Antes de dar a conocer su nuevo proyecto musical y en el marco del último show del año, esta noche, La Maderita, banda rosarina que mixtura la música popular local con diversidad de corrientes estéticas, llegará al escenario de Berlín Café (Zabala 1128) para, desde las 22, seguir presentando su primer disco, Simple, y adelantar temas que formarán parte de Aire, su segundo material.
Integrada por Nicolás Cáccamo (percusión), Leandro Wollschlejel (sintetizadores y sampler), Alexis Kanter (bajo eléctrico), Nicolás Cúneo (guitarra), y Germán Roffler (guitarra y voz), el grupo se formó en 2008 influenciados por músicos como Fandermole, Carlos Aguirre y Spinetta, según apuntó su vocalista.
Con un repertorio que expande los bordes de la música popular con instrumentos ajenos a ella como los sintetizadores, el resultado se percibe ecléctico y los samplers –no obstante– no vulneran la matriz sonora del género, más cuanto aportan un cierto grito generacional que no niega la tradición pero sí apuesta a expander sus propios límites.
“La música popular es una constante de renovación. Si uno se pone jodido podría decir que hacer folclore es lo menos tradicionalista que hay porque, básicamente, éste es un género hecho de tres o cuatro cosas que no son propias de la Argentina”, prosiguió el músico.
En Simple, la banda presenta zambas, candombes, chacareras y vidalas con un espíritu impar. “A mí me gusta tomar el ritmo de chacarera –quizá no tanto la forma– y usar el germen de la rítmica; y que eso sea un puntapié para laburar con otros acordes o armonías que no son propias de la chacarera o el gato, por citar un ejemplo. Mezclar un bombo legüero con un loop y una viola eléctrica con otra criolla es natural para nosotros porque venimos de ese lugar”, desarrolló Roffler, quien ostenta haberse criado escuchando músicas tan diversas como las de Charly García, Dúo Coplanacu y Depeche Mode. “Esa mezcla de lo acústico con las máquinas y los ritmos folclóricos es lo que tenemos que hacer”, destacó.
En cuánto a sus temáticas, Simple se nutre de lo local para extender su propia mirada hacia el mundo. “Las canciones son muy rosarinas, porque esta ciudad es un punto extraño a la hora de componer: No está en el medio del agite que es Buenos Aires ni lejos de todo”, señaló Roffler, al tiempo que expresó: “El disco tiene un color urbano que se puede evidenciar en la cercanía del agua o los objetos que posee”.
“Ese disco tiene patas importantes como la cuestión de la percusión, voces y rítmicas; la parte de las violas y arreglos; y la conexión con las máquinas y sintetizadores que se hará presente en el próximo disco”, aseguró el artista que planea lanzar esa placa en al segunda mitad del próximo año.
A partir de una puesta que entrecruza diversas disciplinas, la velada contará con la participación de Hernán Roperto en proyecciones en un recital que se plantea como espectáculo multimedia donde la música y las imágenes cobren un sentido inequívoco, que servirá de antesala para “Desaire”, el proyecto del escritor Fabricio Simeoni que amalgama poesías, fotos y música y que tendrá a La Maderita abocada a un segmento que presentará en forma de álbum. Sobre cómo nació la idea de crear Aire y sumarse al proyecto de Fabricio Simeoni llamado Desaire, el músico contó que el escritor tiene una serie de libros donde trabajó una serie de elementos como el agua, la tierra, el aire, y el fuego. “El primero salió con un disco de Coki & The Killer Burritos que fue Agua Virgen; el segundo salió solo y fue Episodios del Fuego; y ahora saldrá Desaire, sobre el aire, donde Fabricio nos convoca a trabajar sobre su libro. Así empezamos a componer las canciones a partir de trabajar el concepto Aire”.
Lo visual aparece como constante en la música del grupo que lo considera como elemento “fundamental” a la hora de crear canciones. “A lo que presentaremos este sábado, el año que viene sumaremos la palabra dicha”.
