La suma de todos los miedos. Eso es lo que le pasó a Newell’s este lunes en Mendoza. No pudo sacarse de encima la racha sin ganar fuera del Coloso, recibió otro gol de pelota parada, y por si fuera poco lo volvió a embocar el Morro García. Menú completo para otra cita fuera de casa que no enamoró a nadie.
Pesa lo mental, ya no hay dudas. Once partidos sin ganar como visitante le quitó confianza al equipo. Sale con dudas, no aprovecha las ventajas que les da el rival, y al primer desliz, Ibáñez la va a buscar adentro del arco. Este lunes Viera tuvo la gentileza de dejar a Fertoli mano a mano y el Rayo fue una cebita. Del otro lado Sills dio mal un pase y el Morro sacó un misil teledirigido al ángulo. Confianza en modo «on» de un delantero que a la Lepra le duele siempre.
Tampoco liga, es cierto. El arquero Ramírez salió lejos y cuando Figueroa corrigió el disparo lejano de Rivero la pelota dio caprichosamente en el travesaño. Pero culpar a la suerte suena a excusa barata. En especial cuando Bernardello se cansa de perder pelotas, Rivero pasa inadvertido, Fertoli se cae a la primera brisa y Leal se muestra aburguesado.
Ahí aparece el otro miedo, el de la pelota parada. Y justo cuando De Felippe piensa en jugarse todo y manda a Oviedo y Formica a la cancha, Cardona cabecea en el área leprosa como si tocarlo estuviera prohibido.
En desventaja, con la moral en baja, Godoy Cruz se relajó. Pensó en los aplausos al Morro y dejó que Newell’s se viniera. Y Leal encontró un rebote y de insistente puso el partido a tiro.
Pero la levantada no se pudo consumar. Ni con la claridad de Formica ni las ganas de Rotondi. Es que la racha ya toma dimensiones inexplicables. Y nada parece detenerla. Y Newell’s sufre en una tabla y empieza a preocuparse con la otra.