A horas del inicio de la campaña electoral para la presidencia de Brasil, los jueces del Tribunal Superior Federal (TSF) dejaron fuera de carrera al ex presidente Lula Da Silva, detenido tras un controvertido juicio. Los magistrados echaron mano a la ley de «ficha limpia», que impide la postulación de quien cargue con una sentencia en segunda instancia. La decisión veta al claro favorito en las encuestas para ganar los comicios del próximo 7 de octubre: el fundador del Partido de los Trabajadores muestra en las últimas encuestas un 36 por ciento de la intención de voto frente al 18 de su retador más cercano, el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro.
Seis de los siete jueces votaron por invalidar la postulación de Lula, quien fue condenado en segunda instancia y detenido en abril pasado por la supuesta aceptación de un departamento como parte de una coima. Ese fallo en su contra sobresale por no contar con ninguna documentación que respalde la acusación. También, por su efecto: habilitar las impugnaciones a su candidatura. El dirigente gremial que protagonizó el inédito ascenso de un trabajador a la presidencia de Brasil aún tiene una posibilidad de apelación, pero mínima tras la decisión conocida este sábado.
El juez instructor Luis Roberto Barroso abrió la votación de los magistrados del TSF con el pedido de rechazar la candidatura de Lula en base a la ley de ficha limpia. En paralelo con la decisión, intimó al PT para que en un plazo de 10 días reemplace a Lula como candidato presidencial. La estrategia del líder apunta de máxima a participar de la pelea electoral que lo tiene como favorito, por lejos. El plan B era postergar lo más posible la proscripción judicial de modo de instalar la fuerza de su carisma y poder traspasarle esa ventaja a un «sucesor». El nombre que aparece es el de Fernando Haddad, hasta ahora compañero de fórmula del ex mandatario. El tribunal había rechazado de entrada por cuatro votos a tres el pedido de la defensa del ex presidente para abrir una nuevo plazo de exposiciones y definir la votación la semana que viene. Fue un indicio de la decisión final.
La decisión de la Justicia electoral incluye la prohibición al PT de incluir a Lula en los espacios de propaganda política del PT en ningún medio, incluida la televisión. Al partido se le complica así la campaña para las elecciones de octubre, que comenzó este mismo sábado.
Barroso negó cada uno de los argumentos de la defensa de Lula, en su mayoría apoyados en una cautelar del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que pedía garantías para su participación en las elecciones, sobre la cual afirmó que «no es vinculante».
Los abogados del ex presidente alegaron que esa decisión debe ser cumplida, pues Brasil es suscriptor del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos invocado por el comité, pero Barroso insistió en que el país no ha incorporado aún a su legislación el pacto, con lo que ese acuerdo «no tiene carácter de derecho interno».
Pocas opciones, y complicadas
A Lula le quedan dos caminos. Uno es rechazar el veredicto y sondear dos recursos más ante el Supremo Tribunal. Otro es aceptarlo y delegar la campaña, más el proyecto político, en su número dos. El ex alcalde de São Paulo Haddad no termina sin embargo de despegar en las encuestas. En una de las más recientes, apenas el 4 por ciento de los votantes del fundador del PT dijo que le daría su voto si el ex presidente queda proscripto.