschitz no va a confirmar ni a desmentir su candidatura hasta que su partido haya atravesado el proceso interno.
Mientras el socialismo condujo la provincia, los radicales frentistas acompañaron. Fueron a internas en 2011 y 2015, pero nunca rompieron. La derrota de 2019 terminó con los liderazgos establecidos y disparó un nuevo debate sobre los horizontes políticos de la coalición que gobernó Santa Fe durante 12 años.
El crecimiento de la figura de Martín Lousteau a nivel nacional, como referente de la UCR dentro de Juntos por el Cambio, entusiasma a los radicales de Santa Fe. La próxima visita del senador nacional a nuestra provincia, las presencias y las ausencias, las fotos y los posicionamientos, meterán un poco más de ruido a la interna del Frente Progresista, pero también a la del macrismo.
A las dificultades propias de un armado electoral en el que hay pocos lugares para muchos jugadores, se sumó ahora otra: la indefinición de las fechas de las elecciones. La Cámara Electoral Nacional estableció que el 8 de agosto se realizarán las primarias y el 24 de octubre las generales. Pero el avance de la pandemia y las complejidades de la segunda ola del coronavirus, incluidas las nuevas cepas, pusieron a la primera plana de la política institucional en estado de deliberación.
La eventual postergación del calendario electoral –que deberá resolverse en los próximos días– impactará en todas las provincias y Santa Fe no será la excepción. Si bien en los últimos días el gobernador Perotti aclaró que “lo que disponga la Nación no arrastra necesariamente a una decisión provincial”, lo cierto es que el cronograma quedó en suspenso mientras los especialistas evalúan el avance de la pandemia y el efecto que podría tener, sobre la salud pública, que millones de argentinos se movilicen para votar a principios de agosto, en pleno invierno.
“Hasta que no haya calendario, no va a haber definición de candidaturas”, coincidieron distintos dirigentes del Frente Progresista consultados por El Ciudadano. Ansiosos, abstenerse.