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La Lepra sufrió un poco, pero logró derrotar a Patronato y sumar el segundo éxito en fila

Gracias a una jugada de pelota parada preparada en el primer tiempo y una bombazo de Nacho Scocco sobre el final del partio, Newell’s le ganó 2-0 al Patrón y ratificó la levantada de la mano del Mono Burgos, que tras cinco encuentros como DT rojinegro aún no conoce la derrota

Newell’s no luce, está lejos de hacerlo. Tampoco Burgos pretende tener un equipo vistoso, al menos en este inicio de ciclo. El DT apuesta a ser vertical, a alejar el riesgo de las cercanías de Aguerre y explotar cada acción ofensiva al máximo. No se sonroja en mandar a Lema y Cabral a cabecear un lateral, algo que ya le dio rédito en otros partidos. Ni hablar de las pelotas paradas, donde la acumulación de jugadores en el primer palo es poco vistosa pero muy efectiva. Sucedió con Lanús, se repitió anoche. Maxi ejecuta con precisión y en una montonera de jugadores puede pasar cualquier cosa, por suerte para Newell’s es sinónimo de gol.

Así es este Newell’s, poco excitante para ver sin ser hincha leproso. Pero muy redituable desde lo numérico, al fin y al cabo lo más importante. Y la victoria 2 a 0 ante Patronato es un espaldarazo para Burgos y un regocijo al alma de un equipo que estaba en el piso hace cuatro semanas y hoy camina con la cabeza en alto.

Burgos no guardó nada. Cuando dice que cada partido es una final no es verso. Ni siquiera enfrentar a un Patronato diezmado por el Covid-19 lo hizo especular con reservar físicos para el choque copero ante Goianiense, dentro de sólo tres días. La Sudamericana es un objetivo alto, pero el DT entendió que una victoria valía desde lo anímico mucho más que cuerpos cansados, o menos descansados. Y por eso repitió titulares y lo puso al pibe Calcaterra por Capasso, ausente por coronavirus.

Y el partido le fue dando guiños al Mono. Calcaterra sacó mucho de arriba, lo que era un acierto. Pero ser partícipe de un gol no estaba en los planes del pibe, aunque su metro ochenta y nueve era un buen argumento. Laboratorio de Burgos, centro preciso de Maxi y entre Calcaterra y el lungo Sosa Sánchez de Patronato anotaron el 1 a 0.

Con ventaja y 45 minutos por delante, Newell’s mostró una faceta del ciclo Burgos cuestionable, el retroceso excesivo. Y eso le dio expectativas de empate al Patrón.

Y sufrió, no mucho, pero suficiente para paralizar corazones.

Dos veces lo tuvo el Patrón, en una la sacó Nadalin en la línea, en la otra Lema. Y con una postura tan defensiva, el ingreso de Scocco pintaba para pasar inadvertido. Pero Nacho tenía otras intenciones. Estaba con ganas de demostrar que la calidad está intacta. Y mientras se preparaban los desfibriladores para el sufrimiento final, Scocco sacó un zapatazo fantástico y decretó un final feliz. Otro más de este ciclo Burgos que no deslumbra, pero no conoce de derrotas y empieza a generar ilusión en los hinchas.

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