El presagio se cumplió. Fue inevitable. Lo intuía Llop en cada conferencia previa al inicio del torneo. Lo reflejaban los números. Con la salida de Maxi Rodríguez, Ignacio Scocco y Mauro Formica se iban más del 70 por ciento de los goles de la Lepra en el torneo pasado. Y reemplazarlos sonaba a una misión imposible. Y fue así.
Pasaron ocho fechas y el equipo de Llop no arranca. Desde el juego le cuesta horrores y en la tabla refleja esa dura realidad. Apenas suma 9 puntos sobre 24 en juego. Una efectividad del 37 por ciento que pone en riesgo el futuro. Y uno de los grandes problemas del equipo es la falta de gol. El presentimiento previo del entrenador se hizo realidad.
Newell’s no pudo reemplazar la jerarquía de Maxi Rodríguez, Nacho Scocco y el Gato Formica. Era lógico que sucediera, mucho más con la billetera vacía con la que encaraba la dirigencia el mercado de pases. Pero hay algo aún peor, no pudo cubrir la capacidad goleadora de estos tres futbolistas. Y sin anotar, ganar se hace cuesta arriba.
La Lepra tiene pocos puntos en este inicio de Superliga. Y es consecuencia directa de los escasos goles que anotó. El Rojinegro lleva apenas 5 tantos (0,62 por partido). Sólo cuatro equipos gritaron menos en este inicio (Temperley, Tigre, Olimpo y Belgrano). Y el goleador del certamen, Darío Benedetto, por sí solo anotó más que Newell’s, ya que lleva 8 tantos.
“Nos falta la definición, jugadas generamos. Pocos equipos tienen los mano a mano que tuvimos nosotros con Chacarita y Patronato”, comentó Llop. En parte es cierto lo que dice el DT. A la Lepra le falta un goleador, un jugador que pueda definir un partido por sí solo. Que tenga una chance y la meta. Eso que hacían Maxi o Scocco. Guevgeozian y Leal están a años luz de ser ese tipo de jugadores. Pero preocupa que tampoco anoten las que a la vista son más sencillas.
Este inicio del Newell’s de Llop es uno de los peores de la historia a la hora de computar los goles a favor. Y en comparación con los 10 últimos torneos, queda claro que muy pobre. Cinco goles en 8 partidos no es nada. En la misma cantidad de cotejos, el equipo de Osella sumaba 10 goles en el último torneo. Y eso le daba 18 puntos, el doble de los que hoy tiene la Lepra. Cuatro de Scocco, tres de Formica, dos de Maxi y uno de Figueroa, el único de ellos que hoy sigue en el plantel.
Hubo un inicio de torneo en los últimos años que fue peor en puntos. Aquel 2016 que inició con Bernardi, tuvo un interinato de Vojvoda y continuó con Osella. Pero a la hora de los goles hubo 12 festejos en los 8 primeros partidos. El problema de ese equipo es que había recibido 16. Justamente ese es un punto a favor del equipo de Llop, le convierten poco. Apenas lleva 5 goles en contra. Uno de los mejores inicios de los últimos años. Con una cifra similar en defensa, la Lepra tuvo campaña de Sudamericana con Osella, de Libertadores con Martino, y un título en 2013. Pero en todos los casos, duplicaba los goles a favor.
¿Se puede cambiar este inicio con los mismos jugadores? Es difícil. Guevgeozian mostró el rato que jugó con Patronato estar muy lejos de la forma física ideal. Por eso juega Leal, que se asocia mejor a los volantes, pero falla mucho en el área rival. Detrás hay un pibe con proyección de tan solo 18 años como Enzo Cabrera, un Tevez que no se muestra motivado, un Fertoli al que llop lo alejó del arco y un Joaquín Torres que arranca también muy atrás y muchas veces llega al área desgastado. Se necesita más de Sarmiento, en el juego, en la red rival (lleva un gol) y en la pelota parada. Y el resto es mirar mucho más abajo, con juveniles sin experiencia en primera.
El panorama preocupa. Los goles no aparecen. El presagio se hizo realidad. Y sin anotar será muy difícil ganar. Y a esta altura, no hay a la vista soluciones mágicas. Aunque Llop deberá disfrazarse de mago y encontrar alguna solución al problema. Sino Newell’s seguirá en el fondo y su continuidad será complicada.