La cantautora española Vanesa Martín decidió hacer el disco Siete veces sí íntegramente compuesto y grabado en pandemia. “El covid-19 nos dejó con la emoción a flor de piel, los sentimiento en carne viva”, dijo.
La artista malagueña confesó a la agencia de noticias Télam: “Al momento de estar encerrada pensando en veinte mil cosas a la vez, con la rabia, la impotencia y el miedo al mismo tiempo porque parecía apocalíptico, me agarré a la música y empecé a escribir y a contar historias”.
Martín deslumbró con su primer disco, Agua (2006), y se convirtió en una compositora muy solicitada al punto tal de que Raphael, Sergio Dama, Malú, Pastora Soler, María Toledo, India Martínez, Pablo Alborán, Antonio José, Auryn, Estrella Morente y Aurora Guirado, entre más, le solicitaron canciones.
De hecho, junto a Malu y a Rozalén, Vanesa encarna una camada de cantautoras españolas que está instalando a las mujeres con peso propio dentro de la música hispanoamericana.
“Por mucho que te recomienden parar, yo creo que si el disco es bueno hay que sacarlo. Entendí cuando Warner, mi discográfica, e incluso mi manager, me recomendaron guardar el disco y sacarlo en 2021 porque era de locos con la situación que estábamos viviendo, pero yo me dije: «¿Qué hago con un disco en un cajón?»», aseguró Martín quien además apuntó que estas composiciones nacieron en un momento específico. “En un momento de locura”, aseguró.
“A lo mejor en 2021 me apetece contar otras historias nuevas, porque si tienes un disco y estás de gira dos años, estás en eso, pero si tienes un disco y lo guardas a lo mejor te apetece retocarlo y nos volvemos locos y la energía iba a ser otra diferente. Yo pedí salir independientemente del momento y por suerte me acompañaron. Nos arriesgamos y lo agradezco al día de hoy porque la música es cómplice, aliada y compañera”, evaluó la artista.
Además, en el marco de la misma charla, apuntó: “Mucha gente necesita la cultura en general, las artes, para mantener viva tu inspiración, la serenidad en tu cabeza, tu sentimiento y atreverte a hacer cosas. Que tu estado de ánimo te suba, porque es muy difícil el momento que estamos viviendo para la cabeza”.
Para Vanesa, “la gente está ahí y demanda historias”. Y agregó: “Te saca de tu preocupación, de tu dolor de cabeza y te alimenta. Además es un disco que ha nacido así y lo he producido entero en Málaga, que nos hemos quemado las cabezas con el FaceTime y el estudio de cada uno en sus casas; por suerte que lo teníamos. Este disco tenía que salir para acompañar a la gente. Es un disco muy positivo, además. No habla desde lo más profundo de la soledad o del momento gris que estamos pasando, es un disco que te zarandea y dice «hay que vivir la vida». La pandemia nos paró en seco, pero tenemos que ser fuertes, tener energía y horizonte. Por eso es un disco que tiene pasado y futuro, muchos contrastes, hay mucha intimidad y mucho misterio en algunas canciones y esa sensación de querer agarrar y exprimir la vida; cada minuto como si fuera el último”.
“De pequeños, mis padres nos han educado en esa energía, en ese espíritu y en ese carácter. Ante un momento de adversidad tenemos que arremangarnos con el machete en la boca. No podemos quedarnos, yo no soy persona que sepa quedarme tranquila sin hacer nada. De hecho, en pleno confinamiento saqué una canción que me asocié con Cruz Roja para recaudar el máximo de fondos posible para adquirir material sanitario y ayudar a personas de la tercera edad. Era una necesidad de aportar mi granito de arena y acompañar”, confesó Martín quien en una de sus nuevas canciones hace referencia a una musa inmortal.
“Para mí la musa es algo metafórico, en el sentido de que es la inspiración y que además no tiene forma. Siempre digo, se me mete algo dentro de mi cuerpo, dice lo que tiene que decir y se va. Yo me he basado en la vida, en experiencias propias y en experiencias de otros. Hay canciones como «Salto mortal» en la que cuento la historia de Cisco García, un deportista cordobés que sufre un accidente haciendo snowboard y pierde la movilidad de las piernas. Me meto en el pellejo de su pareja, Raquel, y en cómo viven esa historia ellos dos. En «Despedida y cierre» hablo de una pareja que encuentro discutiendo en Dublín, en mi gira por Europa, y a partir de ahí me hago mi propia película de una pareja que tiene una relación tóxica y que va incomodando a un niño pequeñito de 2 años que venía jugando primero y cuando la discusión se iba arriba soltó la manita y se les quedó mirando”.