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La llama de Guns N’Roses ardió potente en Rosario

Liderada por mítico Axel Rose, la legendaria agrupación reunió el lunes siete mil fans en Metropolitano, en el marco del “Chinese Democracy Tour”. El imponente recital sumó clásicos y nuevos temas.

Por Daniela Barreiro

Bombas que explotaron sin previo aviso, imponentes fuegos artificiales, incandescentes juegos de luces de última generación, pantallas gigantes que mostraron con una calidad pocas veces vista en la ciudad lo que ocurría sobre el escenario y hacían referencia audiovisual a esas composiciones que Axl Rose supo incorporar a la historia del rock internacional.

Fuego, un fuego que salía del corazón de los presentes, los hacía cantar y saltar. Un fuego que también flameó de manera literal en el escenario, uno de los más grandes utilizados en una gira en Sudamérica.

Así, con gran cantidad de condimentos a mitad de camino entre la nostalgia y la euforia, la del lunes por la noche en el Salón Metropolitano del Alto Rosario Shopping, fue sin duda una velada que quedará en la retina de las 7 mil personas que presenciaron el esperado show de Guns N’ Roses en su regreso a la Argentina tras 18 años de ausencia.

fotos de Marcelo Manera

Dicen que las cosas buenas se hacen esperar, que lo que cuesta vale y que lo que no se obtuvo con facilidad, se disfruta el doble. Algo así debe haber pasado el lunes por la noche ya que la banda norteamericana hizo esperar a su público local que conservó la paciencia y se mantuvo en su lugar desde las 21 (horario en el que  estaba enunciado el comienzo del show) hasta la medianoche, cuando Axl Rose salió finalmente a escena. La espera fue amenizada por la agrupación porteña Guillermina y los locales de Sikarios y fue altamente recompensada.

A pocos minutos de la medianoche, la calma que reinaba entre el público se interrumpió de repente, las luces se apagaron y el escenario, de más de 20 metros de frente, estalló en pirotecnia, al tiempo que en una especie de contraluz comenzó a verse la silueta de DJ Ashba, uno de los tres virtuosos guitarristas que vienen a ocupar el lugar del que supo disponer con gran éxito y mística el no menos talentoso Slash.

Los acordes de “Chinese democracy”, el tema que da nombre al disco que, editado en 2007, es la excusa de esta gira sudamericana, dieron la voz de inició a un show en el que quedó claro que, con las inevitables consecuencias del paso del tiempo y las insoslayables ausencias, el fuego de los Guns sigue ardiendo.

Fotos: Marcelo Manera

El histriónico DJ y su impecable guitarra (aunque algunos consideran que imita demasiado las actitudes de Slash) dieron paso al esperado ingreso de Axl Rose, el único miembro original de Guns N’ Roses y a quien, sin duda, los presentes esperaban ver.

Fue así que en poco más de dos horas y media de show, el mítico cantante demostró que, aunque los años pasaron y siempre dejan marcas, sigue manteniendo la potencia, las ganas y el aura de “superstar” que siempre lo caracterizó.

La velada se plantó con puro hard rock y sonaron sin pausa “Welcome to the jungle”, el gran éxito de Appetite for destruction, del mismo modo que “It’s so easy” y “Sorry”.

Foto: Marcelo Manera

Tras un “gracias” emitido tímidamente por Axl en un castellano bastante poco entendible, tuvo lugar la presentación de Richard Fortus, otro de los virtuosos guitarristas del grupo.

El recital contó con una característica muy especial: el protagonismo indiscutido de Axl Rose fue dando paso a la valoración de los músicos que lo acompañan. A lo largo del recital, cada uno tuvo a cargo la interpretación en solitario de un pequeño set en el que no sólo estuvieron en primer plano para ser reconocidos por el público, sino que también demostraron estar a la altura de las circunstancias con talento y presencia escénica .

Enfundado en un jean gastado y una campera de cuero de negra, Axl fue virando entre un sombrero blanco estilo cowboys y el pañuelo a modo de vincha que siempre caracterizó su look mientras revisitaba clásicos y mostraba nuevos temas.

En esa línea sonaron “Live & let die”, una canción de la banda inglesa Wings escrita por Paul y Linda McCartney en 1973 que Guns N’ Roses reversionó e incorporó a su playlist en vivo en 1991; “Rocket queen”, que pertenece a Appetite for destruction, y los nuevos “This i love” y “Better”.

Tras cartón, un piano entro en escena y ocupó gran parte del espacio para dar paso al momento de Dizzy Reed y, más tarde, a las hermosas composiciones “Street of dreams” y “You could be”. Siguiendo la línea de los solos, la guitarra de DJ Ashba comenzó a sonar, un set que el público escuchó expectante hasta que estalló en euforia cuando se escucharon los acordes de “Sweet child”, una de las canciones más coreadas de la noche.

Si algo caracteriza a este tipo de recitales internacionales tan demandados por un sector del público que supo conocer a las bandas en cuestión en sus épocas de esplendor, es la gran expectativa que se genera en la previa.

Quizás la principal tenía que ver con el momento en el que Rose se sentaría frente al piano e interpretaría aquellos románticos temas que supieron enamorar a la platea femenina. Y pasó: Axl tomó el control del piano y a modo de “enganchados” hizo un guiño a Pink Floyd interpretando “Another brick in the wall” y tocó la melódica “November rain”.

En el devenir del show se mixturaron matices que fueron del más puro hard rock al potente rock melódico que caracteriza cada performance de la banda formada en California en 1985, y que, sin dejar de aportar climas de euforia de la mano de cortinas de fuego y pirotecnia, tocó, cerca del final, las recordadas “Heaven’s door”, “Paradise city” y “Oh my god”, al tiempo que estrenó (al menos para el público local) “Scraped”, “I.R.S”, “If the World” y “Prostituye”.

Cortinas de papelitos rojos comenzaron a caer sobre el público, dos horas y media habían pasado del inicio del recital y ya se palpitaba el final que llegó de la mano de “Shackler’s revenge”, uno de los cortes de Chinese democracy. Se trata del sexto disco de estudio y el primero que contiene canciones inéditas tras la edición de The Spaghetti Incident?, en 1993, que hizo su debut y sirvió de excusa para que Axl Rose y sus fanáticos locales se reencontraran y revivieran el romance que, evidentemente, se mantiene intacto.

Foto de Marcelo Manera
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