La provocación de Ariel “Guille” Cantero, quien dijo que su ocupación es “contratar sicarios para tirar tiros a los jueces”, y el secuestro de un teléfono fijo en su celda de la cárcel federal de Marcos Paz fueron los hechos más salientes de la primera semana del juicio que se le sigue al jefe de la banda Los Monos por 12 casos de balaceras a viviendas relacionadas al funcionarios judiciales y edificios del Poder Judicial. El aparato en una mesa al lado de la cama de Cantero generó cruces y controversias pero no es la primera vez que el líder del clan de La Granada –que está preso desde 2013 y tiene seis condenas que llegan a 62 años– es descubierto con un teléfono en su celda: en el penal de Coronda también tenía y ordenó un secuestro extorsivo mientras que en 2014 digitaba junto a otro de sus laderos desde la Unidad Penitenciaria 11 de Piñero la organización de venta de estupefacientes.
En el proceso oral, que comenzó el viernes 20 de agosto y se extenderá hasta mediados de septiembre, también hay otros seis acusados como organizadores de los tiroteos cometidos en 2018 a domicilios relacionados con jueces y juezas y sedes del Poder Judicial, con el presunto fin de condicionar la acción de los magistrados y el servicio de justicia.
Esta semana “se presentaron testimonios de contexto, personal del 911 y personas que llamaron para dar aviso de los hechos, se llevaron adelante los alegatos de apertura exponiendo los hechos acusados y los pedidos de pena”, resumió a Télam uno de los fiscales que participan del equipo que está en el debate, Gastón Ávila.
“Estamos demostrando que cada hecho ocurrió, en qué fecha, cuál fue la mecánica y la cantidad de disparos”, agregó Ávila, sobre el avance del juicio, tras lo cual agregó que “más adelante se va a ir ingresando en la responsabilidad que tiene cada uno de los autores” de las balaceras.
Dos días antes del comienzo del juicio, el Centro de Justicia Penal, ubicado en la manzana de Sarmiento, Rueda, Mitre y Virasoro, donde se lleva adelante el proceso, sufrió un nuevo ataque armado. Dos personas en moto y aún no identificadas pasaron por la cuadra de Sarmiento al 2800 y dispararon al menos siete veces contra su fachada, con un modus operandi similar al de las balaceras cometidas en 2018 contra jueces que participaron, ese año, del juicio que derivó en condenas a la cúpula de la organización conocida como Los Monos.
Por videoconferencia desde la prisión de Marcos Paz, donde cumple condena, el principal acusado, Guille Cantero, dijo de forma irónica el día de apertura de juicio –al ser consultado por su ocupación– que se dedicaba a: “Contratar sicarios para tirar tiros a los jueces”.
El fiscal Matías Edery, otro de los acusadores, señaló que “sus palabras tienen un sentido intimidatorio, porque cuando él dice «Contrato sicarios para tirar tiros a los jueces» se lo está diciendo a una jueza, más allá de que él lo haga por lo que lo haga, sabe que está intimidando a las personas que lo tienen que juzgar”.
Para Edery, el juicio “se trata de un desafío al sistema institucional de la provincia” porque, dijo en declaraciones radiales, “intentar que los jueces modifiquen sus resoluciones a los tiros es lo mismo que intentó hacer cuando se le pregunta sobre su ocupación”.
Guille Cantero, de 33 años, está acusado como presunto instigador, desde la cárcel, de siete de los doce casos de balaceras a objetivos judiciales que se ventilan en el proceso. La principal hipótesis de los fiscales del juicio consiste, justamente, en que ordenó las balaceras de 2018 mediante comunicaciones telefónicas que realizaba desde la cárcel.
En su acusación, los fiscales ubicaron a Cantero en la cima del plan para ordenar los tiroteos. Por debajo operaban tres grupos que encargados de organizar y ejecutar los ataques armados, a cargo de Matías Nicolás César, Lucía Uberti, Daniel “Teletubi” Delgado –condenado por el triple crimen de militantes sociales ocurrido en 2012- y Leandro “Chuno” Olivera. También están acusados, con distintos roles y participaciones, Daniel Chávez y Leonel Fernández.
En el pedido de elevación a juicio, los fiscales señalaron que “César, además de amigo, es persona de máxima confianza Cantero, quien a pesar de estar privado de su libertad mantenía una fluida comunicación con aquél a través de servicios de mensajería instantánea como WhatsApp y llamadas telefónicas”.
Y agregaron que “la delegación de Cantero en César no fue azarosa, sino que encuentra fundamento en que este último llevaba a cabo de manera habitual ataques que comparten la misma modalidad que los aquí investigados”.
Un fijo en Marcos Paz, Coronda y Piñero
El otro hecho saliente de la primera semana del juicio fue externo al proceso: el hallazgo de una instalación telefónica clandestina en la celda que Cantero ocupa en la cárcel de Marcos Paz, donde cumple múltiples condenas.
La aparición del teléfono se produjo durante una requisa solicitada por el fiscal, Franco Carbone, quien investiga la balacera al Centro Penal de Justicia cometida el miércoles de la semana pasada.
Carbone sigue la pista de Cantero como hipótesis del nuevo ataque al edificio judicial y pidió a la fiscal federal de Morón Mariela Labozzeta, que tiene jurisdicción sobre la prisión, que inicie una investigación para determinar si existió alguna “irregularidad” en el acceso del jefe de Los Monos a las comunicaciones.
Con respecto al antecedente de la cárcel de Coronda, el fiscal de juicio Federico Reynares Solari recordó que el hallazgo del aparato no fue registrado en el acta de la requisa, y recién se conoció durante el juicio oral de 2019 en el que Cantero fue condenado a 10 años por ordenar un secuestro extorsivo.
El fiscal Reynares indicó a Télam que “el teléfono se veía en una foto del procedimiento, pero no fue asentado en el acta. Cuando se realizó el juicio, los testigos civiles dijeron que en la celda había un teléfono fijo con conexión”, agregó.
Reynares pidió entonces una investigación, que por una cuestión de competencia recayó en la Justicia ordinaria de Santa Fe, pero el caso no llegó a ninguna conclusión.
El fiscal federal cree que el aparato era utilizado por trabajadores sociales o personal civil de la cárcel, y luego de su turno, a las 15, terminaba en la celda de Cantero. “Dijeron que era un teléfono para comunicarse internamente, eso adujo el Servicio Penitenciario provincial, pero tenemos acreditado que era el teléfono que usaba”, rememoró.
El otro antecedente también se conoció en un juicio oral de la Justicia Federal en la causa conocida como Los Patrones donde Guille Cantero y Jorge “Ema” Chamorro fueron condenados a 15 y 17 años, respectivamente, por impartir en 2014 las directivas desde el teléfono fijo del penal de Piñero a su respectivas parejas: Vanesa Barrios y Jésica Lloan para organizar el tráfico de drogas en el sur de Rosario.