Transcurrió más de un año de aquella promesa formal del gobierno de que se actuaría de inmediato en el dragado del banco de arena que obstruye el principal acceso marítimo a Mar del Plata. La iniciativa se reflotó a los manotazos para la entrada de la fragata Libertad el próximo 9 de enero. ¿Quién pagaría el costo político de una varadura del navío escuela justo en el día de su ingreso triunfal tras el apresamiento en Ghana?
El banco de arena que se forma en inmediaciones de la punta de la escollera sur ha crecido sin control, disminuyó la profundidad y angostó el canal, lo que implica riesgos para el ingreso de buques de gran porte.
El viernes 22 de julio de 2011 Cristina de Kirchner descendió de la formación ferroviaria bautizada Tango –recauchutado tren turístico que une Constitución con Mar del Plata– y, en compañía de Julio de Vido y de Daniel Scioli, anunció la obra de dragado profundo y aseguró que los fondos los aportarían, en partes iguales, la Nación y la provincia. “Fifty-fifty”, confirmó en inglés.
El plan de dragado quedó en el olvido por falta de dinero (eran unos 180 millones de pesos) y de voluntad política. La actividad de la terminal está reducida a la flota pesquera, embarcaciones que van desde las tradicionales lanchas amarillas hasta buques de alta mar con esloras máximas que no superan los 80 metros. La Libertad obró el milagro: resucitó la carpeta de licitación del dragado, ahora por 90 millones, y apareció el billete, o la promesa de la Casa Rosada a Scioli.
La agenda oficial del proyecto de dragado estima el inicio de las tareas para principios de febrero, cuando ya se haya desarmado el palco presidencial y haya pasado la emergencia del acto de arribo de la Libertad.
El titular de Vías Navegables de la Nación, Horacio Tettamanti, había encendido la mecha con una advertencia: el banco de arena en el canal de acceso presenta un riesgo cierto de varadura al buque blanco.
El ingeniero marplatense, dueño del astillero local SPI, conoce de sobra las limitaciones portuarias. No puede tomar trabajos de carenado a barcos de gran porte, porque no hay profundidad suficiente para la operación de sus diques flotantes Mossdok y Mossdok 2000. Tan poco confiable es la batimetría “que hasta varó un aficionado con su tabla de surfear”, relatan divertidos los tripulantes de los pesqueros amarillos. La naviera Maersk suspendió por un tiempo las operaciones con buques portacontenedores tras dos episodios de encallamiento.
Los marinos de guerra, baqueanos en salidas y entradas al puerto marplatense –está asentada la División de Patrullado Oceánico y los submarinos– no escaparon al peligro del bajo fondo. La corbeta ARA Spiro dejó allí el sonar a fines de agosto de 2012, sufrió daños que le impidieron participar de las maniobras Atlasur IX con Brasil, Uruguay y Sudáfrica. La reemplazó su gemela ARA Espora, que permaneció más de 30 días en la base naval sudafricana de Simonstown reparando una avería en los generadores y se temió que fuera embargada por el fondo buitre NML-Elliot, verdugo del buque escuela.
El capitán de navío Pablo Salonio, comandante de la fragata, prevé iniciar la maniobra de entrada al puerto marplatense con la última pleamar del 9 de enero, que será a las 17.25. Afinó el cálculo náutico para contar con marea suficiente y aventar riesgos de encalladura. La draga Mendoza, embarcación que pertenece a Vías Navegables y que tras una campaña de casi dos años no pudo limpiar la boca de acceso al puerto, fue comisionada de urgencia por Tettamanti “para evitar que el banco de arena avance y permitir que el buque escuela de la Armada pueda ingresar sin inconvenientes”, dijo el funcionario a la radio local Brisas.