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La Lepra cosechó un triunfo aliviador ante Huracán en el Coloso

Para Newell’s fue fácil olvidar el mal partido con Vélez. El 4-1 ante Huracán despejó dudas, alejó a los agoreros y revitalizó al equipo, y a los hinchas, de cara a un Clásico que ya quita el sueño

Cristian Lema intentó salir jugando por abajo. Y como tantas veces, su pase no fue preciso y le dio a Huracán una inesperada chance de empatar. La continuidad de la jugada tuvo mala fortuna para Newell’s, porque el remate de Fernando Coniglio se desvió y descolocó a un Alán Aguerre que parecía tener posición de atajar el disparo. La visita encontraba el empate en el mejor momento de Newell’s, que todavía lamentaba la pérdida de Mauro Formica, el autor del primer gol.

Los golpes no siempre son fáciles de asimilar. Mucho menos para un equipo que necesita de los puntos para sobrevivir en Primera. En otro momento, haber besado la lona hubiera sido nocaut para la Lepra. Pero ahora no. Este equipo de Frank Kudelka tiene personalidad, puede asimilar una falla. No claudica, no se bajonea. Como dice el DT es un equipo “valiente”. Y un error no es suficiente para tumbarlo, mucho menos si sucede en el Coloso, donde hay un aura de imbatibilidad que se percibe claramente.

Pasaron cuatro minutos del error y Lema tuvo su revancha. La buscó, no se la regalaron. Hubo un córner, un arma que Newell’s hoy presenta como poderosa. El centro tuvo un despeje parcial, lo que muchas veces obliga a los defensores a volver rápido a retomar posiciones. Pero Lema se quedó en el área rival, testarudo, imaginando una chance más. Tal vez por eso, cuando Ángelo Gabrielli tomó el rebote, el ex Belgrano intuyó el desquite. El lateral uruguayo sacó un centro preciso y Lema metió un cabezazo impecable a la red.

Así es este Newell’s, un equipo con personalidad. Firme en sus convicciones. Ayuda tener jugadores con personalidad, como Lema y Santiago Gentiletti. También contar con maratonistas en el mediocampo, incansables, como Julián Fernández y Jerónimo Cacciabue. Ni habla de un Lucas Albertengo que lejos de estar “roto” parece irrompible. Y entonces Maxi Rodríguez no está obligado a ser superhéroe, y guarda energías para llegar a los 90 minutos con aire de sobra. Y Gabrielli se saca los nervios iniciales y se anima a sacar un zapatazo al ángulo que hizo explotar al Bielsa.

Para Newell’s fue fácil olvidar el mal partido con Vélez. El 4-1 ante Huracán despejó dudas, alejó a los agoreros y revitalizó al equipo, y a los hinchas, de cara a un Clásico que ya quita el sueño.

La tabla de promedio apremia, es una puntada en el pecho que no se calma tan fácil. Pero a este equipo no parece afectarle. No lo reprime, no lo condiciona. Sabe a qué debe jugar, y tiene personalidad para llevar a la cancha el osado plan de Kudelka. Y cuando resulta, el triunfo está asegurado.

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