Estados Unidos reabrió este sábado sus puertas a las personas provenientes de siete países musulmanes tras una decisión judicial que bloquea un decreto migratorio firmado por el presidente Donald Trump.
El juez federal de Seattle James Robart emitió en la noche del viernes una resolución aplicable a todo el territorio estadounidense mientras examina una demanda elevada el lunes por el ministro de Justicia del estado de Washington. Y esa resolución provocó la ira del nuevo mandatario estadounidense: «La opinión de este presunto juez, que en definitiva priva a nuestro país de su policía, es ridícula y será revertida», advirtió Trump en una serie de tuits que envió en la mañana del sábado.
«Cuando un país ya no tiene capacidad de decir quién puede entrar y salir, sobre todo por razones de seguridad, hay grandes problemas», señaló en un segundo tuit desde su residencia de Mar a Lago, en Florida.
En un tercer mensaje a través de la red social, que se ha convertido en su principal medio de comunicación, Trump estimó «interesante que algunos países de Medio Oriente» estén de acuerdo con su decreto. «!Saben que si algunas personas son admitidas (en Estados Unidos) habrá muerte y destrucción!», escribió.
What is our country coming to when a judge can halt a Homeland Security travel ban and anyone, even with bad intentions, can come into U.S.?
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) February 4, 2017
Primeros efectos
La orden ejecutiva de Trump, en vigor desde hace una semana, impide la entrada de los ciudadanos de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen durante 90 días. También bloquea el programa de acogida de refugiados durante 90 días, y de forma indefinida en el caso de los sirios.
Tras la resolución del juez Robart, el Departamento de Seguridad Interior afirmó que «suspendió todas las acciones de implementación» del decreto del gobierno. Los controles en las fronteras, precisó Gillian Christensen, portavoz de esa cartera, volverán a aplicarse según «los procedimientos habituales» hasta nueva orden.
El Departamento de Estado suspendió a su vez este sábado la revocación de unas 60.000 visas. «Los individuos que tengan visas que no fueran físicamente canceladas pueden viajar ahora si su visa es válida», señaló un vocero de la cancillería estadounidense.
Los vuelos hacia Estados Unidos aceptaban nuevamente a personas procedentes de los siete países afectados por el decreto del gobierno, como lo especificó la compañía aérea Qatar Airways.
«Está claro que las personas que estaban formalmente afectadas por la prohibición pueden desde ahora viajar y ser admitidas en Estados Unidos»,explicó a la AFP Peter Spiro, profesor de derecho en la Universidad Temple de Filadelfia.
Spiro aconsejó a los viajeros implicados: «vayan ya mismo a un aeropuerto y embarquen en el primer vuelo» hacia Estados Unidos porque la respuesta de la Casa Blanca puede llegar «muy, muy rápidamente».
De todas maneras, matizó, la presidencia está debilitada porque el Departamento de Justicia, la cartera que debe hacerse cargo del combate jurídico en esta materia, carece de titular. Jeff Sessions, nominado por Trump para asumir ese ministerio, no fue aún ratificado por el Senado.
Pulseada
La Casa Blanca no se da por vencida y pretende aplicar el decreto a pesar de todas las críticas que ha recibido incluso desde el oficialista Partido Republicano.
El sábado el portavoz del Departamento de Seguridad Interior dijo a la AFP que el Departamento de Justicia activará «lo antes posible un recurso de urgencia para defender el decreto».
El Ejecutivo ya había anunciado anteriormente que operaría en ese sentido, según un comunicado difundido en la noche del viernes en el que se califica de «escandalosa» la decisión del juez Robart, un adjetivo luego retirado.
La demanda elevada el lunes por el ministro de Justicia del estado de Washington, Bob Ferguson, estimaba que el decreto gubernamental viola los derechos constitucionales de los inmigrantes al tomar como blanco específicamente a los musulmanes.
El fin de semana pasado el decreto había llevado a la detención en los aeropuertos de 109 extranjeros que residían legalmente en el país, según la Casa Blanca, mientras a otros centenares se les impedía embarcar hacia Estados Unidos.
Una semana después de promulgada la orden ejecutiva, las reacciones no cesan en el mundo entero, como lo evidencia una manifestación que se desarrollaba este sábado en Londres. Berlín y París con participación de miles de personas.