No importó el calor, ni el sol flamígero de un octubre disfrazado de enero. Con 36 grados a la sombra, la comunidad LGTBIQ+ desafió todo pronóstico y reventó la plaza Libertad el sábado por la tarde en la edición número 15 de la Marcha del Orgullo Rosario. En el ambiente se respiraba un clima de ansiedad por el reencuentro, de alegría contenida por todos los besos y abrazos que se pusieron en pausa durante el 2020.
Y aunque el gobierno dice que la pandemia no se terminó, que el bicho sigue dando vueltas, las ganas pudieron más y las que se viralizaron esta vez fueron las locas, las travestis y trans, las tortas y lesbianas, les intersex, no binaries, y todas las identidades disidentes de la norma binaria y heterosexual que rige durante 364 días al año. Porque este 30 de octubre, al menos por unas horas, la regla fue despojarse de los mandatos, liberar el cuerpo y mover las cachas.
El punto de encuentro no fue casual. La plaza de Mitre y Pasco es un emblema para la comunidad trans porque allí se concentra gran parte de la actividad de las trabajadoras sexuales. También en los alrededores funcionó hasta hace unos años el bar Inizio, una referencia histórica para el colectivo de la diversidad sexual. Así lo recuerda Miriam, una artesana de 50 años que fue para acompañar a hijes de amigues en su primera marcha: “Vivíamos en esta plaza y que ahora esté sucediendo esto es un orgullo”, exclamó.
Desde muy temprano quedó inaugurada la clásica feria de artesanxs bajo la inmensa arboleda que se encuentra en la esquina de Sarmiento e Ituzaingo, en donde un centenar de emprendedores pudieron exponer sus producciones cargadas de color y creatividad. También estaban las chicas del Archivo de la Memoria Travesti Trans regalando pines y stikers, y las integrantes de la cooperativa Juntas y Unidas con información sobre su trabajo de gestión social que funciona desde el 2019 en la ciudad.
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Por la inesperada ola de calor, les organizadores recomendaron asistir con ropa liviana y beber mucha agua. Lo segundo fue posible gracias a que fue habilitado un puesto de hidratación. Sobre la ropa el criterio fue más subjetivo, pero no faltó el glitter (¡que no sale con nada!) mucho brillo, remeras y medias de red, mucho rush y enormes zapatos con plataforma como los que lucía Laly Krupp con los que protagonizó una escena ya clásica con Pup Argos, un joven con cabeza de perro en una performance de dominación.
En otro sector, les chiques de Mesa Positiva montaron una intervención con un maniquí cuyo rostro estaba tapado con pastillas antirretrovirales usadas en los tratamientos para el VIH rodeado de carteles con distintos textos críticos. “Esto tiene que ver con la forma de visibilizar el virus. Lo que se instala a través de los discursos preventivos como los de la prevención combinada, enfunda una opción para vivir que no rompe el estigma”, explicó Fede Abib.
Mientras tanto, sobre calle Mitre las carrozas se empezaban a preparar para la caravana que salió pasadas las 17.00 en medio de un clima de festejo y celebración. “Hoy me levanté emocionado, se me cayeron unas lágrimas porque es un espacio donde nos transformamos, nos sentimos de otra manera ¿Por qué esto no puede ser así todo el tiempo?”, se preguntó Gaspar, docente e integrante Los Yaguaretés, uno de los grupos que promueven el deporte con perspectiva diversa y disidente en Rosario.
Al ritmo de “soy Mocatriz, modelo, cantante y actriz” de la banda española Ojete Calor, les chiques de Movimiento Kiki Rosario – el espacio que agrupa a las casas de ballroom en la ciudad – arrancaron el agite desde una de las carrozas que prendió la llama. “Estar acá en vivo y en directo, ver a toda esta gente, esta multitud, me parece increíble, es una sensación muy fuerte”, expresó Laurita Gosh, poeta y DJ que animó una parte de la marcha con sus temas.
El recorrido se extendió desde plaza libertad hasta Pellegrini, pasando por Buenos Aires hasta llegar a Córdoba para desembocar en el Parque Nacional a la bandera con al menos 4 carrozas, y decenas de organizaciones de la disidencia sexual, partidos políticos y movimientos sociales. “Esto es como volver a casa, mi gente, mis amores, mi comunidad, es volver a la vida y ahora vamos por todo”, comentó Amalia Salum, histórica militante torta de Rosario.
La caravana estuvo encabezada por integrantes de la Coordi Orgullo Rosario, el lugar que nuclea a les integrantes de la comisión organizadora, quienes pasadas las 19.00 anunciaron oficialmente que los cálculos habían desbordado cualquier estimación con más de 25 mil personas en las calles. “La convocatoria 2021 sigue creciendo en asistentxs demostrando ser el mayor evento por la igualdad y la diversidad en Rosario”, señalaron en un comunicado.
Les chiques quieren marchar (y quieren ESI)
Una de las características del Orgullo 2021 fue la enorme afluencia de chiques en edad de secundario que participaron por primera vez, o que fueron en el 2019 y se quedaron con ganas de más. Tal fue el caso de dos amigues de 17 y 16 años que se vinieron en bondi desde Pueblo Esther para sumarse a la marcha. “Es algo muy lindo que se tiene que ver, mostrar, y hablar como muchos otros temas”, apuntó Milagros. También reclamaron que haya más educación sexual integral en las escuelas: “Como chico trans yo le tuve que explicar a la maestra que me trate con pronombre masculino”, señaló Nico.
Para Abigail de 18 años también fue su primera marcha y estuvo acompañada por dos amigas, Rosario y Sabrina de 16: “A penas llegamos le dije a las chicas que quería llorar de la felicidad. Siempre quise estar en un lugar acorde a mi identidad”, expresó la joven. Las pibas también renovaron el reclamo por más ESI en las escuelas, y una de ellas comentó que en su colegio habían realizado actividades alusivas a la diversidad sexual.
En tanto, una nutrida columna de la Federación de Estudiantes Secundarios que agrupa a jóvenes de 8 escuelas de la ciudad, también se ubicaron con sus banderas y pancartas para sumarse a la movilización: “Es muy lindo que nos podamos unir entre todos para estar acá. Por más que hemos avanzado, todavía hay un montón de cosas por cambiar”, indicó Julieta. También aseguró que el único acercamiento a la educación sexual que tuvieron fue a través biología: “Las pocas actividades que hubo las organizó el centro de estudiantes en mi escuela”.
Por su parte, Diego y Fede se vinieron desde San Lorenzo en lo que fue su segunda incursión en el Orgullo LGTBIQ+: “Teníamos mucha ansiedad, porque nosotros participamos en el 2019 y después se cortó”, señalaron. Uno de ellos comentó entre risas que se vino pintado y maquillado en colectivo interurbano frente a la mirada indiscreta de los pasajeros: “Mi importó un huevo, que digan lo que quieran, que se rían”, aseguró.
También Candela, de 22 años, marchó junto con su novia y expresó emocionada: “Cuando me di cuenta que era torta a los 16 no marchaba porque me daba cosa. Ahora no quiero faltar nunca”. En el mismo sentido, Lucas de 25 marchó con una pechera que llevaba inscripta el fragmento de una canción del cante español El Kanka que lo ayudó en su proceso para salir del closet. Por su lado, Lucy y Mandy marcharon con carteles con reversiones de algunas frases populares como “paki que el lee” por “puto el que lee” y “troloridad” por “sororidad”.
En otro sector, Noah, reconocide activista trans y no binarie, pululaba por la marcha con esténciles que decían: ‘Nadie nace cis’, ‘Capaz sos trans’ y ‘Arde Paki’: “El género es una percepción de la sociedad y la cultura”, explicó le joven. La nota emotiva de la tarde la puso una mamá que marchó junto a su hija de 16 años con un cartel que decía: “Sí tu familia no te acepta, acá tenés una nueva mamá que te acepta tal y como sos”.
En diálogo con El Ciudadano, Carina expresó: “Yo acepto a mi hija como es, y acepto todo lo que ella decide. Estoy a favor de todo lo que le haga bien a los chicos. Cuando ella me lo contó, yo como mamá ya me había dado cuenta, lloramos juntas y fue lo más lindo que me pudo haber pasado. Le digo a las otras mamás que apoyen a sus hijos en el sentido que sea, el amor es el amor y es lo más lindo que hay”.
Señor, señora, no sea indiferente
Uno de los clásicos de la marcha del Orgullo es recibir muestras de afecto y arengas desde las ventanas y balcones a medida que avanza la caravana. Pero esas expresiones, no siempre son improvisadas sino que hay una preparación y una espera de les manifestantes. Y este fue el caso de una pareja de adultos mayores de Sarmiento y Pellegrini que ante el clamor de la mariconería activó el protocolo del orgullo y salió al balcón agitando la bandera del arcoíris y de la comunidad trans. También Fanny, una mujer de 93 años que se asomó a su ventana para saludar: “Es una marcha del amor”, le dijo emocionada a El Ciudadano.
La marcha llegó a su fin cerca de las 20.00, pero la fiesta no se terminó. Sobre un imponente escenario con el río Paraná como telón de fondo, Laurita Gosh recibió a las columnas con un set de temas para bailar. La Lucero y La Rubí animaron la noche en la que por fin comenzó a menguar el calor, y el césped del parque nacional a la bandera trajo alivio al sofocón del cemento. Este año, el documento de posición constaba de 13 consignas entre las que se destacaron el fin de crímenes de odio, la aprobación urgente de la ley de VIH, el reconocimiento del trabajo sexual y la aparición de Tehuel de la Torre, el joven trans que fue a una entrevista de trabajo a principios de año y nunca regresó.
El texto, leído a coro por integrantes de las organizaciones en distintos momentos de la noche, también pidió por la implementación efectiva del cupo laboral travesti trans en Santa Fe, el fin de las políticas y discursos de odio, el cumplimiento real del aborto legal seguro y gratuito en todo el país, educación sexual integral en las escuelas para tener infancias y adolescencias libres, separación de la iglesia del Estado, memoria de las identidades disidentes perseguidas en dictadura y democracia, orgullo disca, críticas a la X en el documento para les no binaries y aprobación urgente de la ley de humedales.
Les chiques de “Mundialmente famosas” le pusieron rock, blues y clásicos de la música universal a una noche en donde la ansiedad de las primera horas dio paso al disfrute con una brisa que relajó los cuerpos después de una marcha intensa. El cierre estuvo a cargo del Leo García, consagrado artista de la comunidad LGTBIQ+ a quien se lo vio visiblemente emocionado por la alegría del reencuentro.
Desde el escenario avisaron sobre el final que ya hay un compromiso asumido y es para el 1 de octubre del 2022 en la edición número 16 de una movilización que promete seguir batiendo nuevos records. Ahora sí, cerca de la medianoche el Orgullo 2021 escribió su punto final todavía cargado de brillo, tacones, cueros y máscaras en lo que fue una revancha inédita de las diversidades y disidencias sexuales tras los meses de cuarentena.
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