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La lucha de la madre de una nena trans por lograr un lenguaje inclusivo

Gabriela Mansilla, directora de la Asociación Infancias Libres, señaló que "el lenguaje inclusivo no es solo hablar con la «e» o agregar una «x», es darle legalidad a los cuerpos que están hablando". Su hija, fue la primera niña trans argentina en obtener su DNI acorde a su identidad de género

Gabriela Mansilla, mamá de la primera nena trans en tener su DNI acorde a su identidad de género, pidió este viernes en el Congreso de lenguaje inclusivo que se realiza en La Plata, que no sólo se hable con la «e» sino que se respete el lenguaje corporal porque decirle a un niño que su cuerpo está equivocado «es violento».

«El lenguaje inclusivo no es solo hablar con la «e» sino es darle legalidad a los cuerpos que están hablando. El cuerpo de mi hija habla y debe ser escuchado», dijo Mansilla, directora de la Asociación Infancias Libres, en diálogo con Télam.

Su hija, Luana, fue la primera niña trans argentina en obtener su DNI tras la sanción de la Ley de Identidad de Género en 2012. Desde entonces, Mansilla se volvió una referente de la lucha por los derechos de las niñez trans en Argentina.

«Si la sociedad acompaña y baja la presión sobre los cuerpos transgénero, va a bajar también el futuro de la adolescencia hormonada, o los bloqueos de la pubertad que también son un problema», alertó.

Mansilla, quien escribió «Yo nena, yo princesa» para contar la historia desde que Luana dijo esa frase, a los 2 años, hasta que obtuvo su documento, explicó a Télam que en el lugar donde más resistencia encontró con su asociación es en la propia escuela ya que «se imparte una educación biologicista, binaria, patriarcal y machista, dentro de una norma donde el cuerpo de mi hija no entra, no tiene derechos».

«Si no sos obediente y entrás en los casilleros que hoy marca esta educación, estás afuera y condenada a la violencia», reflexionó.

«Es importante tomar al lenguaje inclusivo no solo desde la deconstrucción de los géneros, sino hablar de un lenguaje inclusivo que pueda nombrar -también- la corporalidad travesti trans», explicó Mansilla quien está por está por lanzar su tercer libro, que tendrá una guía de prácticas docentes que incluyen a los cuerpos trans.

Luana va a cumplir 12 años y Mansilla indicó que es necesario debatir «el lenguaje que rompa el binario de los géneros, y que de cuenta de ese tercer lugar que falta».

«Mi hija tiene su DNI, puede ser respetada como ella desea pero en un libro todavía no está», dijo, y se preguntó: ¿Cómo se nombra un cuerpo trans si en los libros o manuales que brinda la ESI se nombra al cuerpo masculino o el cuerpo femenino de acuerdo a la genitalidad?».

Mansilla habló este viernes en el panel «Niñeces» en el Congreso de Lenguaje Inclusivo organizado por la Defensoría del Pueblo bonaerense y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Del panel también participaron la travesti escritora y activista en derechos humanos, Alma Fernández; Eliana Vázquez, ex directora de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social, y Ro Ferrer, de editorial Chirimbote.

«¿De qué me sirve a mí que ciertos sectores de la academia hablen usando el ‘todes’ cuando mi colectivo se sigue muriendo a los 35 años?», se preguntó. Fernández, quien reflexionó la manera en que el lenguaje inclusivo impacta en el colectivo trans.

Consideró que si bien permite salir del «binarismo del los y las, incluyendo ‘les’, todavía se necesita más inclusión desde otros lugares, desde lo laboral, desde la educación y desde la salud».

«¿Desde donde decimos soy inclusivo? ¿Somos inclusivos solo por hablar con «e» o agregar una x en algunas palabras?», se preguntó.

Vázquez, remarcó la importancia de que existan «herramientas» para que las escuelas «sean lugares donde prime la justicia social» y que «estén a la altura de las circunstancias».

«La idea es que todas les niñeces puedan ser más felices y libres si podemos reconocer a cada niñe cómo quiere ser, y como quiere que le nombren», advirtió.

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