En Australia ratificaron su política de elegibilidad para los Wallabies confirmando lo establecido en 2015 con la llamada “Ley Giteau”. Dicha norma lleva el nombre del jugador Matt Giteau, que militaba en Toulon y para poder jugar el Mundial se cambió la regla que para poder jugar en el seleccionado australiano había que tener 60 test matches y siete temporadas de Súper Rugby.
Durante la semana en Sudáfrica, su head coach Rassie Erasmus, declaró que es muy difícil poder competir con el poder económico de Europa, por lo tanto, los Springboks continuarán con la política de convocar con total libertad. Los Boks venían de capa caída y con los europeos pudieron hacerle frente a Inglaterra y al Rugby Championship.
La directora ejecutiva de Rugby Australia, Raelene Castle, dijo que los Wallabies no adoptarían una postura similar, argumentando que la Ley de Giteau “está funcionando bien para nosotros”.
“Es mantener a nuestros mejores Wallabies en el país debido a su deseo de jugar para los Wallabies”, dijo a The Australian.
Además Castle dijo: “Eso significa que están jugando Súper Rugby, que es muy importante para nosotros debido al rendimiento comercial que el torneo hace y también tenemos que asegurarnos de que Australia sea lo más competitiva posible”.
En el Sur Nueva Zelanda tiene la misma política que tienen en el Norte tanto Inglaterra como Irlanda, jugador que no milite en su torneo no puede ser convocado. En tanto, Gales puede convocar hasta cuatro jugadores que actúen en el extranjero.
Hoy Argentina tiene una política que es un mix entre ambas. Los jugadores saben que de emigrar tienen pocas chances de jugar en Los Pumas. Pero desde la llegada de Mario Ledesma al cargo de entrenador del seleccionado ha habido las llamadas excepciones por necesidad y será esa misma regla la que se utilizará para el Mundial de Japón.
En principio los que están en carpeta son: Ramiro Herrera, Nicolás Sánchez, Juan Imhoff y Facundo Isa. Después Ledesma verá que necesita para fortalecer al equipo.
Lo que está claro es que Argentina debería tomar una medida similar a la que tiene Australia, quizás un poco más baja de 60 tests y 7 temporadas de Súper Rugby, para retener a los jóvenes valores un buen tiempo y luego como piensan en Australia dejarlos ir para que puedan no sólo vivir otra experiencia sino también que puedan hacer una diferencia económica.
