“El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”, la frase pertenece a Jorge Valdano, campeón del mundo con la selección argentina en 1986. Y en esas cosas importantes, las instituciones deportivas no se quieren quedar al costado de la línea de cal.
En un nuevo aniversario en conmemoración al Día Internacional de la Mujer y en el marco del tercer Paro Internacional y Plurinacional de Mujeres y Disidencias, los clubes de fútbol de Rosario tienen en agenda diferentes actividades para sumarse a una lucha que lleva años.
Central decidió que las trabajadoras mujeres del club paren e invita a movilizar a la marcha que concentra este viernes en la Plaza San Martín a las 17. En Newell’s definieron que en el partido del sábado ante Talleres las mujeres entren gratis. Lo mismo sucederá con el partido del domingo de Central Córdoba. Una serie de actividades de las instituciones deportivas que dejaron de hacer oídos sordos y se pusieron la camiseta que lleva inscripta una larga lista de reclamos y desigualdades (ver aparte).
Florencia Rovetto es docente investigadora de la Universidad Nacional de Rosario y del Conicet. Forma parte del Núcleo de Género de la Facultad de Ciencias Política y RR.II. e integrante de Ni Una Menos Rosario, y en una charla con El Hincha habló, entre otras cosas, sobre la importancia de que los clubes de fútbol se manifiesten públicamente contra la violencia de género.
Lo que destaca Rovetto es que cualquiera sea la manifestación pública contra la violencia machista es importante para poder “desmontar los mecanismos que hacen que el patriarcado siga subsistiendo”.
Y recalca que el feminismo viene a revolucionar todos los espacios. Y en esos espacios también incluye el fútbol. “Creo que los clubes no quieren quedar afuera de la historia”, explicó. Y agregó: “Más que nada en un contexto que está cada vez más atravesado por las disputas que los feminismos vienen a dar. Y esa disputa es en todos los espacios. En las canchas y en los clubes”.
La investigadora del Conicet destaca que “el fútbol como institución es un espacio donde esas disputas se manifiestan claramente”, no sólo por ser un espacio históricamente misógino y machista, sino porque es “un lugar donde los hombres despliegan toda su virilidad, ya sea deportivamente como en la lucha y la pelea para demostrarnos quién es más viril y más competitivo”.
“Que los clubes estén generando estas actividades no tiene que ver solo con una voluntad del club, sino con que tienen mujeres trabajadoras, y también con que cada vez hay más jugadoras de fútbol, u otras identidades feminizadas, que vienen a decir que ese lugar las violenta, las ningunea, las deja al margen, y que además les gusta el fútbol y quieren participar en todo lo que allí sucede”, amplió.
En ese sentido, Rovetto destaca que en los últimos años en los clubes se realizan actividades vinculadas a micromachismos y a trabajar en sensibilización sobre la violencia. Y que estas nuevas actividades que se están programando de cara a un nuevo 8M tienen que ver con “elevar un poco más la apuesta”.
“Elevar el piso de lo que están dispuestos a movilizar. No lo hacen porque de golpe los dirigentes de fútbol, los jugadores y los fans varones se volvieron feministas, sino porque detrás hay una lucha sostenida de muchas compañeras y compañeres que vienen a decir que eso así como está no sólo no les representa, sino que atrasa en un contexto de cambio que necesita que todos los espacios estén a la altura de las circunstancias”, explicó. Y resaltó la importancia de comenzar a cuestionar los funcionamientos de los clubes puertas adentro. Porque en las instituciones deportivas sucede lo mismo que en otras entidades públicas o privadas: hay pocas mujeres en los puestos de poder y en la toma de decisiones.
“En la mesa chica de todos los espacios, donde hay poder, las mujeres no participamos. En los espacios de toma de decisiones, porque queremos construir de otra manera ese poder, sobre la base de la solidaridad, el acompañamiento. No para generar más competencia y más meritocracia. Eso es lo que molesta e interpela tanto, porque saben que vamos a por todo. En ese sentido que las compañeras de los clubes que participen de las marchas y las asambleas, es fundamental”, explicó.
En esa modificación Rovetto afirma que el feminismo es clave. “Todo lo que vienen realizando las organizaciones, las compañeras que están organizadas y las que no, las colectivas trans permite comenzar esta transformación”, explicó y destacó que la primera movilización del Ni Una Menos marcó un punto de inflexión. “Visibilizó masivamente un montón de demandas, reclamos, reivindicaciones y luchas históricas que siempre estuvieron ahí, pero que no llegaban a tanta gente. Y eso ha sido producto de las nuevas generaciones, también de las redes y las nuevas tecnologías, pero también de la persistencia e insistencia de pensar estrategias comunicativas, políticas, para incidir en un número cada vez más creciente de la población”, comentó.
Y en ese poner en evidencia una problemática que muchos optaban por dejar bajo la alfombra, aparecen los estadios de fútbol como un canal de proyección masivo. Un espacio tan multitudinario como una cancha de fútbol “va dejando un sedimento para poder pensar en otras maneras de vivir”.
“Hace dos años llevamos la bandera del Ni Una Menos el 3 de junio a la cancha de Central y dimos la vuelta en el césped del Gigante. Hubo muchos aplausos y también una silbatina, pero eso salió en los diarios, se vio y tuvo repercusiones”, ejemplificó Rovetto.
Y las repercusiones no se dieron sólo en las tribunas, sino también puertas adentro de los clubes rosarinos. Y así, de a poco, las instituciones deportivas comenzaron a hacerse eco de un reclamo y de una lucha que tiene muchos años. Y en el mundo del fútbol, que moviliza masas, es fundamental comenzar a visibilizar estas problemáticas.
“Podemos ser de Newell’s, de Central, peronistas o radicales, pero en términos de dar disputados concretas nos aliamos. Somos un concierto heterogéneo de colores, pero todas juntas y eso es lo que tenemos que potenciar”, cerró Rovetto, integrante de Ni Una Menos, feminista, investigadora y docente. Que esta tarde se mezclará en la marcha con camisetas canallas y leprosas.