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La Lepra y una temporada fallida

Ni Gallego ni Bernardi pudieron darle un estilo propio a Newell’s y dentro de la cancha fue pura decepción.

Dos técnicos con estilos distintos, mucho desconcierto dentro y fuera de la cancha. Refuerzos que no funcionaron y figuras que estuvieron lejos de su nivel. Otro año sin ganar el Clásico, pero además sin cumplir el más mínimo objetivo deportivo. Una temporada para el olvido. Consecuencia de decisiones erróneas que empiezan a ser una mala costumbre.

Tras un 2014 cuestionado, la dirigencia trajo a Américo Gallego para conformar a los hinchas y tratar de acomodar el vestuario. Pero nada resultó. El Tolo demostró que su tiempo fuera de las canchas lo afectó. Futbolísticamente su idea fue vaga, su relación con los jugadores nunca pudo aceitarse y ese temperamento que fue su fuerte nunca apareció.

Sin resultados, le dio pie a la dirigencia para echarlo y se fue sin siquiera chistar. Con el 44 por ciento de efectividad y con una dolorosa derrota por Copa Argentina ante Chacarita que dejó a la Lepra con un objetivo menos.

El sucesor de Gallego fue Lucas Bernardi, una elección muy cuestionada por su cercanía al grupo, por su escasa experiencia, pero sobre todo por el poco crédito que tenía en los hinchas. Y los resultados le dieron la razón a los vaticinios previos de fracaso. Apenas un 40 por ciento de efectividad, un empate y una derrota en los Clásicos, y afuera de la Sudamericana. El único acierto de Bernardi fue la apuesta a “limpiar” el plantel y proyectar juveniles. Así aparecieron Ezequiel Unsain, Franco Escobar y Denis Rodríguez, tres pibes que dejaron en el hincha la sensación que no todo está perdido. Pero no hay más lugar para los errores. Porque el 2015 se puede olvidar, pero el hincha ya no perdonará otra temporada tan mala.

Ezequiel Unsain, no todo está perdido

Nadie imaginaba en el inicio de este 2015 que el mejor jugador de la Lepra en la temporada iba a ser un juvenil. Incluso pocos podía imaginar que en la lista de los mejores la mayoría de los involucrados iban a ser jóvenes surgidos de la cantera. Pero la necesidad obligó a Bernardi a arriesgar y los pibes respondieron, con Ezequiel Unsain como la gran revelación.

Unsain, de 20 años, debutó en el arco leproso el 17 de agosto en el empate sin goles ante Temperley y cumplió. En total fueron 12 partidos, que bastaron para ganarse el puesto, para que el hincha leproso lo elevara al máximo nivel en su consideración, e incluso para que Gerardo Martino lo tenga en carpeta para los Juegos Olímpicos del próximo año.

El oriundo de Alcaraz, Entre Ríos, atajó 12 partidos y mantuvo el arco invicto en la mitad de ellos. Además contuvo dos penales y fue figura en tres o cuatro partidos. Y lógicamente será titular en la temporada 2016.

Detrás aparecen otros dos juveniles: Franco Escobar y Denis Rodríguez. El primero se adaptó al puesto de lateral derecho y cumplió con creces; en tanto el primo de Maxi, con apenas 19 años, fue importante en el ciclo Bernardi donde jugó 14 partidos, con dos goles y tres asistencias.

Y junto a los tres juveniles se debe sumar a Lucas Boyé, quien llegó en el final de la temporada y cumplió (ver aparte), y a Maxi Rodríguez, quien a pesar de tener una temporada con altibajos y algunos partidos para el aplazo, en el saldo final volvió a ser importante y fue el goleador leproso con 10 goles.

Demasiados desaciertos

A la hora de los refuerzos la Lepra tuvo otra temporada con más desaciertos que buenas incorporaciones. Por mala elección o culpa propia, ni Gallego ni Bernardi tuvieron demasiada colaboración de los futbolistas que llegaron para sumar, y apenas salvó la ropa Lucas Boyé, un manotazo de ahogado en la previa del segundo clásico que podría decirse fue el único acierto.

Con el Tolo llegaron seis futbolistas y ninguno funcionó. Es cierto que hay responsabilidad del entrenador que confió en jugadores que llegaban con escasos pergaminos como para ilusionarse.

La mayor decepción fue Hernán Bernardello. Por su pasado en Newell’s y su presente en Cruz Azul se esperaba mucho del Cabezón, pero en cancha desentonó más de la cuenta y si bien jugó bastante, fueron pocos los partidos para rescatar.

Sebastián Martínez llegó como el caudillo que Gallego pretendía para la defensa, pero apenas jugó 3 partidos (uno como titular) y dejó en claro que su llegada fue un error. Se fue en junio sin que nadie se diera cuenta.

Algo similar sucedió con Juan Neira, quien apenas ingresó 4 veces desde el banco y no hizo nada para justificar más minutos. También rescindió en junio.

En tanto, Nehuén Paz (22 años) y Federico Fattori (23) fueron apuestas a futuro. Dos futbolistas para puestos que había que cubrir y que entre la dirigencia y el Tolo decidieron que podían ser buenas alternativas para el futuro.

Paz jugó 14 cotejos y terminó siendo titular en el ciclo Bernardi, mientras que Fattori tuvo dos lesiones que lo dejaron mucho tiempo afuera y hoy no es tenido en cuenta y pasará a préstamo a Nueva Chicago.

El otro jugador que llegó en enero fue Luciano Pocrnjic, un arquero para tener una alternativa como suplente que jugó poco y sin buenos resultados.

Con Bernardi llegaron menos futbolistas y al menos se pudo rescatar algo. En julio la Lepra incorporó a Lucas Mugni, que venía de jugar poco en Flamengo, pero traía un buen recuerdo de su paso por Colón. Le costó entrar en ritmo, pero tuvo una buena racha con rendimientos altos tras el segundo Clásico y hay expectativas que este semestre levante su nivel.

En cambio, la llegada de Mauro Formica generó expectativas en el hincha, pero el Gato no pudo recuperarse de la operación en los meniscos y tuvo que ser intervenido nuevamente. Apenas 27 minutos en cancha fue demasiado poco. Pero por ser Formica y con dos años más de contrato el crédito está abierto.

El único acierto fue el menos esperado: Lucas Boyé. El juvenil delantero de River entró por la ventana en la previa del segundo clásico jugado en Arroyito y tuvo una presentación consagratoria. Siete partidos le bastaron a Boyé para llevarse el premio al mejor refuerzo leproso de la temporada, para ganarse el corazón del hincha leproso, e incluso para dejar a Scocco en el banco en los últimos partidos.

Scocco, la decepción

En un año flojo desde lo deportivo, los rendimientos individuales estuvieron muy por debajo de lo previsto y si bien fueron muchos los jugadores aplazados, sin dudas que la mayor decepción fue otra pobre temporada de Ignacio Scocco.

A la hora de hacer la lista de los desaprobados los nombres surgen espontáneamente y sin dudar. Leandro Fernández, Oscar Ustari, Milton Casco (vendido en julio), Hernán Bernardello, Martín Tonso, Mauricio Tevez, Hernán Villalba y Víctor López podrían encabezar la nómina sin que nadie desacreditara la elección. Pero obviamente Nacho Scocco, por currículum, por historia, por idolatría con el hincha y por la apuesta económica fue la mayor decepción.

Tras un primer semestre flojo, tras su regreso de Inglaterra, la expectativa por lo que pudiera dar el atacante era mucha. Gallego vociferaba a cuatros vientos que iba a ser quien lo recuperara, pero no sucedió. Dentro de la cancha apenas anotó dos goles y tuvo rendimientos para el aplazo. Y además sufrió lesiones constantes todo el año que no le permitieron tener la continuidad que el propio jugador reclama para volver a ser el temible goleador que fue en 2013.

Con Bernardi jugó algo más, incluso anotó 5 goles. Pero otra vez las lesiones se hicieron presente y terminó mirando los últimos partidos desde el banco.

Y si se tiene en cuenta que Newell’s invirtió en Nacho 3,6 millones de dólares por el pase, más un contrato millonario por cuatro temporadas, la ecuación no cierra y los números de Scocco dan en rojo. Tal vez por eso el propio delantero analiza su continuidad en el Parque.

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