Anabel Ibarra / Medica trabajadora de la salud pública y privada
Siempre me ronda la pregunta que motiva a un médico a ser médico. Pareciera ser que desde que uno pisa la facultad, empieza a regirse por ciertos principios tácitos.
Un primer principio dice “te formaras por años para poder ejercer tu práctica”, 9 años es un piso que se queda corto, 6 años de carrera universitaria y luego de 3 a 4 años de especialidad. El título de médico, de la universidad habilita a pocas prácticas del ejercicio laboral.
Una vez que pasado ese lapso de tiempo, aparece un segundo principio “Tomarás todos los trabajos que puedas” por lo cual al recibirnos tomamos trabajos de todas las formas y colores. No hay límite de lugares, días, horarios, tampoco feria ni feriados. Y allí hace aparición el tercer y más nefasto principio “Trabajaras por el valor que decidan pagarte” con lo cual, lo que cobras nunca alcanza y seguís tomando más trabajo de más formas y colores y así sucesivamente.
Esto me lleva a la conclusión de que, para ser médico, hay que estar un poco loco y a esa cuota de locura la bautizaron vocación. No encuentro hasta ahora, otra razón que explique este estilo de vida.
Esta forma cuasi loca, de transitar la vida misma, termina dando lugar a que ciertos oportunistas vieran la ocasión de lucrar no sólo con la vocación de los médicos sino con la salud de las personas, un negocio redondo, porque quien no se enfermó, o está enfermo en algún momento va a enfermar, asegurando una cartera fija y productiva de fieles clientes.
Lo que comenzó como un robo hormiga, hoy se ha convertido en una repugnante estafa a quienes nos han convertido en la mano de obra más especializada y barata: los médicos.
Y en eso, quiero ser clara nadie trabaja de la forma en que estamos trabajando para amasar una fortuna, al menos ese dinero no lo contamos nosotros, el último eslabón de esta cadena perversa.
Hemos llegado a tal punto de explotación de estos ladrones de mano de plomo y guantes de seda, que no sabemos que cobramos ni cuando lo cobramos. Lo que sí sabemos es que no alcanza y que no se corresponde con la tarea, formación y responsabilidad que implica el cuidado de la salud de las personas.
La ecuación es muy sencilla: donde se enriquecen unos pocos, nos empobrecemos muchos.
Por esto en este día que pareciera ser nuestro, queremos llamar a una reflexión social de este reclamo tan simple y tan humano, que es poder cobrar dignamente: que es digno para nosotros, que sea acorde a nuestro trabajo y que sea al mes como cualquier trabajador.
Y no aceptamos de ninguna manera que por este reclamo justo se nos llame Villanos
VOCACION SI, TRABAJO SI, ESTAFAS NO.
Medica trabajadora de la salud pública y privada